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Rudo despertar para el Chicano

Lo menos que puede decirse de la cartelera del sábado por la noche en Carolina, es que los peleadores “de la casa” no salieron muy bien parados que digamos.

Para empezar, el estelarista José ‘Wonder Boy’ López (ahora 15-0-1 y 11), al parecer volvió a confrontar problemas de estámina cuando se cansó malamente en los asaltos finales y el cotizado supergallo carolinense apenas pudo salvar su invicto con un empate frente Jósean ‘El Tren’ Figueroa (ahora 8-3-2 y siete).

El semiestelarista, Charlie Clemente, también de Carolina, mejoró su marca a 9-0 y cinco con una deslucida victoria por decisión mayoritaria sobre el minimosca Israel ‘El Heredero’ Vázquez (ahora 9-1-3 y seis) en una pelea en la que Clemente utilizó un estilo de movimientos constantes y de eludir el combate franco que no agradó demasiado a la fanaticada.
Pero quien peor parado salió fue el peso completo Carlos ‘Chicano’ Cotto (ahora 7-1-1 y cinco), quien cayó noqueado en el primer episodio ante su némesis, el mocano Jimmy Suárez (ahora 3-5-3).
Antes de la cartelera, el choque entre los dos pesos completos despuntaba como el más intrigante del programa.
En primer lugar, ambos peleadores se habían enfrentado en agosto de 2013, en Caguas, y el resultado había sido una descalificación de Suárez en el mismo primer asalto por parte del árbitro Luis Pabón, luego de que este le amonestara varias veces por pegar detrás de la cabeza.
Por esa razón, Suárez, de 41 años, cumplió una suspensión hasta que reapareció el sábado pasado en el coliseo Guillermo Angulo.
Entretanto, Cotto, de 34 años, hizo tres peleas más hasta que empató en la República Dominicana en julio del año pasado.
Entonces, el también luchador profesional cambió de gimnasio y se mudó al de Villa Fontana, donde pasó a entrenar bajo las órdenes de Gerardo Sánchez, Jr., quien también prepara a Wonder Boy y a Clemente, entre otros.
Allí, el hombre de 5’11” de estatura que apenas hizo una pelea como aficionado siguió mejorando su técnica boxística para dejar atrás su estilo marrullero, y también alcanzó una mejor condición física: de haber pesado más de 250 libras para sus combates anteriores, marcó apenas 215 para su combate sabatino.
Mientras tanto, en las actividades promocionales de la cartelera, Suárez y Cotto se robaron el show con sus ataques verbales casi de estilo lucha libre.
“Vamos a ver si esta vez peleas y no haces la porquería que hiciste la vez anterior”, le dijo Cotto a Suárez, por ejemplo. “El deporte se llama boxeo, Jimmy Suárez”.
Al comenzar la pelea, en efecto, Cotto parecía un hombre diferente, con su físico esbelto y su boxeo más controlado: se movía con soltura, con la guardia en alto.
Pocos segundos después de iniciado el pleito, de paso, derribó a su oponente con una recta de derecha lanzada con técnica depurada.
Todo parecía cuestión de tiempo… y en efecto lo era, pero de una forma inesperada.
Poco después, en un intercambio, Suárez estremeció al Chicano con un golpe a la parte superior de la cabeza, y su rival se tambaleó indefenso. Acto seguido, el mocano se le abalanzó con fiereza y estuvo lanzando golpes hasta que el árbitro Ramón Peña paró la pelea.
Fin de un invicto.
“Me dio el golpe arriba de la cabeza y perdí el balance”, diría Chicano después. “Cuando finalmente tengo las manos arriba, para protegerme, me doy cuenta de que el árbitro me había parado la pelea”.
Luego del encuentro, el veterano entrenador de Suárez, Julio Cordero, celebró la dedicación de su peleador, quien, aunque no se veía tan esbelto como el Chicano, resulta que también había entrenado con gran esmero.
“Fueron cinco meses de entrenamiento sin parar”, dijo Cordero, quien antes entrenó a los mocanos Aníbal Acevedo (medallista olímpico) y Carlos El Indio’ Quintana (campeón mundial).
“El rebajó más de 30 libras para esta pelea”.
Entretanto, el legendario luchador Carlitos Colón, quien acompañó al Chicano en su subida al ring, estimó que su colega luchador no debe abandonar su carrera boxística.
“El todavía tiene material y está en proceso de aprendizaje”, dijo. “Puede continuar”.
Entonces posiblemente dio en el clavo al comentar: “Quizá le afectó el haber bajado muchas libras, muy ligero”.
En el boxeo, al contrario de como ocurre en la vida en general, bajar mucho de peso y lucir mucho mejor no siempre se traduce en na victoria asegurada.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
(ceuyoyi@hotmail.com).

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