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Palillo revive la temporada de 1967

 

A la edad de 79 años, Palillo Santiago, el legendario exlanzador boricua y célebre narrador de béisbol, acaba de vivir uno de los momentos más inolvidables de los muchos que ha vivido en su larga carrera.
El miécoles pasado en el Fenway Park, cuando los Cardenales de San Luis jugaron en Boston, la organización bostoniana aprovechó para rendirle homenaje, en su cincuentenario, a la edición de los Medias Rojas que en la Serie Mundial de 1967 cayó en siete juegos ante los Cardenales.
Y junto a Palillo, abridor del primer juego de esa serie, estuvieron muchos de los jugadores de Boston que aún viven, incluyendo al lanzador estelar Jim Lonborg, ganador del Cy Young de ese año (22-9 y 3.16), el MVP y ganador de la Triple Corona, Carl Yastrzemski, el también jardinero Reggie Smith y el popular torpedero Rico Petrocelli, entre otros.
“Fue una experiencia muy bonita, en la que compartimos, disfrutamos mucho y recordamos muchas anécdotas”, dijo Palillo, que tiene dos hijos viviendo en Boston y lleva cerca de mes y medio allá con sus familias.

Palillo en una visita al Hall of Fame.

 

“La organización de Boston siempre ha sido una que no escatima en gastos y hace todo lo posible para que sus jugadores disfruten al máximo de estas experiencias y lo más bonito es que uno puede estar allִá con su familia”.
El receptor de los Cardenales en 1967, Tim McCarver, pertenece al equipo de la transmisión de San Luis y también compartió con los jugadores de Boston, dijo Palillo.
Pero también fueron muchos los ausentes, ya fallecidos: el dirigente Dick Williams, el antesalista Joe Foy, el inicialista George Scott, los dos receptores –Elston Howard y Russ Gibson-, el taponero John Wyatt y el jardinero derecho Tony Conigliaro, quien despuntaba como la próxima superestrella del equipo cuando, el 18 de agosto de 1967 -hace 50 años y dos días- fue golpeado en la cara por un lanzamiento de Jack Hamilton, de los Angelinos, en un juego celebrado en el Fenway Park.
En esos momentos, Conigliaro, de 22 años, llevaba 20 jonrones en la temporada y ya había acumulado más de 100 en las Mayores, siendo incluso el líder de la Liga Americana en 1965, pero la lesión, que incluyó fractura en el pómpulo y pérdida de visión en su ojo izquierdo, le llevó a perder el resto de esa temporada y la totalidad de la de 1968.

 

Yastrzemski participa en la ceremonia.

 

Finalmente regresó٠ en 1969, pero “nunca fue el mismo pelotero”, dijo Palillo.
“Esa fue una tragedia”, recordó Palillo. “Cuando recibió el bolazo, se escuchó como si hubiera sido una explosión y todos salimos al terreno. Cuando lo vi tirado sobre el terreno -botando sangre por la boca y la oreja, la cara comenzando a hinchársele- yo creí que estaba muerto”.
“Fue muy triste porque él era tremenda persona, cantaba, bien parecido… y luego fue muy triste cómo durante el resto de esa temporada él tenía que ver los juegos sentados en el ‘dugout’, sin poder participar en lo que se llamaría ‘The Impossible Dream’.”
Palillo, de hecho, asistió el jueves pasado a una ceremonia de recordación de Conigliaro en el restaurante de Boston, Tony C, administrado por sus hermanos.
“Estuvimos algunos de los que fuimos sus amigos: Yastrzemski, Rico Petrocelli, yo”, agregó. “La familia de Tony está abogando para que los Medias Rojas retiren el número de su uniforme”.
En fin, Palillo cree que esa gran temporada de los Medias Rojas -que llevaban largos años siendo un equipo de segunda división e incluso habían llegado novenos y penַúltimos en 1966 con marca de 70-92- fue la que en realidad despertó a la franquicia que desde entonces ha sido una de las más exitosas del béisbol.

El malogrado Tony Conigliaro.

 

“En 1966, a los juegos en Fenway iban 3,000 personas”, recordó el orgullo de Juana Díaz, quien había sido canjeado por Kansas City después de la temporada de 1965. “Pero ese equipo de 1967 sigue siendo el favorito de los fanáticos de Boston, sin importar cuántos equipos más ganen la Liga Americana o la Serie Mundial”.
Palillo, quien este año volverá a estar en la narración de los juegos de los Gigantes de Carolina en la liga invernal -“Santurce me hizo una oferta, pero ya yo tenía la palabra empeñada con Carolina”, dijo-, no tuvo la oportunidad de compartir en esta ocasión con el legendario lanzador de los Cardenales, Bob Gibson, quien sería el MVP de la Serie al ganar tres juegos, incluyendo el séptimo 7-2 contra Boston.
Pero él sí ha tenido la oportunidad de compartir en años recientes con el miembro del Salón de la Fama, incluyendo, recientemente, la ocasión en que participaron juntos en una actividad de firma de autógrafos.
“Ahí él me sorprendió cuando me dijo: ‘José, quiero decirte que solo hay dos puertorriqueños a los que yo he odiado en esta vida. Uno fue Roberto Clemente -quien me fracturó la pierna derecha con un lineazo a mediados de esa temporada de 1967 y me hizo estar fuera de acción durante varias semanas- y el otro eres tú’.”

Palillo celebra junto a Yastrzemski y José Tartabull.

Claro, lo decía en broma, pero Palillo, quien con marca de 12-4 y 3.59 de efectividad abrió la Serie por Boston debido a que Lonborg había tirado el último día de la temporada regular en el juego que le dio el campeonato a Boston, no duda que Gibson, famoso por su temperamento agresivo y su orgullo intimidante como lanzador, todavía resintiera el hecho de que el puertorriqueño le conectara un jonrón en el primer juego de aquella Serie Mundial de 1967 para la única carrera de Boston en la derrota 2-1.
“Cuando la gente me ve”, le dijo Gibson, “no me preguntan acerca de aquella temporada de 1968 en la que implanté un récord con una efectividad de 1.12 ni los siete juegos que gané en las Series Mundiales, sino que cómo era posible que tú me hubieses conectado un cuadrangular”.
¿Qué le respondió Palillo?
“Bueno tú te lo buscaste: antes de lanzarme, Peruchín, tu primera base, fue decirte que yo bateaba, pero tú no le hiciste caso”.
Hay rivalidades que duran más de 50 años.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge Prez

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