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A Rocky el hijo le salió pelotero



Hay numerosos boxeadores que han sido hijos de boxeadores, y muchos peloteros que han sido hijos de peloteros.
Menos frecuente, sin embargo, son los peloteros que han sido hijos de boxeadores.
Que yo recuerde, está el caso de Nicolás ‘El Puma’ Ortiz, quien fue un peso welter de gran promesa y carisma en los años setenta, llegando incluso a estelarizar carteleras en el coliseo Roberto Clemente, y es padre de Nick Ortiz, un jugador del cuadro que se desempeñó varios años en el béisbol organizado y 15 años en la Liga de Puerto Rico y es ahora uno de los ‘coaches’ de los Gigantes de San Francisco y, según se rumora, podría ser el próximo dirigente de los Cangrejeros de Santurce en la liga invernal.
Pero ahora hay un caso parecido.


El vegabajeño Román ‘Rocky’ Martínez, quien reinó tres veces como campeón junior ligero de la OMB y tuvo un récord de 30-4-3 y 18 nocauts antes de retirarse en 2019, y labora ahora como entrenador junto a su mentor, Papo Torres, en el gimnasio de Dorado, es el padre de Luis Martínez, un prometedor receptor e inicialista de 18 años de edad que despunta como futuro ‘drafteado’ por alguna organización de Grandes Ligas.
Luis estudia actualmente en la Shaddai Christian Baseball Academy de Dorado, de donde en mayo se graduará de cuarto año y ya tiene un compromiso para iniciar su carrera colegial en agosto con los Warriors del Indian Hills Community College, en Iowa.

 


“Ya ha habido acercamientos para firmar como profesional”, dijo Luis recientemente, “pero en realidad yo prefiero hacer primeros mis estudios”.
“Indian Hills es un colegio de dos años, donde pienso estudiar para ser quiropráctico y especialista en masajes, y luego podría transferirme a un colegio de cuatro años”, dijo el bateador derecho de 5’9” de estatura.
“Eso sería a menos que recibiera una gran oferta ahora y me escogieran en el ‘draft’, pero yo creo que de todos modos puedo participar hasta en cuatro sorteos si estudio, y conseguir subir a rondas mejores dependiendo de mi actuación universitaria”.
En Puerto Rico, Luis ha jugado en los últimos años con el equipo de Puerto Rico Fire Baseball Team (PRFBT), cuyo dirigente, Emanuel Rosario, es precisamente el presidente de la Asociación de Escuchas de Puerto Rico.

 


Con PRFBT, Luis ha jugado en la American Congress y ahora jugará en la liga Palomino.
El informe de los analistas de Perfect Game, la organización que evalúa a los peloteros juveniles en Estados Unidos, dice sobre él:
“Es de estatura promedio, pero con capacidad para agregarle fuerza a su físico. Corrió 7.24 en las 60 yardas. Es principalmente un receptor, se mantiene muy compacto, suelta la bola con fluidez y sin mucho esfuerzo. Tiene unos instintos sólidos y unos movimientos económicos que pueden serles muy útiles en los juegos. Llegó a tirar en 1.91 en las pruebas con unas sólidas 77 millas por hora en la potencia de su brazo. Como bateador, empieza su ‘swing’ de forma nivelada y la bola explota desde su bate, con tendencia a halar la bola. Buen estudiante”.
“Cuando era más pequeño yo jugué todas las posiciones, menos ‘catcher’, porque no me dejaban”, dijo Luis. “Pero yo insistí y el dirigente me puso a catchear, me gustó, y ahí me quedé”.

 


Aunque su padre tratٗó de interesarlo en el boxeo, la cosa no prosperó.
“Probé, pero no me gustó”, dijo el muchacho.
Su padre tiene una confesión parecida, pero a la inversa.
“Nunca me gustó el béisbol”, dijo, riendo. “Lo odiaba”.
“Pero ahora, por el nene, me está empezando a gustar”.
Por lo menos Sofía, su hija de nueve años, aunque practica el voleibol, está empezando a cogerle el gusto al boxeo.
“Ya lo ha practicado y le gusta”, dijo Rocky finalmente.

El autor formó parte de la redacción deportiva de El Nuevo Día de 1981 a 2008 y es el autor de San-Tito, sobre la carrera de Tito Trinidad y de la novela El último kamikaze, ganadora del certamen del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2016.
(ceuyoyi@hotmail.com).
En twitter, Ceuyoyi, En Facebook, Jorge L. Prez

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