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Juanma ‘strikes back’

Es curiosa la manera que, en el boxeo, los clichés a menudo dicen la verdad: “Lo último que se pierde es la pegada”, “ganará el que logre imponer su estilo”, “un leopardo es incapaz de cambiar sus manchas”…

Bueno, por suerte para Juanma López, por lo menos creo que las tres expresiones comprobaron su veracidad el sábado en la noche en la cartelera del coliseo Rubén Rodríguez que representó el debut en la Isla de Danny ‘Swift’  García.

A Juanma, en efecto, se le ha criticado a lo largo de su carrera por su propensidad a irse al toma y dame con sus rivales, pese a que cuenta con habilidad boxística suficiente como para dominar tranquilamente a distancia a la mayoría de sus oponentes.

Claro, su resistencia es probablemente un factor en esto: ya sea porque no ha entrenado bien, o sencillamente porque es un hombre que tiende a cansarse, Juanma también ha demostrado, en ocasiones, que va perdiendo fuerzas según progresan sus peleas, aunque las vaya dominando con claridad –tal como le ocurrió en su primera derrota ante Orlando Salido.

Y, tal vez por eso, en ocasiones ha salido a rifarse, sabiendo que gracias a su pegada, aún así mantiene más de un 50% de probabilidades de conseguir la victoria.

De eso deben haberse dado cuenta perfectamente Daniel Ponce de León y su grupo de trabajo, a raíz de la aplastante derrota en un asalto que este sufrió ante el boricua en 2008, cuando el mexicano, un peleador fuerte y de bastante pegada, optó por lanzarse a un ataque suicida cuando es probable que lo que más le hubiese convenido hubiera sido alargar la pelea.

Pese a sus limitadas facultades boxísticas, pues, tal como se esperaba, De León abrió la reyerta sabatina boxeando tranquilamente, y hasta es posible que haya ganado el primer episodio.

A comienzos del segundo del duelo entre los dos zurdos, sin embargo, Ponce de León se apuntó un rápido ‘knockown’  cuando, con una combinación de izquierda y derecha a la cara, provocó que el boricua pusiera una rodilla en la lona.

Grave error para De León.

Tal vez envalentonado por esa caída, o tal vez porque ese era su estilo natural, León recayó entonces en su habitual estilo ciclónico… el mismo que le había llevado a sucumbir, víctima de un devastador gancho de derecha de Juanma, hacía casi seis años.

Y el resultado fue el mismo: Juanma le taladró un gancho a la mandíbula que provocó que las gotas de sudor le irradiaran de la cabeza en todas direcciones, y De León cayó de espaldas a la lona.

Milagrosamente se reincorporó, pero poco después volvió al piso –esta vez por una mezcla de golpes y empujón- y se encontraba contra las sogas tratando de capear una lluvia de golpes del boricua cuando el árbitro Luis Pabón intervino para detener la pelea.

De León luego diría que Pabón había había actuado prematuramente, y las repeticiones sí demostraron que logró evadir o bloquear la mayoría de los golpes que Juanma le estuvo lanzando. Pero también es cierto que algunos algunos golpes sí le entraron y que él no estaba repeliendo el ataque… hasta después de que Pabón levantara los brazos.

En fin, el propio De León diría después: “Caí en la trampa de Juanma”.

La espectacular victoria, de paso, sirvió para revitalizar la carrera de Juanma, quien, a los 30 años, había sido descartado por muchos fanáticos que creían que debía acogerse al retiro, en gran medida por su aplastante revés del año pasado ante Mikey García y sus dos derrotas ante Salido, empeoradas por las injustificadas acusaciones de Juanma –tildándolos de ser apostadores- contra los árbitros que detuvieron esos dos encuentros, Roberto Ramírez, hijo y Roberto Ramírez, padre.

“Uno solo es tan bueno como su última pelea”, diría después Juanma, recitando otra vieja frase boxística. “Antes decían que estaba acabado, pero ahora todo el mundo va a decir que me queda un montón”.

Y Freddy Trinidad, el entrenador que recibió críticas por la forma en que Juanma había lucido ante Mikey, también se sintió reivindicado por la victoria. “Había una presión tremenda”, reconoció. “Pero yo sabía que, por falta de condición, Juanma no iba a perder”.

“Y va a parecer increíble, pero hasta practicamos lo de la caída”, agregó. “Yo le dije que, pasara lo que pasara, no se levantara  enseguida a salir a pelear si lo tumbaban, como hizo con Mikey… que se cogiera su tiempo”.

Por último, al hablar de su futuro, Juanma repitió otra de las frases que tambien se han escuchado antes en la larga historia del boxeo: “Yo no soy promotor, solo peleador. Yo peleo con el que me digan”.

Muy cierto también.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y acaba de publicar su primer libro, San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.

(ceuyoyi@hotmail.com)

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