El debut en la tribuna grande de los populares de Pablo José Hernández Rivera cumplió las expectativas de los que aún añoran a su abuelo, Rafael Hernández Colón.

Que no resuenen las trompetas.

Quienes aplauden ahora al joven Hernández Rivera son los mismos que vieron frustradas sus esperanzas de que el segundo hijo de Hernández Colón, José Alfredo Hernández Mayoral, siguiera la ruta de liderato de su padre, a la que renunció intempestivamente en 2004, curiosamente a causa de Pablo José.

José Alfredo fue el escogido por la entonces gobernadora, Sila M. Calderón, para sucederle como líder del Partido Popular Democrático una vez ella decidió no volver a postularse.

Aunque en un principio estuvo de acuerdo, José Alfredo terminó declinando la oferta porque su hijo, que entonces era todavía un niño, se enfermó de repente y esa situación familiar se convirtió en prioridad.

Aquel niño tiene hoy 31 años, es abogado como su abuelo y sus padres, y lleva algún tiempo mostrando señales de que interesa coger la batuta que su padre rechazó 18 años atrás.

Su gran momento llegó con la celebración de un aniversario más del Estado Libre Asociado, justo cuando el PPD atraviesa un vacío de liderato y pugnas entre los bandos del presidente del Senado, José Luis Dalmau, y su contraparte cameral, Rafael “Tatito” Hernández.

Igual que ocurrió en el lado penepé con Pedro Rosselló y su hijo Ricardo, de triste recordación, los populares acababan de encontrar su propia saga familiar con las ya abiertamente conocidas aspiraciones de Pablo José Hernández Rivera.

La fiesta, sin embargo, no debe significar amenaza alguna para los adversarios del PPD. Hernández Rivera, con su juventud, no representa nada nuevo.

Cuando escribió “La nueva tesis” hace más de 40 años, su abuelo presentó ideas más avanzadas que las que ahora esboza su nieto, que repite el discurso anquilosado del ELA colonial.

No esperamos, ni deseamos, para Hernández Rivera el mismo final político que el de los Rosselló. Pero le auguramos que su recorrido en el liderato popular será más parecido al de su padre que al de su abuelo.