Sucedió lo que todo el mundo sabía que iba a pasar. Manuel Natal, Alexandra Lúgaro, Rafael Bernabe y otras figuras políticas conocidísimas fundaron un movimiento con la intención de aglutinar fuerzas en contra del débil bipartidismo. Desde que el Movimiento Victoria Ciudadana (Victoria) develó su logo, que ha sido objeto de obsesión para muchos, no se han detenido los análisis sobre su viabilidad electoral. Entiendo que algunas candidaturas de Victoria son viables siempre y cuando comiencen a reconocer desde temprano el reto de la abstención electoral.
La apatía con el bipartidismo podría manifestarse a través de la abstención. En la figura 1 podemos ver la tendencia de disminución de participación electoral en Puerto Rico. Desde el 2004 al 2016 la participación electoral ha disminuido en 8%.
Aunque no se le puede adjudicar esta tendencia meramente al disgusto con los partidos políticos, la literatura científica sobre comportamiento político en Puerto Rico nos puede ayudar a darle sentido a esta baja.
Primero, Puerto Rico reporta uno de los niveles más altos de afiliación partidista en Estados Unidos y en el mundo. Esto está relacionado a los altos niveles de participación y los esfuerzos de movilización de los partidos. Si la confianza en los partidos tradicionales está desgastada, los esfuerzos de movilización del PPD y el PNP podrían ser futiles.
Segundo, la apatía con los partidos tradicionales ha sido mencionada como razón de abstención en estudios cualitativos del pasado. En numerosas ocasiones he escuchado a amigos decirme: “Yo no voy a votar. Los dos partidos son lo mismo.” Este sentido de “mi voto no cambia nada” (conocido en inglés como “internal efficacy”) también reduce la participación electoral.
Este reto, aunque difícil, no es imposible de vencer. Entiendo que hay dos recetas probadas para combatir este obstáculo.
La primera es un programa masivo de registro de votantes jóvenes y no afiliados. Dos años antes de lanzar su candidatura en el 2008, Barack Obama llevó a cabo un programa como este para registrar cientos de miles de Afro Americanos que le dieron la victoria en estados clave durante las primarias contra Hillary Clinton.
La segunda es una estrategia de mensajería que descubra de qué se tratan las elecciones de 2020. Este mensaje tiene que apelar a los votantes disgustados con los partidos tradicionales y brindar soluciones reales a los problemas que enfrentan los puertorriqueños.
Si el Movimiento Victoria Ciudadana supera el reto de la abstención y crea una nueva coalición de votantes jóvenes y disgustados con los partidos tradicionales, su viabilidad electoral sería una realidad. El ambiente electoral para un nuevo movimiento está presente. Definitivamente, el MVC podría explotar un nicho electoral que se ha dado más de una vez en la historia política puertorriqueña.
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El autor de este blog es consultor de campañas políticas.