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La trilogía monga

 

Los expertos en asuntos monárquicos apelan al término endogamia (‘in breeding’ en inglés) cuando, con tal de mantener la pureza de sangre, por demasiadas generaciones seguidas siguen casándose parientes cercanos.
En el boxeo, sin embargo, existe también una especie de ‘in breeding’.
En este caso, sin embargo, en vez de producirse defectos genéticos ocasionados por el constante apareamiento de parientes cercanos, los resultados son peleas como las del próximo sábado entre Tim Bradley y Manny Pacquiao.
¿Por qué?
Pues porque la única razón por la cual estos dos señores están enfrentándose por tercera vez en menos de cuatro años es que ambos están ligados promocionalmente a la empresa promocional Top Rank, de Bob Arum, un promotor que, como muchos, prefiere enfrentar a peleadores que ya controla en vez de correrse el riesgo de poner a uno de los suyos frente a un rival que pertenezca a otro promotor o sencillamente disfrute de un espíritu independiente.

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Bradley y Pacquiao intercambian golpes.
Y eso es comprensible: el principal contribuyente a su cuenta bancaria en la última década ha sido el filipino Pacquiao, pero este ya cuenta con 37 años, ha perdido tres de sus últimas seis peleas -aunque la primera de ellas fue una derrota injusta ante el propio Bradley- y se la ha pasado afirmando que esta será la última reyerta de su ilustre carrera, aunque esto parece estar en duda ahora.
Para colmo, será su primera presentación desde su deslucido revés ante Floyd Mayweather hace un año, combate luego del cual fue operado del hombro derecho.
¿Iba a permitir Arum que un peleador que él no controle goce de la oportunidad de vencer y mandar al retiro a su niño de oro?
Por eso, en vez de dejar que Pacquiao dijera su sayonara en un vistoso encuentro contra Amir Khan, o tal vez el invicto campeón welter Keith Thurman, el también invicto doble campeón boricua Danny García o Terence Crawford, todas ellas peleas que sin duda hubiesen sido más atractivas, Arum volvió a recurrir a Bradley, un peleador de 32 años que tiene el mérito de ser agresivo y duradero, aunque nunca ha sido -ni será- una superestrella.

 

 
Ya con 32 años de edad y marca de 33-1-1 y 13 nocauts, Bradley reina por segunda vez como campeón welter de la OMB después de haberlo hecho anteriormente como monarca junior welter de la OMB y el CMB, y entre sus victorias se encuentran cerradas y controvertidas decisiones sobre Ruslan Provodnikov y Juan Manuel Márquez, así como el cuestionadísimo triunfo por decisión dividida ante Pacquiao en el primer encuentro entre ambos, celebrado en Las Vegas el 9 de junio del 2012.
En la revancha, celebrada el 12 de abril del 2014 en la misma capital del juego, Pacquiao pareciֶó haber cerrado ese libro al imponerse decisivamente, con votaciones de 116-112, 116-112 y 118-110, otra vez en Las Vegas.
No es que sea un mal peleador, pero Bradley es un peleador monótono, carente de pegada y propenso a dar cabezazos que a menudo gana a base de deslucir a sus rivales, no de lucirse él.

 

 
Por consiguiente, el montaje promocional de esta pelea, que será transmitido por HBO Pay per view desde el MGM Grand de Las Vegas, ha girado en torno a que supuestamente representa la despedida de Pacquiao, y la posible diferencia que representaría en la esquina de Bradley de Teddy Atlas, el locuaz comentarista de ESPN, como contrapartida del perenne Freddie Roach en la del Pac-Man.
No se cree que las compras de ‘pay-per-view’ se acerquen esta vez a las 890,000 ventas alcanzadas por la primera pelea, o ni las cerca de 750,000 de la segunda, cuando por lo menos existía la expectativa de ver cómo Pacquiao cobraría venganza en la revancha.
“Cuando se anunció que el rival sería otra vez Bradley, en vez de Khan o Crawford”, escribió recientemente Will Esco, de la página boxística Badlefthook.com, “pudo escucharse un quejido lastimoso de parte de la fanaticada. No porque la pelea sea desigual ni nada parecido, sino porque ya los dos peleadores se habían enfrentado dos veces, sin que ninguna de las peleas resultara una maravilla. Y lo cierto es que casi todo el mundo -con la excepción de un par de jueces- vio a Pacquiao ganándole a Bradley ampliamente en ambas ocasiones, por lo cual resulta comprensible que la fanaticada hubiese preferido algo diferente”.

 

 
Para la tercera pata de esta trilogía monga, las casas de apuestas tienen a Pacquiao de favorito aproximadamente en proporción de 2.5 a 1, luego de haberle dado también de favorito, pero 4.5 a 1, antes de la primera pelea.
Si vuelve y gana, es posible que Pacquiao cumpla su promesa y Arum tenga que dedicarse entonces a seguir trabajando para levantar a otra figura propia -entre ellas Crawford y tal vez Félix Verdejo- que se le convierta en su nuevo rey del ‘pay-per-view’.
Pero si Bradley gana, aunque vuelva a lograrlo disfrutando del viento favorable de los jueces, podemos esperar tal vez más de lo mismo y una vuelta al ‘in breeding’: una defensa titular de Bradley, el invicto campeón junior welter de la OMB, posiblemente ante quien despunta como el próximo querendón de la compañía, Terence Crawford.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.
(ceuyoyi@hotmail.com).
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