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Golovkin necesita una pelea grande

A raíz de su impresionante victoria sabatina sobre el australiano Daniel Geale, Gennady Golovkin se describió a sí mismo de la siguiente manera: “Ese mi estilo, el estilo mexicano. Esto es una pelea, no un juego, y me encanta pelear”.

De hecho, el peleador kazajo no pudo haber descrito de mejor manera lo que acababa de hacer sobre el ring: había perseguido sin cesar a Geale, un dos veces excampeón mundial de 33 años que tenía marca de 30-2 con 16 nocauts y nunca había sido noqueado.

Y, en efecto, recibió de este un perfecto derechazo en la mandíbula antes de derribarlo con un derechazo de riposta, en ruta hacia su triunfo por nocaut en el tercer asalto.

El mismo fue su decimoséptimo nocaut seguido y su undécimo en defensas titulares, para mejorar su marca a 30-0 con 27 nocauts al conservar el cetro mediano de la AMB.

Fue, de hecho, un nocaut espectacular. Si hubiera sido un juego de fútbol, los comentaristas todavía estuviesen gritando ‘gol’.

Pero pese a que se describió como fanático de las típicas peleas mexicanas -esos combates a lo puro macho en lo que las neuronas van yéndose por desagüe-, lo cierto es que Golovkin es un peleador demasiado metódico o demasiado técnico como para eso.

De hecho, Max Kellerman, comentarista de HBO, se pasó hablando de su ‘paciencia’, y tenia razón: Golovkin aplica presión, sí, pero sin desesperarse. Y da la impresión, en efecto, que cuando recibe algún golpe fuerte, es algo completamente premeditado: porque sabe ya que su rival no puede lastimarlo y porque, como ocurrió el sábado, así puede llegar más rápido al nocaut.

“El nocaut es lo que le gusta a los fanáticos”, dijo, siempre sonriente, en la entrevista post pelea.

Tanto así, que es la manera más rápida de ganar fama y fomentar una ferviente fanaticada.

Uno de los que lo comprendieron así fueron Bill Cayton y Jim Jacobs, los manejadores boxísticos de Wilfredo Benítez y Edwin ‘Chapo’  Rosario, cuando buscaron una manera rápida de convertir en superestrella a un carismático peso completo aún adolescente llamado Mike Tyson.

Sí, Tyson estaba noqueando a todo lo que le pon?ían al frente, pero hubiese tardado unos cuantos años en convertirse en una atracción de primera si seguía peleando en carteleras pequeñas y fuera de la televisión.

Sin embargo, entonces Jacobs y Cayton editaron entonces un vídeo que mostraba sus nocauts uno tras otro, y se lo enviaron a los principales cronistas boxísticos del país… y su reputación se aupó de la noche a la mañana.

Con Golovkin está pasando lo mismo, aunque, en su caso, su exposición esté ocurriendo en sus frecuentes presentaciones por HBO.

Una de sus desventajas es que ya tiene 32 años. La otra, que su promotor es la empresa K2 de Tom Loeffler, no la Top Rank de Bob Arum ni la Golden Boy Promotions de Oscar de la Hoya.

Por lo tanto, no le queda más remedio que seguir peleando y noqueando en lo que consigue una pelea grande con peleadores vinculados a alguna de esas dos compañías.

Por un momento pareció haberla obtenido: a principios de año se anunció que estaría peleando el 19 de julio con Julio César Chávez, una de las estrellas de la Top Rank, aunque la pelea iba a ser en las 168 libras.

Pero posteriormente la pelea se canceló cuando Chávez, a quien al parecer solo le queda una pelea en su contrato con la Top Rank, no aceptó la exigencia de que extendiera su pacto para poder pelear con el kazajo.

¿Qué otras opciones tiene Golovkin?

Bueno, él mismo mencionó en primer turno al boricua Miguel Cotto, y tiene toda la lógica del mundo: Cotto acaba de convertirse en campeón mediano del CMB gracias a su victoria sobre Sergio ‘Maravilla’   Martínez, y una pelea unificatoria con Golovkin, especialmente en el Madison Square Garden, sería una atracción monumental.

Sin embargo, yo creo que tanto Bob Arum -quien presentó? su  pelea con Maravilla- como sus asesores saben que, pese a ser un campeón mediano, Cotto no es realmente un peleador de 160 libras, mientras que Golovkin, quien mide 5’10 ½”, es casi un súper mediano rebajado.

Otras opciones unificatorias serían con el campeón mediano de la FIB, Sam Soliman, un australiano de 40 años de edad y marca de 44-11 y 18 que probablemente representaría la repetición de lo ocurrido con Geale, o con el descendiente de cubanos Peter Quillin, monarca mediano de la OMB: pero aquí la traba es que Quillin está ligado a Golden Boy y, por lo tanto, tiene un contrato de exclusividad con Showtime, mientras que Golovkin es un peleador de HBO.

Además, muchos aseguran que la Golden Boy quiere mantener a Qullin como campeón para entregárselo eventualmente a su gallinita de los huevos de oro, Saúl ‘Canelo’  Alvarez, quien no parece muy distante de subir a las 160 libras.

En fin, luego de ver a Golovkin el sábado, el promotor independiente Lou DiBella tuiteó: “Golovkin no va a tener problemas nunca con alguien que se le pare al frente. Para poder ganarle, va a hacer falta un boxeador que tenga buenos movimientos y defensiva”.

De hecho, ese boxeador tiene nombre y apellido: Andre Ward, el invicto monarca de la AMB y considerado hasta hace poco como uno de los mejores ‘libra por libra’  del mundo.

El problema es que Ward se operó de un hombro,  está inactivo desde el año pasado y dudo mucho que, cuando retorne luego de su largo descanso, esté dispuesto a pelear con alguien como Golovkin.

Así que… a seguir noqueando a diestra y siniestra, Gennady, que esto parece ir para largo.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y publicó recientemente su primer libro, San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.

(ceuyoyi@hotmail.com).

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