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Las ONG

Hoy día existe una vasta literatura sobre cómo lograr una mayor eficacia del Estado en la utilización de los escasos recursos. La colaboración entre el sector público y privado, hasta el momento, parece ser una alternativa viable.

La colaboración entre las organizaciones no gubernamentales (ONG) y los gobiernos se ha venido reforzando en los últimos años, ya que ambos actores han podido constatar lo beneficioso que resulta el entendimiento y respeto entre ellos a la hora de ejecutar proyectos de desarrollo nacionales, especialmente en los países en vías de desarrollo. Se podría decir que esta concordancia entre las ONG y los gobiernos ha dado lugar a una situación de una dependencia saludable. Estos últimos aportan a las ONG fondos y apoyo en sus acciones, y por otro lado, las ONG aportan a los gobiernos sus experiencias y contactos en el terreno, logrando una cooperación más efectiva al desarrollo de los proyectos. Este “consorcio” ha sido muy positivo, y los más beneficiados han resultado ser los sectores más desfavorecidos.

Las ONG poseen una serie de características que para los gobiernos resultan atractivas: son casi siempre organizaciones independientes de los gobiernos; organizaciones  flexibles, y adaptables al entorno; sin fines lucrativos; de carácter voluntario y desprendido; y desarrollan vinculaciones personales en el ámbito de la actuación. En este sentido, en determinadas situaciones de conflicto civil donde no existe un gobierno fuerte y sólido capaz de recibir y distribuir la ayuda, las ONG pueden desempeñar la labor de recepción y distribución gracias a sus contactos sobre el terreno.

Para que una alianza entre gobierno y ONG funcione se debe contar con fondos gubernamentales, una estructura de coordinación entre ambos, y un intercambio de ideas continuo para la discusión y diseño de métodos innovadores de la cooperación al desarrollo.

Igualmente, se debe poner énfasis en aquellos proyectos que favorezcan el desarrollo económico y social de los sectores más desfavorecidos de la población, apoyando su capacidad autónoma y promoviendo a su vez el estímulo de proyectos de formación y capacitación.  Se debe permitir la acumulación de recursos financieros, especialmente en los casos de proyectos productivos, con el propósito de financiar nuevos proyectos. Por último, es muy importante reforzar las ONG pequeñas y locales, para que éstas continúen la labor de desarrollo una vez se retiren las ONG con más experiencia.

A pesar de las buenas relaciones, las críticas a las ONG por parte de los gobiernos y las críticas de las ONG a los gobiernos no se han hecho esperar.

Para los gobiernos, las ONG presentan ciertas características que impiden que éstas sean las protagonistas en un futuro, de la cooperación al desarrollo. Estas críticas buscan justificar la necesidad de apoyo gubernamental dentro de los proyectos ejecutados por las ONG respetando, claro está, su autonomía. Las más comunes son:

  1. Poseen una excesiva personalización de los intereses que representan;
  2. Adolecen de graves insuficiencias en sus estructuras administrativas;
  3. Son vulnerables al chantaje, siendo víctimas de sus acciones, haciéndose necesaria el apoyo gubernamental;
  4. No fomentan unas relaciones más sólidas con las ONG pequeñas y locales;
  5. No fomentan la participación de los grupos beneficiados;
  6. Necesitan hacer un mayor esfuerzo para lograr una mayor profesionalidad, tanto en los aspectos de objetivos como de trasparencias de sus recursos financieros; y
  7. Necesitan una mayor coordinación entre las ONG, para de esta manera mejorar el efecto de sus acciones.

Son más las críticas por parte de las ONG a los gobiernos:

  1. Existe la preocupación que la política de cooperación al desarrollo se convierta en un instrumento de la política partidista;
  2. No existe un seguimiento a las acciones una vez terminado los fondos;
  3. Se critica la ayudas a corto plazo, y abogan por políticas permanentes;
  4. Se critica la poca capacidad para prevenir donde se va a necesitar ayuda;
  5. Se critica que los gobiernos vean en ocasiones a las ONG como instrumentos de sus políticas;
  6. Se acusa a los gobiernos de favoritismo y discriminación con respecto al otorgamiento de ayudas a las ONG; y
  7. Se critica la poca presencia internacional.

Debo resaltar el futuro prometedor que tienen las relaciones entre las ONG y los gobiernos. No hay duda de que este tipo de relación entre el sector público y el privado debe ser el modelo a seguir.

En Puerto Rico, aunque tenemos una larga tradición de ONG en proyectos nacionales de desarrollo, no existe una alianza genuina entre las ONG y el Gobierno. Celebro los primeros pasos realizados por el Secretario de Estado, David E. Bernier Rivera, para coordinar servicios dirigidos a las ONG, lo que representa un hito en la historia de la ONG boricua. Aún nos queda mucho por hacer. No hay duda que debemos fortalecer el financiamiento y la internacionalización de la ONG, y construir una mayor confianza entre las ONG y el Gobierno.

 

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