Todos los años los humanos nos planteamos si éste será el año del fin del mundo. Solo hay que leer los titulares de las noticias actuales para que la interrogante cobre fuerza en nuestra mente. Y aquí entran, inevitablemente, los famosos Códigos Bíblicos que afirman anticipar el futuro para aquellos que se atreven a escudriñarlos.

Veamos: según la tradición judía ortodoxa, Dios dictó los primeros cinco libros que hoy integran la Biblia (llamados Torah o pentateuco), a Moisés, letra por letra. De ahí se alega que todo acontecimiento histórico, pasado, presente y futuro, se encuentra codificado en las escrituras hebreas mediante un sistema críptico (secreto) que puede ser descrito y descifrado por estudiosos — no por el común de la gente. Si lo miramos así, hay que concluir que solo Dios conoce toda esa información de antemano y los que se dan a la tarea de estudiarla.

Las teorías sobre estos supuestos códigos bíblicos le han dado la vuelta al mundo por miles de años, hasta que en 1994 tres matemáticos israelitas de la Universidad Hebrea de Israel, los profesores Elyahu Rips, Doron Wiztum y Yoav Rosenberg, publicaron un estudio en la revista académica Statistical Sciences sobre lo que ellos llamaron ELS (siglas inglesas para lo que en español conocemos como Secuencia de Letras Equidistantes), en el libro del Génesis. De acuerdo con el Dr. Robert Aumann, este hallazgo fue evidencia científica suficiente para demostrar que el fenómeno de los códigos bíblicos era muy real y cierto.

Los tres matemáticos mencionados programaron una computadora para que analizara los nombres de 32 sabios encriptados (velados),  en el libro de Génesis, quienes habían vivido entre los siglos 9 y 18 después de Cristo. El programa encontró que la mayoría de los nombres se produjeron, a pesar de que las probabilidades de que así ocurriera se habían calculado de 62,500 a 1.

Desde entonces, los códigos bíblicos han cobrado interés internacional y apasionadas discusiones.  En su best-seller mundial, Michael Drosnin describe los códigos de gematrîa, la ciencia antigua que utiliza los valores numéricos de las letras griegas y hebreas para cambiar las palabras en números que contienen profundos significados. De acuerdo con Drosnin, todos los autores de la Biblia los utilizaron. Recuerda, amigo lector, que la Biblia fue comisionada unos 300 años después de la muerte y/o desaparición de Jesús de este mundo material. Ninguno de los libros de la Biblia fue escrito por quienes lo conocieron personalmente. Sin olvidar que el propio Jesús no dejo nada escrito, ni erigió propiedades ni suscribió escrituras sobre nada y mucho menos herencias de hijos. De no ser así, ya se habrían aprovechado unos cuantos listos para sacar a relucir documentos reales o inventados.

¿Pero, qué revelan estos códigos? Pues predicen desde hace mas de tres mil años eventos tan cercanos a nosotros en la actualidad como son los asesinatos del presidente John F. Kennedy y su hermano Robert; la bomba de Oklahoma City; la elección de Bill Clinton; la Segunda Guerrra Mundial; el escándalo político de Watergate que hizo que Nixon, el primer presidente de los Estados Unidos renunciara a su cargo ante de ser sometido al “impeachment” o residenciamiento; el holocausto de la bomba atómica sobre Hiroshima, y otros.  Siguiendo estos códigos, la Guerra del Golfo en 1990 se encontró en la Biblia a pocos días de estallar, al igual que el asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin un año antes y se le advirtió a él personalmente. Rabin acepto su destino, pero no hizo caso a las advertencias y en efecto, falleció víctima de un atentado.

Esto “códigos bíblicos” hablan de viajes a la luna; de la colisión de un cometa con el planeta Júpiter. La pregunta que cae por su peso es si estos códigos contienen información sobre cómo terminará nuestro mundo actual. Ya sabemos que el mundo ha terminado en varias ocasiones. La pregunta que nos ocupa a todos ahora es: ¿Cuán cerca está el final de nuestro mundo actual?

Mas allá de su poder de predicción, lo que estos códigos bíblicos aciertan lograr es convencernos de que no estamos solos en este Universo.  Y nos confrontan con un pregunta: ¿Contiene la Biblia la descripción de un futuro inevitable o la de una serie de futuros posibles entre los que podremos elegir? ¡A tu juicio lo dejo!

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