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Los siete títulos de Macho Camacho

Es completamente cierta la afirmación de que Miguel Cotto se convertiría en el primer peleador puertorriqueño en ganar campeonatos mundiales en cuatro categorías distintas si le arrebata el cetro mediano del CMB al argentino Sergio ‘Maravilla’  Martínez el próximo 7 de junio en el Madison Square Garden.

Pero se trata también de una afirmación que da por sentado que solo pueden ser reconocidos como organismos boxísticos legítimos los llamado “cuatro grandes”: CMB, AMB, FIB y OMB.

Cotto, claro está, fue campeón junior welter de la OMB, welter de la AMB y junior mediano de la OMB y la AMB. Por consiguiente, está ahora mismo en el mismo bote que los otros cinco ‘tricampeones’ boricuas: Wilfredo Benítez (junior mediano de la AMB, welter y súper welter del CMB), Wilfredo Gómez (supergallo y pluma del CMB, junior ligero de la AMB), Wilfredo Vázquez (gallo, supergallo y pluma de la AMB), Félix ‘Tito’ Trinidad (welter del CMB y la FIB, junior mediano de la AMB y el CMB y mediano de la AMB), y Héctor ‘Macho’  Camacho (súper pluma y ligero del CMB, junior welter de la OMB).

Sin embargo, es con Camacho que la cosa se pone un poco ‘tricky: después de conquistar sus primeros tres títulos con los organismos grandes, el Macho Man hizo dos intentos por conquistar el cetro de una cuarta división distinta: cuando cayó ante Trinidad en 1994 al ir en pos del cetro welter de la FIB, y cuando volvió a perder por decisión en 1997 al disputarle el cetro welter del CMB a Oscar de la Hoya.

Pero, entre una cosa y otra, Camacho también ganó títulos de las 147, 154, 160 y hasta 168 libras, aunque peleando para organismos de exigua categoría.

El de las 147 libras lo conquistó en 1995, cuando noqueó en cinco asaltos a Todd Foster (a la sazón con récord de 33-3 y 29 nocauts) en un choque avalado por un organismo conocido como el International Boxing Council (IBC), que se mantuvo activo, más o menos, desde 1990 hasta 2010.

El cetro de las 154 lo conquistó nada menos que en 2008, cuando un organismo conocido como el World Boxing Foundation International (WBFI) le coronó como su primer monarca junior mediano gracias a su triunfo por nocaut en siete episodios sobre Perry Ballard, un peleador que tenía entonces marca de 20-1 y 15 nocauts.

El de las 160 lo obtuvo en 1996, cuando la IBC avaló su victoria por decisión sobre el legendario Roberto ‘Mano de Piedra’  Durán y el de las 168 fue gracias a su triunfo de 2001 sobre un Durán que tenía ya 40 años y se retiraría luego de ese pleito, avalado por un organismo conocido como la National Boxing Association (NBA).

Era por esta razón que Camacho a menudo se vanagloriaba de haber sido campeón de siete categorías distintas, aunque la prensa en general solo le reconocía, como es lógico, los primeros tres campeonatos.

Y cuando un día entre, merecidamente, al Salón de la Fama del Boxeo Internacional en Canastota, Nueva York, no tengo la menor duda de que esos primeros tres campeonatos serán los únicos que aparerán en su placa.

Es lógico: para convertirse en legítimo, casi todo el mundo concuerda que un organismo debe mantenerse activo durante bastante tiempo, e ir ganando credibilidad con la calidad de las peleas y los peleadores que vaya avalando.

Dicho esto, sin embargo, creo que hay que decir que también entran en juego elementos foráneos, como la suerte.

Así, si la IBC poco a poco hubiera ido cogiendo fuerza, hasta unirse como ente legítimo a los otros cuatro organismos –o desbancando a uno de ellos-, hoy en día casi nadie le podría negar a Camacho su cuarto o quinto campeonatos.

O incluso el sexto, si la WBFI hubiese triunfado como organismo.

Por lo menos, rivales como el Durán de su primera pelea, o, por sus récords, Foster, y Ballard, muy bien cualificaban como peleadores de título mundial en cualquier liga. Y posiblemente eran mejores que muchos de los que han disputado -o incluso ganado- títulos de los cuatro grandes.

Además, no olvidemos que Camacho ganó su tercer título legítimo cuando, el 6 de marzo de 1989, venció por decisión a Ray ‘Boom Boom’  Mancini no tan solo para convertirse en el primer campeón junior welter de la historia de la reciénnacida OMB, sino en el primer campeón mundial de ese organismo creado pocos meses antes luego de una ruptura con la AMB.

Y es muy posible, o hasta probable, que a Camacho tampoco se le reconociera ese campeonato hoy en día si la OMB no hubiese levantado vuelo con  el paso del tiempo.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y acaba de publicar su primer libro, San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.

(ceuyoyi@hotmai.com).

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