Cuando se acaba el pan de piquito
En el ejercicio periodístico de negocios, es muy común toparse con personas en extremo temerosas a la hora de divulgar cifras, hablar para el récord sobre flujo de efectivo y abrir sus libros para opinar libremente sobre lo que han ganado o lo que dejaron de generar.
En cambio, es poco común encontrase con personajes dispuestos a hablar sin pelos en la lengua, con total transparencia y sin miedo a las repercusiones que esas expresiones puedan tener en un Puerto Rico donde todo el mundo se conoce.
Este último es el caso del actual secretario de Hacienda, Juan Zaragoza, quien desde que asumió el cargo venía advirtiendo sin ambages sobre las debilidades de esa agencia y sobre los patrones de evasión contributiva que se habían vuelto uso y costumbre entre una plétora de comerciantes e individuos.
Zaragoza, sin embargo, no es el primero en hacer este tipo de denuncias. Muchos antes que él, comenzaban haciendo señalamientos similares. Pero por las razones que fueran el status quo se mantenía, la captación no aumentaba y los impuestos, a su vez, seguían en ruta ascendente.
La diferencia con el actual Secretario y sus predecesores es que ahora, más allá de hacer los señalamientos sobre los evasores y sobre la necesidad de reformar la manera en que Hacienda opera, Zaragoza está tomando acción. Y como consecuencia, el avispero está revuelto.
Desde noviembre, en las ya famosas redadas de Hacienda, Zaragoza ha embargado a decenas de icónicos negocios en Puerto Rico causando revuelo, y al mismo tiempo una avalancha de quiebras, movida que muchos han acogido para no tener que pagarle al Estado. Pero el mensaje a los evasores de parte de Zaragoza es que “esto apenas comienza”. Aun los que se escuden tras la bancarrota, asegura el Secretario, tendrán que pagar cada centavo de los impuestos que cobraron pero que nunca remitieron al Gobierno.
Hoy en portada de revista Negocios de El Nuevo Día, nuestro periodista Antonio Gómez entrevista al Secretario de Hacienda sobre su plan, más allá de los embargos, detallando los próximos pasos que tomará el funcionario con el objetivo de reducir la perversa plaga de la evasión contributiva.
Algunos argumentarán que el plan no es el mejor, que viene a destiempo o podrán criticar que Hacienda aún no ha pagado todos los reintegros. Pero nadie puede negar que, ya era hora de que alguien se enfrentara de cara a cara con aquellos que se roban el IVU. Ya era hora de que les acabara el pan de piquito.