La economía y la Libre Asociación
En reiteradas ocasiones escuchamos argumentos de que para resolver el problema centenario del status político de Puerto Rico antes debemos mejorar nuestra economía. Quienes defienden este argumento parten de la premisa, equivocada por demás, de que es posible lograr una economía robusta bajo el actual sistema colonial. Creen posible que bajo una economía colonial, quebrada e improductiva, podremos lograr lo que a todas luces es un imposible. Repiten y defienden como un mantra que antes que todo nuestra economía debe estar de pie, lo cual no hace más que perpetuar la quiebra colonial. Tengamos claro que bajo el actual régimen colonial es imposible enderezar lo que el colonialismo ha torcido irremediablemente.
Precisamente, los que ponemos todo nuestro empeño en la solución del estatus lo hacemos para dejar atrás nuestra quiebra y encaminarnos a una economía productiva que nos brinde la justicia social que tanto necesitamos. ¿Para qué resolver el estatus sino es para alcanzar la justicia social que nos permita vivir plenamente, con dignidad y felicidad?
Muchas personas, partiendo de una lógica colonial, de una economía quebrada, improductiva, dependiente de donaciones y subvenciones estadounidenses, se preguntan que cómo es que vamos a financiar esto y aquello bajo la soberanía. Ciertamente, es evidente que bajo una economía improductiva y colonial como la nuestra, no se podría.
La soberanía tiene como objetivo principal la creación de una economía productiva en democracia. Una economía productiva es la fuente de recursos para sufragar todo el aparato estatal, según sea nuestra capacidad.
Así que la pregunta debiera ser, ¿cómo vamos a crear una economía productiva para poder sufragar todas las responsabilidades que la soberanía conlleva? Conviene recalcar aquí la alegoría del padre y el hijo, cuando aquél le dice éste: “Hijo mío, ya es hora de que te valgas por ti mismo y tengas tu propia vivienda y responsabilidades.” El hijo, sudando, con los ojso como dos platos, le contesta: “¿En serio? ¡No me asustes, papi! ¿Y cómo yo voy a pagar el apartamento, la luz, el agua, el cable y todo lo demás?” A lo que el padre contesta: “Trabajando y produciendo como el resto del mundo”.
Un Puerto Rico en Libre Asociación con los EEUU permitirá acelerar el proceso de transformación productiva del país que tan urgente transformación necesita, aumentar la inversión puertorriqueña y extranjera, la productividad y la diversificación interna de la economía, poner mayor énfasis a los sectores de servicios, exportaciones, tecnología, agroindustria y turismo. Asimismo, podremos concentrar esfuerzos en el desarrollo de la propiedad intelectual, en la investigación, desarrollo e innovación de productos y en atraer inversión extranjera de mayor calidad, orientada a sectores y actividades consistentes con nuestro plan de regeneración económica. Se trata de una visión integral del desarrollo económico que promueva a largo plazo los objetivos principales de estabilidad, eficiencia, productividad, protección del ambiente y desarrollo social.
La soberanía que resultará de la descolonización implica también que las leyes de cabotaje norteamericana dejarán de existir tal como la conocemos, y que Puerto Rico podrá, de inmediato, comerciar justamente con los Estados Unidos y el resto del mundo. Al abaratarse los costos de la transportación marítima y aérea, abrirse los mercados a nuestros productos y a nuestros consumidores y al controlar nuestras propias variables económicas, la soberanía traerá una baja considerable en el costo de vida de los puertorriqueños. Esto hará a Puerto Rico más atractivo para la inversión extranjera, así como más competente en el desarrollo pleno del turismo y la agroindustria, que serán pilares de nuestra economía productiva futura.
El hecho que los puertorriqueños no podamos decidir quién entra en nuestro país y en qué condiciones es una limitación que ha impedido que el turismo sea el pilar de la economía puertorriqueña que debiera ser. Las restrictivas y limitantes políticas de visado turístico de los EEUU impiden el desarrollo turístico puertorriqueño pleno y del mejor tipo. Los puertorriqueños debemos asumir la responsabilidad de la inmigración y crear nuestra propia política de visados, abriéndole nuestro mercado turístico al resto del mundo sin las trabas que hoy le impone el actual sistema de visados colonial. Igualmente, es necesario que tengamos un servicio de inmigración y aduana las 24 horas en nuestros aeropuertos y puertos marítimos internacionales, para poder recibir vuelos internacionales de madrugada, que son los que ofrecen los precios más competitivos.
El control del espacio aéreo y marítimo puertorriqueño, así como la regulación de la transportación aérea y marítima, deben ser otros de los poderes soberanos que debemos asumir los puertorriqueños si queremos convertirnos en una potencia turística del Caribe. Ese poder nos permitirá abrir nuestro espacio aéreo y nuestros mares a un mayor número de líneas aéreas o marítimas del mundo bajo condiciones más favorables y flexibles.
Para ser más competitivo y productivo, Puerto Rico tiene que ser un país integrado plenamente al mundo. Por tanto, es imprescindible desarrollar una cultura internacional en todos los ámbitos de la vida puertorriqueña, con especial énfasis en el comercio, la cultura, la educación y el deporte como los cuatro pilares de la internacionalización del País. Invertir e insertarse de lleno en el ambiente de una economía internacionalizada ha dejado de ser una opción para Puerto Rico para convertirse en una necesidad.
Un Puerto Rico soberano contará con nuevas herramientas para garantizar un desarrollo socioeconómico sustentable, entre las que se encuentran:
- Estudios y recomendaciones sobre desarrollo socioeconómico puertorriqueño por parte de organizaciones internaciones especializadas.
- La inclusión de Puerto Rico en las bases de estadísticas socioeconómica internacionales que permitirán realizar una comparación con las demás economías del mundo.
- El acceso a financiamiento internacional por parte de organizaciones internacionales y otros países.
- Ser destinatarios de proyectos de cooperación al desarrollo por parte de organizaciones internacionales y otros países.
- Acuerdos bilaterales y multilaterales comerciales.
- Acuerdos bilaterales para la protección de inversiones.
- Acuerdos bilaterales para evitar la doble tributación.
- La vinculación directa en bloques comerciales.
- El control de nuestro espacio aéreo y marítimo que nos permitirá ampliar nuestras conexiones con el mundo.
- El control de la inmigración que nos permitirá flexibilizar los visados turísticos, inversionistas y de negocios.
El Caribe será nuestra puerta de entrada, ya que nos ofrece la oportunidad de lanzarnos hacia mercados cercanos y conocidos que nos llevarán a otros nuevos y más amplios. Para ello, es imprescindible formar un cuerpo de funcionarios profesionales en temas internacionales, capaces de identificar oportunidades y defender los intereses puertorriqueños a través del mundo. Aprovechando las múltiples maneras de representación diplomática que existen hoy día, algunas posibles gracias a la tecnología, Puerto Rico podrá establecer un cuerpo diplomático eficaz y bien adiestrado, capaz de llevar a cabo esta misión y la labor de promover e internacionalizar los productos y la cultura puertorriqueña.
Los intereses económicos norteamericanos serán salvaguardados bajo la soberanía puertorriqueña, siempre que no vayan en contra de los intereses económicos puertorriqueños. A los EEUU le conviene un Puerto Rico próspero, ya que representa mayores oportunidades de inversión y negocio para el capital norteamericano. Se suscribirán entre Puerto Rico y los Estados Unidos acuerdos comerciales, un acuerdo de protección de inversiones y un acuerdo para evitar la doble tributación que reflejarán los intereses de ambas partes. Todo esto creará las condiciones para que nuestros profesionales en la diáspora deseen regresar a Puerto Rico y contribuyan al desarrollo y crecimiento económico de su país.
El dólar norteamericano continuará siendo una moneda de circulación en Puerto Rico, si bien el gobierno puertorriqueño se reserva el derecho de acuñar su propia moneda, que convivirá con el dólar norteamericano.
Puerto Rico tiene una oportunidad única para regenerar su economía en Libre Asociación con los Estados Unidos. Ha llegado el momento de poner todo el empeño en resolver el problema del estatus para lograr un país verdaderamente democrático, productivo y de justicia social. Si continuamos presionando por un mejor país y exigiendo un proyecto viable de futuro, creo que nos encontramos ante el umbral de esa regeneración.
La soberanía no es garantía de una economía exitosa, es meramente la oportunidad de una economía exitosa. Todo dependerá de la visión de futuro que tengamos y del proyecto de país que impulsemos. La que sí está garantizado es que el desastre económico continuará agravándose bajo el fallido sistema colonial.
Los puertorriqueños enfrentamos dos opciones: la incertidumbre de la oportunidad o la certeza del hecatombe. Yo, personalmente, opto por la oportunidad. ¿Y usted?