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Merecido triunfo de Jesús Rojas

 

Al conseguir al fin su ansiada oportunidad titular a la edad de 30 años, debiendo pasar primero por tres peleas eliminatorias, Jesús Rojas dejֶó entrever que se la había ganado.
“La verdad es que ha sido difícil, bien sacrificado”, dijo. “Si se me perdona la expresión, ha sido un trabajo duro, a co…nes”.
Eso mismo evidenció este viernes en la noche en el MGM Grand de Las Vegas.
Tuvo ante sí al dominicano Claudio Marrero, un zurdo rápido que lanzaba ráfagas relampagueantes de combinaciones y venía de conquistar el cetro pluma interino de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) al noquear en abril en menos de un asalto al peruano Carlos Zambrano, quien a la sazón se encontraba invicto con 11 nocauts.

Como a menudo suele ocurrir con los zurdos rápidos, Marrero también probó ser en el ring un peleador arrogante, que durante la pelea se mofaba del boricua o hasta le hablaba y lo invitaba a pararse a pelear con una sonrisa de desprecio.
En par de ocasiones regresó bailoteando a su esquina, en la que su entrenador, con toda razón, le recomendaba que dejara de divertirse tanto y se enfocara más en la pelea.
Rojas, entretanto, se mantuvo presionándolo y atacándolo todo el tiempo, llevándolo contra las sogas cada vez que tenía la oportunidad.
A veces el boricua ganaba el asalto, a veces lo perdía, pero, después del cuarto episodio, empezaba a resultar evidente que Marrero estaba comenzando a sentir los efectos de esa presión constante.

 

En el sexto, el dominicano, que hasta entonces había peleado en retroceso, disparando efectivas combinaciones pero también recibiendo castigo al terminar siempre de espaldas contra las sogas, obedeció las instrucciones de su esquina.
“Estas son las peleas que hacen a los campeones”, le dijeron . “P’alante todo el tiempo, ni un paso para atrás”.
Trágicamente para Marrero, él parecía estar tratando de cumplir con esas instrucciones en el séptimo episodio, y atacaba a Rojas, llevándolo contra las cuerdas, cuando este sacóֶ una relampagueante combinación de izquierda, derecha y decisivo gancho de izquierda a la cabeza.
Con el último golpe, la quijada de Marrero se volteó como una puerta giratoria y el hasta entonces campeón cayó de espaldas a la lona.

 

Luego se quedó sentado sobre ella, negando con la cabeza y una sonrisa de incredulidad bailándole en el rostro, mientras el árbitro Vic Draculich le contaba los 10 segundos.
Todo había terminado a los 2:59 del episodio para el peleador que había mostrado síntomas de creerse una superestrella sin cerciorarse primero de ser por lo menos una estrella.
Puerto Rico, entretanto, había conseguido su segundo campeón mundial masculino en menos de un mes: el 26 de agosto, Miguel Cotto, también cagüeño, había ganado el vacante cetro junior mediano de la AMB -su sexto campeonato mundial- al vencer por decisión al japonés Yoshihiro Kamegai.
Rojas, quien dominó a su oponente en golpes conectados 209 a 176, mejoró con la victoria su marca a 26-1-2 y 19 nocauts, mientras que Marrero quedóֶ en 22-2 y 16.

 

Se supone que el boricua pase a ser reconocido como campeón ‘full power’ después que el campeón Abner Mares se enfrente al súper campeón Leo Santa Cruz a principios del próximo año.
Aunque esos son nombres mayores, de campeones ilustres, Orlando Piñero, el veteranísimo manejador de Rojas, aseguró que no hay nada que temer.
“Aunque son buenos peleadores, tanto Mares como Santa Cruz o incluso el excampeón Carl Frampton, son peleadores que vienen a guapear, a fajarse. Y con esos es que Jesús luce incluso mejor”.
En fin, por lo menos esa fue una gran pelea, libre de controversias.
Por otro lado, el sábado se llevó a cabo la esperada pelea por el cetro mediano entre Gennady Golovkin y Canelo Alvarez, y admito que, pese a que fue injusto, el empate no me tomó por sorpresa. Como tampoco me hubiera sorprendido que los jueces le dieran la victoria al mexicano.

 

Sí me sorprendió un poco, eso sí, la votación de 118-110 a favor de Canelo por parte de la juez Adelaide Byrd, una votación que cualquier ser humano mcon uso de la razón -o incluso algunos descabezados- sabe que es prácticamente inmoral.
A decir verdad, sin embargo, ya estos fallos descabellados ya ni causan gracia, por lo seguidito, pero ¿qué se va hacer? ¿Seguir diciendo que el boxeo es un deastre?

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge Prez

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