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La otra pandemia

Hemos estado tan ocupados con el desastre de las primarias que hemos descuidado la vigilancia de contagios de Covid-19 y la otra pandemia que no afloja su mordida: la corrupción.

Esta semana ha pasado desapercibido para muchos el arresto de un séptimo implicado en el caso de corrupción de la exsecretaria de Educación, Julia Keleher y la ex jefa de la Administración de Seguros de Salud, Ángela Ávila.

Al acusado más reciente, un contador público autorizado, se le imputa haberle pagado a otro de los acusados en el caso para que le consiguiera contratos con Ávila en ASES.

Es mejor pensar que el poco revuelo, si alguno, que ha levantado este último arresto tiene más que ver con el tema de las primarias que con un descuido en las precauciones contra el coronavirus o, lo que sería terrible, con que nos hayamos hartado de las noticias relativas a la corrupción.

Hay que reconocer que en años recientes ha vuelto a recrudecer el tema de la corrupción y que ese fue el detonante del Verano del 19, la histórica gesta de pueblo que dejó sin empleo a Ricardo Rosselló.

Pero, también es cierto que, aunque se forzó la renuncia de Rosselló y de algunos de sus más cercanos colaboradores y panas del insultante chat de Telegram, no se pudo limpiar la casa del todo y muchos corruptos siguieron haciendo de las suyas.

Keleher es la niña símbolo de la corrupción del tiempo de Rosselló junior, como Víctor Fajardo fue niño símbolo de la administración de su padre, Pedro Rosselló.

En su momento, el país mostró su indignación y el chat desbordó la copa, provocando un cambio en la cúpula del gobierno.

Pero no fue suficiente, tal vez porque los “nuevos” no lo eran tanto, ya que algunos habían formado parte destacada del gabinete de Rosselló hijo, como la gobernadora Wanda Vázquez.

De todas maneras, los puertorriqueños decidieron darle una oportunidad a la exsecretaria de Justicia, incluso a pesar de que incumplió su compromiso inicial de no postularse para los comicios de noviembre próximo.

La pandemia de Covid-19, cuyo manejo ha sido perjudicado grandemente por la campaña primarista, no ha cedido, crece y los expertos opinan que está fuera de control.

Igual que la Comisión Estatal de Elecciones, dirigida por incompetentes que han permitido la intervención ilegal de los presidentes de los partidos participantes, ambos candidatos primaristas.

Igual también que la corrupción. Fuera de control. ¿O es que alguien puede pensar que lo que supuestamente hizo el CPA recién arrestado —pagar a un tercero bien conectado para que le consiguiera contratos financiados con fondos públicos— fue inventarse la rueda?

La pandemia de la corrupción no puede atenderse aplicando la ciencia, como se hace con el coronavirus, sino votando a conciencia para sacar a los corruptos del gobierno.

El receso forzado de una semana en las primarias es una oportunidad para que los electores populares y novoprogresistas que ansían un gobierno honesto y transparente piensen bien a quiénes quieren nominar para la gobernación, la Legislatura y las alcaldías.

Por sus hechos los conocerán.

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