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La solución ejecutiva

Desde mi punto de vista, existe en el Partido Popular Democrático (PPD) un consenso en el desarrollo del Estado Libre Asociado (ELA). Las diferencias solo afloran en el alcance que debe tener ese desarrollo. Por un lado, tenemos quienes creemos que el ELA debe ser desarrollado o culminado hacia la soberanía; por otro lado tenemos quienes creen en el desarrollo de un ELA dentro del marco federal norteamericano. A estos dos grupos debemos añadir un tercero de aquellos que le temen a que las diferencias en el alcance del desarrollo del ELA propicien un cisma en el PPD, que le temen más al conflicto que a la solución.

A pesar de las diferencias sobre cuál debe ser el alcance del desarrollo del ELA, existen cinco puntos que podrían ser consensuados, y que representen una hoja de ruta procesal para el desarrollo del ELA.

  1. Todos están de acuerdo en defender un desarrollo del ELA que pueda ofrecer las herramientas necesarias para enfrentar los retos que nos permitan un desarrollo sustentable, propiciando justicia social e igualdad de oportunidades.
  2. Que el desarrollo del ELA sea no colonial y puertorriqueñista, y que propenda al desarrollo sustentable.
  3. Que el desarrollo del ELA incluya la continuidad de la ciudadanía norteamericana, junto con la puertorriqueña.
  4. Que el desarrollo del ELA sea el resultado de un proceso de negociación con los Estados Unidos (EEUU), que culmine en un nuevo pacto o tratado entre ambos pueblos.
  5. Que el resultado de las negociaciones de un ELA desarrollado debe ser refrendado por el pueblo de Puerto Rico y por el Congreso. Una vez sea el ELA desarrollado refrendado por ambas partes, el pueblo de Puerto Rico se convocaría a una asamblea constituyente para dar forma al nuevo marco político llamado el Estado Libre Asociado o de otra manera.

En este sentido, el PPD adoptaría la defensa del desarrollo del ELA por vía de la negociación con los EEUU, que represente la convergencia de los intereses puertorriqueños y norteamericanos. Para garantizar que los intereses puertorriqueños sean salvaguardados, es de suma importancia que tengamos claro los intereses norteamericanos y qué estarían dispuestos a ofrecer ellos en una negociación. ¿Qué desea el norteamericano?, es pregunta obligatoria que debe formularse cada puertorriqueño si queremos, como sociedad, lograr lo mejor para Puerto Rico en la negociación. Para la contraparte puertorriqueña, los parámetros de la negociación serían los cinco puntos antes descritos.

El problema colonial de Puerto Rico solo se resolverá cuando norteamericanos y puertorriqueños asuman con naturalidad que sus intereses y visiones del mundo pueden divergir atreviéndose a decirlo en público sin miedo y a gestionar eses diferencias como adultos, es decir negociando.

Esta “solución ejecutiva” daría una sola voz fuerte y clara al PPD en el tema del status. De nada serviría establecer la hoja de ruta procesal sin presentar al mismo tiempo los cimientos y pilares de nuestra recuperación socioeconómica. No es necesario, y sería contraproducente, esperar al resultado de las negociaciones para comenzar a regenerar al País. Por ello, el PPD debe presentar al pueblo de cara a las próximas elecciones:

  1. Una reforma legislativa basada en la unicameralidad y el legislador ciudadano.
  2. Un Puerto Rico de las regiones, que reforme la organización política y administrativa territorial del País.
  3. Una reforma judicial basada en un sistema de carrera y mérito de jueces y fiscales.
  4. Una reforma política que incluya la segunda vuelta electoral y la limitación de términos.
  5. Una reforma electoral que facilite las alianzas políticas y la inscripción de partidos.
  6. Una reforma de salud basada en la prevención que nos lleve en un futuro a un sistema de salud universal.
  7. Una reforma educativa que fortalezca la formación profesional, el deporte, el arte y la cultura puertorriqueña.
  8. Una reforma del servicio público que implique una reorganización profunda en la estructura gubernamental en el que predomine el estricto principio del mérito secularizado.
  9. La internacionalización del País para permitir nuestra integración al mundo.
  10. Un renovado modelo económico que permita a Puerto Rico acelerar su proceso de transformación productiva, aumentando urgentemente la inversión puertorriqueña, la productividad y la diversificación de la economía, brindando mayor énfasis en el sector de los servicios y la exportación a través de incentivos.

No tengo la menor duda que si el PPD adopta a una sola voz el desarrollo negociado del ELA, y le presenta al País las reformas indispensables para lograr una transformación democrática y socioeconómica, estaremos encaminados hacia una nueva era puertorriqueña.

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