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Chávez alcanza la madurez

Luego de su sólida victoria sabatina sobre Bryan Vera, Julio César Chávez, Jr. infló los pulmones con orgullo en el Alamodome de San Antonio y proclamó que Sergio ‘Maravilla’ Martínez debería volver a pelear con él “después de que derrote a Miguel Cotto”.

También aseguró que el argentino, quien tanto cacareó que Chávez le tenía miedo antes de que el mexicano finalmente le hiciera frente en septiembre de 2012, era quien ahora temía la revancha.

Poco antes, el promotor de Chávez, Bob Arum, ya había inflado también los pulmones al especular que, si vencía a Vera, Chávez podría encaminarse a medirse antes que finalice el año con el invicto campeón mediano, Gennady Golovkin.

Todo esto es tan complicado que merece que se analice con detenimiento.

En efecto, al mejorar el sábado su récord a 48-1-1 y 32 nocauts, Chávez, de 28 años, revitalizó una carrera que se ha visto minada por varias ilegalidades (positivos a diuréticos y marihuana, por ejemplo) así como por repetidas incapacidades para cumplir con el peso acordado, cuando derrotó sin duda alguna y por decisión unánime al texano Vera (23-8 y 14 nocauts).

En gran medida, su triunfo despejó el mal sabor que dejara el choque anterior entre ambos, celebrado en septiembre pasado, cuando Chávez se benefició de una dudosa victoria por decisión unánime en una contienda en la que, con la excepción de los jueces, todo el mundo -incluyendo a Stevie Wonder, como dice el viejo chiste- vio ganar a su rival.

Y eso que Chávez marcó entonces 173 libras, recibiendo una “concesión especial”  después de no haber cumplido, ni remotamente, con el peso máximo de 168 libras.

Pero tal vez porque ahora en la revancha Chávez cumplió con el peso acordado y, además, atacó con valentía y resolución a su rival, los comentaristas de HBO se desbordaron de elogios.

“Julio pelea mejor cuando pelea como su padre”, dijo alguno de ellos: no sé si Roy Jones, o Max Kellerman.

Y lo cierto es que por lo menos parece haber cogido los entrenamientos en serio, alcanzando, así, cierto grado de madurez.

Claro, igual hay que decir que Julito lució así frente a un Vera que no es un portento ni nada parecido, sino un peleador fogoso que gusta a la televisión y también le gusta a sus oponentes, porque no pega mucho, no tiene defensa y, aún así, se para a pelear todo el tiempo.

En el fondo, no es más que un peso mediano pequeño que ahora tiene un récord de 7-7 en sus últimas 14 presentaciones. Y solo hay que mencionar que, entre esas derrotas, Vera tiene dos por nocaut, incuyendo una ante James Kirkland… un junior mediano.

Pero, claro, lo que la gente tal vez recuerda de Chávez es la caída que le propinó a Maravilla Martínez en su combate del año pasado, cuando tuvo al argentino al borde del nocaut en el duodécimo asalto después de que este le hubiera bailado un tango en la cara durante los primeros 11 episodios.

Y hay alguna gente -bueno, al menos yo- que está convencida de que ese ataque final sobre Martínez se debió más que nada al agotamiento del argentino, que había estado moviéndose durante toda la pelea para evitar un choque frontal con alguien que había subido al ring pesando unas 20 libras más que él.

De todos modos, en lo que sí creo que Chávez tiene cierta razón es en la renuencia que Martínez debe tener a volver a pelear con él, aun si vence a Cotto el 7 de junio: el mexicano sencillamente es demasiado grande y fuerte.

El argentino, por otra parte, ya tiene 39 años y viene de ser operado tanto de la mano izquierda como de la rodilla.

Así que llegamos a la supuesta pelea con Golovkin.

Arum, claro está, hizo el anuncio antes de la pelea de Chávez con Vera -es decir, para echarle más leña al fuego de la promoción-, de la misma manera en que siempre empieza a hablar de una pelea con Mayweather cada vez que su otro pupilo, Manny Pacquiao, reaparece sobre el ring.

Y una vez pasa la cartelera lo echa todo al saco del olvido.

¿Se atrevería Arum a arriesgar a un Chávez que le genera millones incluso contra rivales como Vera, poniéndolo frente al temido y temible campeón mediano de la AMB que posee un récord de 29-0 con 26 nocauts y ha ganado sus últimas 16 por la vía del achocamiento?

La gente de Golovkin dice que el kazajo está dispuesto a subir a las 168 libras para propiciar el encuentro a fines de año.

Lo cual suena bastante bien.

Lo malo es que para entonces ya Chávez probablemente andará por las 175… y Arum muy probablemente estará hablando de la inminencia de una pelea con Bernard Hopkins.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y acaba de publicar su primer libro, San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad.

(ceuyoyi@hotmail.com)

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