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La expansión de 1961

 

Tal vez una de las razones por lo que la expansión de los Atenienses de Manatí para la próxima temporada de la liga de béisbol profesional Roberto Clemente da la impresión de no haberse desarrollado sin problemas es que se trata de algo fuera de lo común en la liga invernal.
“Aunque en años recientes han habido nuevos equipos”, reconoció el presidente de la Liga, Antonio Flores Galarza, “siempre se ha tratado de franquicias que ya existían, y que se trasladaban con sus propios jugadores”.
“Pero este caso de ahora (de Manatí) es diferente”, agregó. “Hacía mucho tiempo que no había una expansión con un equipo totalmente nuevo, no uno que estaba regresando después de un receso”.
“Y como estamos vislumbrando que para la próxima temporada puede haber una expansión con otros dos equipos, Guaynabo y Ponce, hemos querido ser muy cuidadosos porque esto puede servir de precedente”.
Flores Galarza explicó que, inclusive, la Liga ha tenido que modificar el proceso sobre la marcha, incluyendo lo relacionado con la forma en que el nuevo equipo va a abastecerse de jugadores.

“En un momento se pensaba que podía haber dos nuevos equipos”, dijo, “y en ese caso se debía hacer un sorteo. Y luego resultó que Guaynabo aplazó hasta el próximo año su entrada a la liga pero, a la misma vez, Aguadilla pidió recesar”.
Y como ha sido algo tan poco usual, resulta que en el reglamento de la Liga, según parece, no hay nada que explique cómo debe procederse.
A fin de cuentas, la Liga decidió que cada equipo existente protegiera hasta 25 jugadores y que Manatí pudiera seleccionar hasta 25 jugadores de ese pote.
La última expansión como tal se produjo hace 58 años, en 1961, cuando nacieron los Lobos de Arecibo para jugar su primera temporada en 1961-62.
Y resulta interesante el hecho de que esa expansión del béisbol invernal coincidió precisamente con las primeras expansiones del béisbol de Grandes Ligas: en 1961 entraron a la Liga Americana dos nuevos equipos, los Angelinos de Los Angeles y los nuevos Senadores de Washington y, en 1962, los Mets de Nueva York y los Astros de Houston (primeramente conocidos como los Colt 45) irrumpieron en la Nacional.

 

En el caso de la primera expansión, se dispuso que los ocho equipos de la Liga Americana pudieran proteger siete jugadores de su ‘roster’ de 25, y otros ocho de su ‘roster’ expandido de 40.
Esto permitía, naturalmente, que las nuevas franquicias tuvieran acceso a jugadores de bastante calidad, y las franquicias existentes tenían que decidir a veces entre proteger a sus peloteros más establecidos, o sus jóvenes prospectos, en una época en la que no existían los agentes libres.
Luego de que le reclamaran un jugador, cada equipo existente podía proteger otros tres.
Cada uno de los nuevos equipos podía excoger un máximo de 28 jugadores, pagando $75,000 por cada uno de ellos.

 

En Puerto Rico, con una expansión en 1961 de un solo equipo -como ahora-, no hubo necesidad de hacer sorteo, pero la nueva franquicia arecibeña, que iba a ser dirigida por Luis Rodríguez Olmo, sí pudo reclamar jugadores de los equipos existentes.
Para el caso de Manatí ahora, un punto en controversia ha sido la decisión de la Liga de permitir que cada uno de los cuatro equipos existentes proteja hasta 25 jugadores, lo que llevó a que el gerente general de los Atenienses, Frankie Thon, de primera instancia se quejara al afirmar que de esa manera la calidad de los jugadores disponibles sería tan limitada que también se limitaría la competitividad de la nueva franquicia.
Curiosamente, esa queja también parece que estuvo presente en 1961.
En un artículo sobre la historia de los Lobos escrito por Freddie Soto, y publicado en 2005 por El Norte, se afirma que los jugadores disponibles para Arecibo “en su mayoría eran descartes y veteranos”: Roberto Vargas y Geñito Romٞán llegaron de Caguas, Germán Rivera llegó de San Juan; Ramón ‘Marota’ Salgado y Ovidio Maldonado vinieron de Mayagüez y Andrés Curet y Marcelino Liciar llegaron de Santurce.

 

Por su parte, los Lobos también firmaron a Luis Vilella, Miguel Lemoine y Luis Borrero, quienes al parecer no estaban con ningún equipo.
“El resto de los jugadores eran importados o refuerzos”, agrega el articulo, y entre estos estuvieron los lanzadores Moe Drabowsky, Phil Niekro, Jack Hamilton, Claude Raymond y Dick Bunker, así como los jardineros Tommie Aaron -hermano de Hank-, y Lee Maye, el tercera base Ed Charles, el legendario receptor y futuro comentarista Bob Uecker y el jugador del cuadro cubano Octavio ‘Cookie’ Rojas. Es decir, casi todo el equipo regular, con la excepciän del primera base y el campo corto.

 

Así, impulsado principalmente por sus refuerzos, encabezados por Aaron, quien remolcó 53 carreras (empatando en el liderato con Peruchín Cepeda), el equipo, que también firmó a un joven Santos Alomar durante la temporada, sorprendió al llegar empatado en el cuarto lugar con los Senadores de San Juan al cierre de la temporada regular, y en un juego de desempate celebrado el 23 de enero de 1962 ante 8,000 fanáticos en el Sixto Escobar, eliminó a San Juan con un triunfo 7-5.
Arecibo luego caería ante los Indios en las semifinales, pero Olmo sería premiado como Dirigente del Año.
“A mí me había firmado Olmo para los Bravos (de Milwaukee) en 1960, pero ese invierno yo todavía estaba en ‘high school’ cuando Olmo me llamó en diciembre para pedirme que me uniera al equipo”, recordó Alomar, quien tenía entonces 18 años.

 

“Entonces él me puso a jugar en el campo corto y, me olvidé de la escuela, pero era un buen equipo”.
Comparados con los Atenienses de esta próxima temporada, aquellos Lobos podían contar con que sus jugadores nativos les jugaran toda la temporada, desde el principio, y sus refuerzos eran jugadores que ya estaban activos en las Mayores o estaban cerca de estarlo, que también venían a jugar el torneo completo.
Pero no tenían la ventaja de poder nutrirse con agentes libres de calidad, como podrán hacerlo los Atenienses de 2019-20.
¿Quién saldrá mejor parado?

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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