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Temblando, le voy a Canelo

A menudo me ocurre algo raro con las peleas ‘grandes’ en el boxeo.
Incluso los combates que de primera instancia parecen tan desiguales que rayan en lo abusivo, tienden a parecerles a uno cada vez más impredecibles y llenos de distintas posibilidades a medida que se va acercando el día.
El caso clásico, para mí, fue el de la pelea de Michael Spinks con Mike Tyson en 1988.
Cuando se anunció, la gran mayoría de los analistas boxísticos estimó que se trataba de un suicidio en potencia para Spinks, quien, a pesar de que había conquistado poco antes el cetro pesado al vencer dos veces al legendario Larry Holmes, muchos seguían atribuyéndole esas victorias a la edad de Holmes y a la incapacidad de este para capear la mayor velocidad de su rival, debido a que Spinks apenas era un semicompleto inflado.
Pero al acercarse la pelea, al llover los artículos acerca del tipo de entrenamiento científico que Spinks había hecho para aumentar su peso junto con su musculatura y la pegada, así como las notas que ya hablaban de la forma tan descontrolada en que Tyson conducía el carro sin frenos de su vida personal, la opiniones empezaron a variar y varios expertos comenzaron a hablar de la posibilidad de que se produjera una sorpresa.
A esto también ayudaba el hecho, naturalmente, de que Spinks era un boxeador simpático y agradable, mientras que Tyson era… todo lo contrario.

Vana esperanza: Iron Mike lo noqueó en minuto y medio.
En fin, por distintas razones, una tormenta parecida ha venido desarrollándose en el interior de mi cerebro en torno a la pelea del próximo sábado por el cetro mediano entre Gennady Golovkin y Canelo Alvarez.
Hace apenas dos años, cuando empezaba a hablarse de ese pleito, tan ansiado por el propio Golovkin, las constantes maniobras que el mexicano y sus presentantes parecían hacer para eludirla me daban a entender que Canelo le estaba sacando el cuerpo.
Así pensábamos mucho, de hecho.
¿Recuerdan las excusas? ¿Qué Golovkin era muy poco conocido y no ayudaba a vender ninguna pelea? ¿Qué Canelo sí estaba dispuesto a pelear con él, pero solo si bajaba a las 155 libras?
Pero el tiempo fue pasando. Canelo siguió ganando, venciendo -a veces dudosamente, es verdad- a peleadores de primer orden, como Erislandy Lara, Austin Trout y Miguel Cotto.

 

Golovkin, sin embargo, seguía arrasando con la oposición con su mezcla de técnica impecable, pegada y resistencia, y la ansiada confrontación no parecía acercarse pese a que en determinado momento Canelo ganó el cetro mediano del CMB al vencer a Cotto y Golovkin era considerado su retador oficial por ese organismo.
En esa situación, Canelo volvió a argumentar la diferencia de peso para defender su postura, aunque esta luego se vería debilitada considerablemente cuando accedió a medirse a su compatriota Julio César Chávez, Jr., nada menos que en las 165 libras.
“Cuando la pelea empezó a mencionarse en febrero de 2015”, escribió recientemente Justin Harding de la página de apuestas deportivas Oddschark.com, “se consideraba un enfrentamiento muy desnivelado y Golovkin era un favorito abrumador, en proporción de más de 3 ½ a 1”.
Pero la diferencia en las apuestas ha venido reduciéndose y, para mayo, cuando se anunció oficialmente, ya el kazajo solo era favorecido en proporción de 1.6 a 1.

 

Y es muy posible que en los días finales antes del combate que se celebrará en Las Vegas, Canelo siga emparejando las apuestas.
Y, aunque en buena medida influye el hecho de que él sea el amplio favorito de la fanaticada en general y de la mexicana en particular, esa no es necesariamente la única razón para ello.
De hecho, el factor principal -y el que incluso pudo haber sido la clave para que finalmente Canelo y su manejador, Oscar de la Hoya aceptaran la pelea-, es que mientras que Canelo ha seguido ganando y luciendo cada vez más fuerte hasta el extremo de haber barrido el piso con Chávez en su última presentación, Gennady ha comenzado a dar signos de mortalidad.
Durante este tiempo, por ejemplo, Golovkin, sin tener culpa alguna por la realidad de que los nombres más grandes siempre han rehusado pelear con él, ha enfrentado al poco conocido Dominic Wade, a un campeón welter inflado en Kell Brook y, en su última presentación, por fin en una unificatoria, al campeón mediano de la AMB, Daniel Jacobs.

 

Esa última pelea pareció sellar el trato: Golovkin dejó atrás su aureola de superhombre cuando Jacobs muchas veces lo dominó con su boxeo, lo estremeció en ocasiones con sus golpes, y al final sufrió una cerrada derrota en la que muchos de los comentaristas opinaron que mereció la victoria.
“Golovkin pasó de ser un campeón de 33 años que estaba en su ‘peak’ a uno de 35 que parecía exhibir síntomas de decadencia”, escribió Harding.
El propio Golovkin, sin embargo, tuvo una versión más filosófica: “Si yo hubiera lucido tremendo contra Jacobs y lo hubiese noqueado, no hubiese conseguido esta pelea con Canelo”.
En fin, en los entrenamientos públicos, Canelo se ve muy fuerte y musculoso, sin perder velocidad, contribuyendo a la creciente impresión de que se trata ya de una pareja completamente pareja, que puede ganar cualquiera de los dos.
Cada cual tiene sus simpatizantes: el británico Anthony Joshua, campeón pesado de la FIB y la AMB, ha dicho que él cree que ganará Canelo.
Por otro lado, Nacho Beristáin, el legendario entrenador mexicano que, según mi humilde opinión, a veces parece hablar con la única intención de llevar la contraria o producir un estado de ‘shock’ en los lectores u oyentes, comentó que Golovkin incluso “puede sacar a Canelo de boxeador”.

 

Hasta yo mismo, que antes pensaba que Golovkin ganaría sin problemas, estoy empezando a doblar las rodillas y ahora me inclino a una cerrada victoria de Canelo por decisión.
Claro, posiblemente dividida y, de seguro, controvertida.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge Prez

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