De la tragedia a la mitología griega
Como uno de los doce Dioses del Olimpo, Alexis Tsipras, juró como primer ministro de Grecia por segunda vez en ocho meses tras una victoria en las elecciones anticipadas del pasado 20 de septiembre. Su partido político Syriza obtuvo una victoria de mayoría absoluta, esto más que por sus méritos, por un rechazo a los partidos políticos tradicionales a los cuales se les culpa por la crisis griega. De esta forma se garantiza que la mitología griega continúe.
El primer mandato de Tsipras fue de siete meses y ahora pretende gobernar por cuatro años, si se lo permiten. Hoy día Tsipras renace fortalecido políticamente tras una ruptura política en las filas de Syriza, provocando así la creación de un nuevo partido político, Unidad Popular, que a su vez se quedara fuera tras las últimas elecciones del Parlamento.
La participación electoral fue pobre pues los griegos sufren de una fatiga colectiva, lo que permitió que los neonazis de Aurora Dorada se convirtieran en la tercera fuerza política del País.
Alexis Tsipras no representa al político tradicional de cualquier país, no solo porque no usa corbata, sino porqué sale de la nada y no se sabe a dónde va y qué quiere. Al enigmático Tsipras se le señala ideológicamente como de izquierda, pero sería mejor calificarlo como de ideología “anti-“: anti-rescate; anti-recortes; anti-austeridad; anti-todo; y nada al mismo tiempo. Es hijo del fracaso y desprestigio de la política tradicional griega. Para complicar aún más su identidad ideológica, su socio principal de gobierno es el partido Griegos Independientes, un partido nacionalista de derecha, con el que comparten muchas ideas.
No se sabe bien si es mejor felicitar a Tsipras por su triunfo o presentarle el más sentido pésame. El nuevo gobierno enfrentará grandes retos como la crisis de los refugiados y las 60 acciones que se deben aprobar en dos meses como parte del tercer rescate de 86,000 millones de euros. Entre esas medidas de ajuste se encuentran la privatización de puertos aéreos y marítimos, la reforma de las pensiones y el sistema financiero.
No hay duda que Alexis Tsipras deberá hacerlo algo más que invocar a los dioses de la mitología griega si desea terminar su mandato de cuatro años, que sin duda parecerán una eternidad.