Novelón a lo turco en Fortaleza
No es la primera vez que surge el tema de las escuelas “charter” en Puerto Rico, pero la novedad consiste en revivirlo justo coincidiendo con el plan de la administración actual de cerrar escuelas públicas de baja matrícula y deshacerse cuanto antes de las estructuras.
Jay Rosselló es abogado y labora en un bufete de Estados Unidos en el que tiene la encomienda de atender clientes que son prospectivos empresarios de escuelas “charter” en Puerto Rico.
Si ese trabajo del abogado Rosselló no representa un conflicto de intereses para su hermano el gobernador, entonces habrá que clausurar la Oficina de Ética Gubernamental por falta de taller. Y no es que la OEG, bajo su actual directora, Zulma Rosario, haya tenido mucho que hacer, pero al menos se entretenía archivando querellas.
En el caso que nos ocupa, tenemos a una secretaria de Educación a la que su jefe invita a una reunión en palacio, a la que también invita a su hermano, abogado de una gente que podría adquirir escuelas públicas en venta por cierre para convertirlas en “charter”. Claro está, sin fines de lucro.
No es por justificar a Keleher, que tiene su propia colección de actuaciones sospechosas que están bajo investigación federal y que le hicieron perder su puesto, pero a ver, ¿quién en tales circunstancias le dice que no al jefe y sobrevive la experiencia?
El gobernador, confrontado ahora con información que especifica hasta la fecha de la susodicha reunión en Fortaleza, reconoce que sí hubo tal encuentro, pero minimiza su importancia, no admite que representa un conflicto de libro y, peor aún, califica las revelaciones como “un novelón”.
En las telenovelas turcas, tan de moda últimamente, siempre hay alguna situación familiar conflictiva, aunque por lo general lo que hace es enfrentar a los hermanos, uno que es bueno y el otro malvado.
En el “novelón” a lo turco de Fortaleza los dos hermanos están del mismo lado. Y Keleher, la protagonista femenina, no se dará cuenta hasta el mismísimo final de que la mala de la trama es ella.
Es que los guionistas, sean turcos o boricuas, siempre se las ingenian para salvar a algún malo, de modo que la historia pueda tener segunda parte.