Que se haga la luz, Parte 2
Comentaba en unacolumna anterior de este blog que el problema con las propuestas que sedebatían en torno a la manera más adecuada de repotenciar la Autoridad deEnergía Eléctrica como una empresa al servicio de sus abonados, y no al revés, es que resultaban difíciles deentender.
Loque sí entendíamos todos, creo que sin excepción, es que el dichoso ajuste porcombustible, ese zafacón al que la AEE echa todos los gastos que no puede cubriry que mensualmente nos endilga a los abonados, es el responsable directo de lasdesmesuradas facturas que nos obligan a pagar so pena de cortarnos la luz.
Escomo si usted decidiera ayudar a una serie de causas benéficas financiando susdonativos con fondos de su vecino.
¿Ycuáles son las “causas benéficas” de la AEE, que ellos prefierenllamar subsidios? Pues, además de pagar su multimillonaria deuda, paraotorgarle rebajas sustanciales, cuando no exención total, a los municipios paraque dejen prendidas toda la noche las luces de las instalaciones deportivas yculturales por cuya entrada cobran.
Tambiénsubsidian con nuestros chavos a los hoteles, los mismos que le cobran a usted$25 o más por usar un espacio de estacionamiento en sus predios además de hacerlepagar cantidades exageradas por lo que se coma o se beba en alguno de sussalones.
LaAEE también usa parte de lo que le cobra a usted cada mes para subsidiar aabonados de escasos recursos, una causa social contra la que no deberíamostener nada que oponer, excepto por el abuso que representa en muchísimos casos.
Sino, dígame usted porqué muchos de esos abonados no pueden pagar la luz pero síun servicio de televisión por cable, o por satélite, con todos los canales”premium” añadidos, que suele representar un costo mensual de más de$100.
¿Oporqué debemos pagar nosotros, que apagamos el aire acondicionado en casa paraahorrar electricidad, la luz que consumen esos abonados subsidiados por supropio acondicionador de aire?
No sési los sabios legisladores que elaboraron la llamada reforma energética seacordaron de todo eso cuando se les ocurrió crear una comisión reglamentadorade tarifas cuyos miembros tendrán salarios de $105,000 anuales, más sabe Dioscuántos otros beneficios.
Ganaranlo mismo que los jueces del Tribunal de Apelaciones, que ganan más que losdemás jueces, exceptuando los del Tribunal Supremo. De hecho, ganarán más omenos lo que gana un jefe de agencia común y corriente, porque los”premium” –como los secretarios de Hacienda y Desarrollo Económico–reciben mucho más.
Justoen el momento en que el gobierno corta gastos a tutiplén y en el País se debateuna crisis agrandada sobre la ya existente debido a que el presupuesto actualse va a quedar corto hasta por $900 millones, justo ahora, vamos a crear unnuevo ente burocrático que nos costará $5 millones (seguro que será mucho más)para ver si dentro de cualquier número de años logramos bajar un poco lafactura que nos ahoga.
Loque sí sabemos es que los legisladores están al tanto del notorio cartel delpetróleo que manda en la AEE y que, a juzgar por lo visto hasta ahora, seguirácampando por sus respetos mientras sigamos dependiendo de los desacreditadoscombustibles fósiles para darnos luz.
Seguroque me debo haber perdido el anuncio de la Cámara o del Senado de que van aabrir una investigación de los beneficios que se lleva anualmente el cartel yque van a citar a sus representantes a vistas públicas televisadas. ¿O será quea ninguno de ellos se le ha ocurrido presentar la propuesta?
Quelo hagan, que los canales de televisión seguramente se vuelven a unir parallevarlas en directo, a ver si finalmente nos enteramos porqué pagamos tanto.