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King Kong busca venganza

 

El 3 de marzo del año pasado, en el Barclays Center de Brooklyn, el cubano Luis ‘King Kong’ Ortiz estuvo tal vez a un solo golpe sólido más de convertirse en el segundo ‘latino’ en conquistar un título mundial del peso completo, cuando tuvo al borde del nocaut en el séptimo asalto a Deontay Wilder en su choque por el cetro del Consejo Mundial de boxeo (CMB).
Pero aunque tuvo que cruzar en bicicleta el Niágara y buena parte del Océano Atlántico para lograrlo, Wilder sobrevivió y terminó derribándolo dos veces en el décimo episodio para apuntarse el nocaut a los 2:05 minutos.
Entonces, el primero de junio de este año, en el Madison Square Garden, el descendiente de mexicanos Andy Ruiz, Jr. terminó robándole el tiro y, en una gran sorpresa, se convirtió en el segundo ’latino’ en coronarse en la division máxima, después de John Ruiz, al noquear en el séptimo episodio al británico Anthony Joshua.
Lo irónico es que, según se informó entones, cuando Jarrell Miller, el retador original de Joshua, tuvo que retirarse del pleito por dar posivo, la pelea le fue ofrecida a Ortiz, quien supuestamente rechazó una bolsa de $5 millones, y fue entonces que Ruiz entró en escena.
Pero en vez de sentir frustración o envidia, Ortiz lo que sintió fue una gran alegría.
“Me sentí emocionado, orgulloso de él”, dijo el peleador zurdo de 6’4” de estatura y 40 años de edad. “Era su destino, su momento”.

El destino o algún facsímil razonable, sin embargo, también ha querido que ahora, con solo un par de semanas de diferencia, ambos vayan a peleas de revancha contra esos mismos oponentes: Ortiz, con marca de 31-1 y 26 nocauts, retará el sábado 23 de noviembre a Wilder (41-0-1 y 40), de 6’7” y 34 años, por el mismo cetro del CMB en el MGM Grand de Las Vegas, mientras que Ruiz (33-1 y 22), de 6’2” y 30 años, expondrá sus cetros de la AMB, FIB y OMB ante Joshua (22-1 y 21) el sábado 7 de diciembre en Arabia Saudita.
Si los astros se alinean de cierta manera, tal vez ayudados la reciente llegada de Walter Mercado, ambos, Ortiz y Ruiz, ganarán sus respectivas peleas, preparando la escena, tal vez, para un choque unificatorio ‘puramente latino’ entre ambos.
“Yo no sé si él ganará, porque esa pelea puede ir en muchas direcciones diferentes”, dijo Ortiz en una conferencia telefónica promocional sobre su encuentro, que irá por Fox ‘pay-per-view’, “pero sí me gustaría que ganara”.
“Me gustaria una pelea unificatoria de cualquier manera, pero sería algo extraordinario que fuera entre nosotros dos”.
Y de seguro que él tratará de hacer su parte.
En sus contestaciones a las preguntas de la prensa, en las que su entrenador, Germán Caicedo, le sirvió de intérprete, Ortiz, quien según comentaban los propios periodistas norteamericanos, se vio en excelentes condiciones físicas en un entrenamiento público que hiciera hace poco, se mostró sumamente tranquilo y confiado.

 

“No tengo nada personal contra él”, dijo sobre Wilder. “Le tengo mucho respeto como persona y como boxeador”.
E incluso, a pesar de que un periodista le comentó que en el famoso séptimo asalto Wilder estaba en tal mal estado que el árbitro muy bien hubiese podido parar la pelea, Ortiz se mostró en desacuerdo.
“El era el campeón defendiendo su corona y merecía tener la oportunidad de recuperarse”, dijo. “Estoy seguro de que eso fue lo que el árbitro pensó, y así ocurrió”.
Si acaso, Ortiz se culpó por no haber podido aprovechar el momento.
“Siempre cuando lastimo a alguien de esa manera termino noqueándolo”, dijo. “Creo que lo lastimé con el gancho de derecha pero después no recuerdo bien, tiré muchos golpes”, agregó.
“Lo único que pensé fue: ‘Tenemos un nuevo campeón mundial’”, dijo Caicedo, quien se manifestó mucho menos diplomático que su peleador, quien apenas perdía por un punto en las tres tarjetas -85-84- al momento de que finalizara la pelea.
“Vamos a hacer lo mismo que para la primera pelea”, dijo. “Luis le boxeó, usando mucho su jab, para controlarlo, pero Wilder es muy impredecible y hace muchas locuras sobre el ring”.
“De hecho”, dijo, “conectó golpes ilegales de todo tipo, golpes que hasta rayaban en lo criminal”.
“Lo único que esperamos que cambie en esta pelea es que no se lo vuelvan permitir”.

 

De paso, Ortiz ni su entrenador le confirieron mucha importancia al peso que hará Ortiz, quien marcó bٞásicamente su peso promedio de 241 en la primera pelea, por los 214 de Wilder, quien es bastante mٞás alto.
“Nunca se ha tratado del peso” dijo Ortiz, por ejemplo, “sino de estar en buenas condiciones”.
Caicedo agregó: “Para esta pelea, el equipo completo decidió que no nos íbamos a quedar a entrenar en Miami, y decidimos hacer el campamento en Las Vegas, donde llevamos 12 semanas”.
“No es que Luis se la pase de un lado para otro en Miami, porque es un hombre de familia, pero de todos modos en Miami él está todeado por todo el mundo, tiene a sus hijos, que están en la escuela…”.
“Aquí (en Las Vegas) he estado concentrado un mil por ciento en la pelea”, dijo el peleador. “Ha sido un sacrificio, porque he tenido que estar alejado de mi familia todo este tiempo, pero espero que eso solo me sirva de gasolina adicional en la noche de la pelea”.

 

 

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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