Sin luz y sin internet
Tras nueve días sin internet, he comprendido que nuestra dependencia extrema en la comunicación digital no solo es peligrosa sino también injustificada.
Hemos depositado nuestra confianza en un sistema tan frágil que es capaz de desaparecer con la primera ventolera de una tormenta.
Pero tal vez lo peor (después de la incomunicación, claro está) es percatarse de que todas esas antenas que hacen posible nuestra fantasía de que vivimos en la era digital están conectadas al sistema de transmisión de la Autoridad de Energía Eléctrica.
Usted se pasó cinco días (o más) sin luz en su casa y en su oficina y cuando finalmente le reponen el servicio, todavía tiene que esperar que reconecten la antena de telecomunicación que sirve a su área.
Recuerdo cuando todas esas compañías de telecomunicaciones hicieron causa común para derrotar la idea de que la AEE, con su red de fibra óptica, proveyera internet a un precio muchísimo más bajo que el que cobran dichas empresas. Y ahora resulta que nos damos cuenta de que sin la AEE, ninguna funciona.
Hemos colocado todos los huevos en una misma canasta que se cayó al suelo con el único resultado posible: que todos se rompieran.
Pero no somos solo nosotros en el terreno personal. La economía entera, aquí y en la Cochinchina, depende ahora de los dichosos clicks. En casa, en el trabajo, hasta en la iglesia donde no pueden imprimir el boletín semanal, primero porque no había luz y después porque no había señal de internet para la computadora.
Los que sí trabajan llueva, truene o relampaguée son los “hackers”. Lo más reciente que se robaron fue la información personal de miles y miles de individuos almacenada por la compañía de información de crédito Equifax. Antes fueron las cuentas de email del servidor de un proveedor de internet.
Ahora bien, lo de los “hackers” tiene cierto encanto, no lo duden. Si no, cómo describir los Wikileaks, los documentos del Pentágono, los papeles de Panamá…
En fin, acostumbrémonos a esta nueva realidad porque, con el mal estado de la infraestructura eléctrica del País, cada vez que sople una brisa y afecte una antena… !fuá!