El nuevo gran proyecto del gobierno es botar a una de los cabilderos de la estadidad, ese engendro escogido en una elección especial que no atrajo ni a los estadistas más recalcitrantes cuando se celebró hace dos años.

El secretario de Justicia, Domingo Emanuelli, utiliza en estos días los recursos de su agencia para pleitear en los tribunales contra Elizabeth Torres, a quien se le imputa no haber hecho nada para adelantar la estadidad ante el Congreso en Washington.

Torres, al igual que otros cuatro de sus cinco compañeros cabilderos, cobra $90,000 anuales, más un máximo de $30,000 de gastos. Del sexteto, solo Ricardo Rosselló Nevares no cobra sueldo porque reporta ingresos de fuentes privadas.

Emanuelli quiere demostrarle al juez Anthony Cuevas que Torres no cumple con la encomienda que le impone la ley. El problema es que la ley que creó el grupo es bastante imprecisa, no establece tareas concretas ni incluye procedimientos disciplinarios o de destitución.

Para colmo, se trata de un cargo electo. Aunque poquísimos electores acudieron a votar— menos del 4%—, lo cierto es que sería la primera vez que la judicatura destituye a un funcionario elegido por voto directo.

La tiene difícil el juez Cuevas. Pero más difícil la tiene el secretario de Justicia, al que parece que le sobran tiempo y recursos para dedicarlos a semejante bobería.

Torres es estadista, de eso no hay que dudar. Pero desde el principio se ha mostrado bastante independiente en su forma de actuar. ¿Y qué? El problema es de quienes votaron por ella y hasta ahora ninguno de esos electores la ha impugnado legalmente.

Habrá que esperar porque quien pierda ante el juez Cuevas seguramente apelará y el asunto podría llegar hasta el mismísimo Tribunal Supremo. Total, presupuesto hay.

Si se consigue que los tribunales se metan a juzgar las capacidades legales de los funcionarios electos solo porque al secretario de Justicia le parece que no cumplen su encomienda, se abrirá una caja de Pandora.

Pónganse en fila todos los legisladores. Empieza la temporada de caza.