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Racismo en la NBA

¿¿¿SORPRESA???

El propietariode los Clippers de Los Ángeles, Donald Sterling, es racista. ¿No me diga? ¿Y aquién le importa? A la NBA.

Será ahora porquehace tiempo que este billonario ha dejado saber que de los negros solo apreciasu habilidad para meter canastos y coger rebotes. De tipos como Sterling haycientos de miles en los Estados Unidos, multimillonarios y racistas.

El racismo enlos Estados Unidos es un virus o quizás más comparable a una bacteria como la bilharziaque con el frío se adormece en el cuerpo, pero que no desaparece.

Este típico’redneck’ ha sido propietario del equipo Clippers desde que lo comprara en 1979por $12.5 millones, y ahora en el 2014, tiene un valor en el mercado que rondalos $600,000.000. Sterling vale unos dos billones de dólares y eso en cualquiersistema capitalista hace de Sterling una persona importante aunque sea unanalfabeto. La pregunta que se cae de la mata y que no se le hace a los otrosdueños de equipos de la NBA es (en inglés) ¿Didn’t you know Sterling was aracist?

¿No lo sabía elexcomisionado Stern?

En 1963,  el astro olímpico Oscar Robertson vino devacaciones a Puerto Rico y mi ‘coach’ Lou Rossini, que lo conocía bien, meencomendó recibirlo en el aeropuerto y ‘atenderlo’ durante la semana queestaría en San Juan. Así lo hice y, como en el aquel entonces yo dirigía aSanturce en el BSN, lo invité a una práctica. Sorpresa fue para todos nosotrosverlo llegar a la cancha de la Base Naval vestido de baloncelista y presto apracticar con el equipo y de paso enfrentarse a nuestro gran Teo Cruz.

Hablamos muchode baloncesto, claro, y me sorprendí cuando me dijo que en la NBA sediscriminaba en contra del jugador negro, cosa que en el 1963 se veía tambiénen el béisbol de Grandes Ligas – ¿Cómo? Y me dijo: “the blackboys play most of the 48 minutes; there are no black boys on the bench”. O sea, le sacaban el jugo a los negros que parafirmarlos tenían que ser de lo mejor haciendo alusión a que los blancos eranlos dueños del ‘circo’. Por unos meses nos escribimos y como es mi costumbre noguardé ninguna de esas cartas, pero si recuerdo que le regalé una de ellas aEnrique Huyke que había sido mi ‘coach’ en el Colegio de Mayagüez.

Volviendo alescándalo, estoy seguro que el comisionado Stern sabía que Sterling era unracista, pero no le interesaba exponerlo y menos tratándose de un millonarioque por años sostenía una franquicia en Los Ángeles que, distinta a la de losLakers, no ganaba campeonatos. Y por eso, no solo se quedaba callado con lo deSterling sino que tampoco le importaba tres pitos que hubiera media docena dedueños como él: “successful members of the winner’s circle”.

Le tocó alnovato Adam Silver ajusticiar a Sterling y ya mismo los publicistas gringos lesacarán punta a los apellidos; algo así como “Adam is not Sterling Silver”.

Pero como diríaRafa Bracero: “esta historia continuará”.

Y debo referirmea la posibilidad de que Sterling se niegue a vender a los Clippers e inclusoretar la constitucionalidad del castigo que se le impuso por ejercer su sagradoderecho a la libre expresión.

Ya leí unasexpresiones de Mark Cuban haciendo advertencias sobre el particular (quitarleel equipo) y claro como billonario al fin, con todo el poder que en los EstadosUnidos eso significa.

Porque nosotros acáque vivimos en el mundo normal de jornales y salarios mínimos, bien podríamoscuestionarnos ¿Cuántos otros dueños de equipos en la NBA son también racistas?

En el filme 42que narra la odisea de Jackie Robinson en las Grandes Ligas, aparece un súperbíblico Branch Rickey dando la impresión de que firmó al pelotero negro porrazones humanitarias y mostrando gran sensibilidad espiritual. Entendiendo bienel diálogo en el “difícil”, algo que a la mayoría de los puertorriqueños no lees fácil, puede uno muy bien deducir el gran propósito comercial de Mr. Rickeyen firmar a un pelotero negro. Y eso ocurrió “los otros días”; en 1947 cuandoese mismo Dixie Walker que le reprochó a Robinson el haber firmado porque“estaba dañando el baseball”, ya había despreciado a nuestro jíbaro Olmo en elequipo de los Dodgers.

Todo lo que havenido ocurriendo en los Estados Unidos relacionado con el tema de ladiscriminación racial que incluye a latinos me sugiere una especie de reacción(backlash) a la elección de Barack Obama a la presidencia de esa nación. Yoyendo hablar a seres retrógrados como Sarah Palin justificando la tortura del“waterboarding” considero su posible ascenso al poder como sumamente peligrosopara una sociedad que, no importa lo que refleje el Dow Jones, sufre una seriacrisis moral e intelectual.

Sterling es solouna puntita de ese témpano.

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