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Nueva época dorada para los pesados

 

A través de la larga historia del boxeo, el peso completo ha sido, con contadas excepciones, la división rey: aquella que ofrece las figuras y las peleas más atractivas.
Tal vez su punto de máximo esplendor ocurrió a principios de los años setenta, en aquella época gloriosa en la que peleadores como Muhammad Ali, Joe Frazier, George Foreman y Ken Norton se enfrentaban entre sí, en combates que le paralizaban el pulso al mundo boxístico.
Y más de una vez: Ali peleó tres veces con Frazier y otras tres con Norton, y Frazier dos con Foreman.
Pero de igual modo habían otros pesos completos que tal vez eran de segundo nivel, pero que también eran capaces de brindar peleas emocionantes o incluso de hacer sufrir a los cuatro grandes: Earnie Shavers (quien noqueó a Norton), Ron Lyle, Jerry Quarry, Jimmy Young (quien venció aquí en Puerto Rico a Foreman y lo envió a su primer retiro) y otros más.

Luego, sin embargo, pasaron largos años en los que Larry Holmes, un peleador de buen boxeo pero antipático, barrió a una generaciֶón de retadores igual de desabrida, y, más tarde, aunque fue una superestrella fugaz y ofrecía una demostraciones impresionantes, aunque también efؙímeras, Mike Tyson arrasó también con una débil oposición por buen tiempo.
Sin embargo su caída fue abrupta y definitiva: su derrota ante Buster Douglas, sus dos reveses ante Evander Holyfield y su humillación final y de despedida ante Lennox Lewis.
El británico Lewis fue a su vez un buen campeón, pero frío sobre el cuadrilátero y propenso a sufrir inesperadas derrotas devastadoras ante gente como Oliver McCall y Hasim Rahman, y cuando se retiró, fue sustituido como la gran figura de la división pesada primero por Vitali y luego por Wladimir Klitschko, otros dos peleadores moldeados por el aburrido estilo amateur y europeo de pelear a distancia y evitar los intercambios.

 

Al final de su larga carrera como campeón pesado de la OMB, que data del 2000, Wladimir, quien recuperó el cetro dos veces luego de imitar a Lewis al perderlo por devastadores nocauts ante Corrie Sanders en 2003 y Lamon Brewster en 2004, había sentado el nefasto precedente de que la televisión norteamericana ni siquiera se interesaba en retransmitir sus peleas, celebradas en Europa.
Irónicamente, fue en sus dos últimas peleas -ambas derrotas- que Wladimir empezó a ofrecer combates verdadermante emocionantes: ya como campeón unificado, Wladimir, un ucraniano desarrollado como campeón en Alemania, perdió sus cuatro coronas al caer por decisión en Dusseldorf al sucumbir por decisión el 28 de noviembre de 2015 ante el pintoresco peleador británico Tyson Fury, y, tras un breve retiro, brindó lo que algunos medios ahora han catalogado como la posible ‘pelea de la década’ al tratar de recuperar su corona ante el británico Anthony Joshua el 29 de abril de 2017 en el estadio londinense de Wembley ante 90,000 espectadores.

 

Allí, Klitschko, peleando a los 41 años con una fogosidad que pocas veces exhibió durante su reinado, sobrevivió una caída en el quinto episodio y envió a la lona en el sexto a su rival de 26 años, antes de perder por nocaut en el undécimo episodio, cuando cayó dos veces a la lona.
Irónicamente, de este modo, Klitschko tuvo que ver con el renacimiento que vive ahora la división pesada, donde nuevamente la mayor atención de la fanaticada -y de los medios de prensa- vuelve a recaer sobre los mastodontes con guantes.
En el recién concluido 2019, dos de los combates más atractivos fueron los que celebraron Joshua y el descendiente de mexicanos Andy Ruiz, Jr., primero cuando el británico perdió sorpresivamente su invicto y sus cetros de la FIB al caer en siete asaltos ante Ruiz el primero de junio en el Madison Square Garden, y el segundo cuando recuperó las coronas al imponerse por decisión el 7 de diciembre en Arabia Saudita en una pelea por la cual recibió, supuestamente, una bolsa de alrededor de $80 millones.

Y ahora Fury, quien el primero de diciembre de 2018, en el Staples Center de Los Angeles, empató controvertidamente con el invicto campeón del CMB, Deontay Wilder, quien tiene en su expediente dos emocionantes combates con el cubano Luis ‘King Kong’ Ortiz, se encamina a protagonizar una revancha con este el 22 de febrero en el MGM Grand de Las Vegas.
Y la expectativa es que el ganador de ese encuentro termine enfrentٞándose con Joshua antes de que finalice el año.
¿A qué se debe el gran interés que están despertando estas peleas?

No es difícil deducirlo: son, claramente, los mejores peleadores de la división, y estٞán enfrentándose entre sí sin perder mucho tiempo, mientras que en el resto del boxeo parecen pasar siglos e innumerables negociaciones antes de que puedan cuadrarse las verdaderas peleas grandes que podrían ser intrigantes en este época en la que hay tantos campeones de poca monta: Crawford con Spence o Pacquiao, la tercera de Canelo-Golovkin después de dos peleas cerradas y controversiales, o incluso Canelo son Billy Joe Saunders, en vez de seguir perdiendo el tiempo con peleas con gente como Jacobs o Kovalev.
Bueno, pero ¿quiere esto decir que Fury, Wilder y Joshua están a la altura de Ali, Foreman y Frazier?
Por favor, esta es una página deportiva seria.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
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