¿Te has detenido a pensar que la única persona que vivirá contigo toda tu vida eres tu y solamente tu? Ni padres, hermanos, hijos, parejas, amantes, amigos, jefes, compañeros o extraños: ¡solo tu, contigo!

En el diálogo interno que mantienes continuamente contigo recibes respuestas que te aclaran el camino a seguir y hasta te libran de peligros. Y esto es lo mas natural del mundo porque tu eres la manifestación individualizada de un universo en torno al cual orbita todo lo que te ocurre en la vida. Por eso te digo: amate, cuidate y ten paciencia contigo. Solo así podrás enfrentar con bien todo lo que encuentras cada día. No esperes que alguien lo haga por ti porque esa persona, ¡también está viviendo su vida sola con ella!

Todas las personas y circunstancias que pasan por tu vida siempre serán mas o menos importantes y mas o menos duraderas, para bien o para mal. Es ley de vida en esta dimensión humana. Por eso te digo: lo primero es que tu estés en paz y armonía contigo. Busca tu felicidad dentro de ti – en tu centro universal — para que así nunca impongas a nadie la injusta responsabilidad de hacerte feliz, porque al final es este grave error el que te hace buscar el amor y la aceptación en todos los lugares equivocados. Y cada noche que te vayas a dormir, recuerda: una conciencia en paz ni se siente, pero una conciencia cargada, nos quita el sueño.

Las personas somos como los diamantes: tenemos muchas facetas que se van revelando a medida que la luz las enfoca con cada reto que enfrentamos: trabajos, amores, familias, hijos, deudas, éxitos, fracasos, pérdidas, traiciones, catástrofes naturales y un largo sinfin. Por eso es que todo lo que nos visualizamos haciendo mientras buscamos la forma de resolver esos retos no es “reinventarnos”, es iluminar una faceta que como diamantes ya poseemos. Ahí es cuando debemos repetirnos: “Yo soy un diamante único lleno de facetas que reflejan luces brillantes”.

 ¿Como lo hacemos? Todos los días, despacito, que los diamante se pulen con cuidado:

1. Agårrate a una fuerza suprema. Llamalo Dios, llamalo Divinidad, pero . reconoce que hay una fuente de amor y luz suprema que no nos falta cuando pedimos su asistencia. Recuerda: “Se ve cuando se cree”.
2. Alimenta tu espíritu. Levåntate 5 o 10 minutos antes de la hora sin despertador. Con la práctica lo lograrås y ese tiempo en soledad se te multiplicara en beneficios. Bebe agua antes que café o te. Respira profundamente cuatro veces para equilibrarte. Estira tu cuerpo. Lee un pensamiento de inspiración espiritual. No importa la religión, la espiritualidad es UNA y es nuestra fuerza vital.
3. Convéncete de que todo ocurre en su momento. Repasa las actividades del día y cumple con lo esencial. No te sobrecargues. Lo que no se pudo hacer, por algo fue. En su dia sabrás que te convenía cancelarlo o posponerlo.
4. Disuelve la energía tóxica. Desde que sales de tu casa. Sonríe con frecuencia aún hablando por teléfono, saluda, pide permiso, agradece el mas mínimo detalle, cede el paso. No vas a llegar tarde por hacerlo. Al contrario, te sorprenderá lo bien que te resulta.
5. No intentes cambiar a nadie. Recuerda que cada persona esta sola consigo misma, igual que tu, y libra sus propias batallas, igual que tu. Esto incluye a toda persona en tu vida.
6. No te deprimas si no te quieren como tu esperas. Ninguno de nosotros es una moneda de oro para gustarle a todo el mundo. Siempre habrá personas que te quieran bien y quienes no te soporten y critiquen por cualquier motivo. ¡Hasta por ser tu muy simpatico(a)! De nuevo, no olvides: cada cual está luchando con su propia aceptación, no es tu culpa.
7. Halaga a los demás  No es hipocresía. Se trata de elegir un rasgo que sinceramente encuentres bonito y positivo de cada persona y se lo digas. Puede ser hasta su vestimenta en ese momento. Estarás derramando luz para esa persona y para ti. Cuando lo conviertas en un hábito, verás tus bendiciones multiplicadas.

Y el último consejito, pero el mas importante: Aprende a disfrutar de tu compañía y de tu soledad. Recuerda tenerte paciencia, respeto y cariño siempre. Al fin y al cabo estás viviendo esta vida que tienes ahora por primera vez.

¡Sé feliz y brillarás como un faro para que todo el que te vea empiece a buscar su propia felicidad en si mismo(a)!

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