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Golpes bajos

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Lento regreso a la normalidad deportiva

 

En 1968, Robert Kennedy fue asesinado cuando parecía encaminarse a ganar la nominación como candidato a la presidencia por el partido demócrata.
Y esa noche, Howard Cosell, quien suplía las noticias deportivas en el noticiario de la cadena ABC, creó una conmoción cuando, al llegar el momento de dar los resultados de Grandes Ligas, rehusó hacerlo.
Según explicó, lo que había ocurrido era algo tan grave que el país no estaba para hablar de juegos de Grandes Ligas como si nada hubiera ocurrido.
De cierta manera, algo así siento ahora como periodista deportivo, y creo que muchos otros sentirán algo parecido. Y también sé que hay periodistas que cubren otras áreas -política, farándula, etc.- y están pasando por lo mismo.
El estremecimiento que sufre el país es de tal magnitud que a todos puede parecernos pueril, hasta ofensivo, que sigamos haciendo nuestra función de siempre, como si no hubiera pasado nada.

 

En deportes y farándula, la mayoría de las notas giran en torno a los mensajes de solidaridad -o campañas de ayuda- enviados o iniciados por deportistas o artistas.
Hasta los llamados programas de chismes se han puesto serios.
En deportes, también hay la alternativa de preparar informaciones relacionadas con los daños sufridos por las instalaciones deportivas, o por los propios atletas en su vida personal.
Las noticias puramente deportivas -los jonrones de Stanton, el cierre de la temporada regular de Grandes Ligas- se cubren a base de agencias de noticias.
¿Cuánto tiempo habrá de pasar, pues, antes de que nos sintamos en libertad para volver a hablar de deportes sin tener que vernos obligados a tocar el tema de la catástrofe? ¿Es decir, para hacerlo sin sentir que le estamos faltando el respeto a la interminable lista de damnificados?
En su caso, ya al día siguiente Cosell estaba diciendo: Cleveland 3, Washington 0.

 

Y sé que en algún momento los periodistas tendremos que empezar a dejar el cruento pasado atrás y decir The show must go on.
Por triste que suene eso ahora.
Claro que es probable que nadie me critique o censure si asumo otra actitud.
¿Tendría yo todo el derecho de escribir una columna acerca del inicio de los ‘playoffs’ de Grandes Ligas?
Claro que sí.
Incluso podría ofrecer la misma excusa que ofreció el béisbol para reanudar en Nueva York la temporada de 2001 luego del ataque a las Torres Gemelas: “El país necesita ver que todo vuelve a la normalidad, y necesita del esparcimiento y el disfrute familiar que le ayude a dejar atrás la tragedia”.
En algún momento los canales locales de televisión regresarán a sus telenovelas o sus programas de comedia.
Y yo volveré a escribir de deportes, algo que no tiene absolutamente nada de malo.
Pero en mi caso ese momento no ha llegado todavía.

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad. Acaba de publicar su primera novela publicada, El último kamikaze, ganadora del Premio Nacional de Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge Prez

 

 

 

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