No hice más que cambiar la foto de perfil de una de mis cuentas en las redes sociales a un retrato con la palabra “happy” para que una amiga con la cual no había tenido comunicación en casi un año me enviara un mensaje para recriminarme que como yo, siendo periodista y conociendo la situación económica que impera en el País, podía declarar a los cuatro vientos mi estado de felicidad. La foto, les confieso, era del cumpleaños de uno de mis hijos y, como cualquier madre, marcaba un evento importante en mi vida que quería recordar con mucha alegría y agradecimiento.

Los comentarios de mi amiga estaban equivocados. Sí, estoy preocupada por lo que está ocurriendo en el País y por lo que heredarán nuestros hijos y nietos si no tomamos acción ahora.

Ciertamente como periodista tengo acceso a cierta información que me provoca gran preocupación, como reportes de la Policía que evidencian que, a pesar de que en Puerto Rico durante los últimos tres años se había dado una baja en los suicidios, este año parece estar surgiendo una alza en este tipo de muerte violenta. Al 13 de agosto ya se habían reportado 133 suicidios en Puerto Rico este año, 17 más que a la misma fecha del año pasado (116), según información de la Oficina de Prensa de la Policía. Y los suicidios se están registrando en personas de todas las edades, hombres y mujeres.

Los suicidios son la décima causa de muerte en los Estados Unidos, con 42,773 ocurridos en el 2014, según las estadísticas más recientes del Centro del Control y Prevención de Enfermedades. En Puerto Rico, mientras tanto, en los últimos 16 años (2000-2016) se han reportado 5,187 suicidios.

A nivel mundial, se estima que 800,000 personas se suicidan anualmente, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que advierten que este tipo de muerte es la segunda causa principal de las defunciones entre las personas de 15 a 29 años.

Las razones para que una persona opte por esta tragedia que trasciende los vínculos familiares de la víctima y afecta no tan solo su comunidad sino al País completo son diversas, aunque según indica la OMS suelen producirse de forma impulsiva en momentos de crisis que dificultan la capacidad de la persona en afrontar las tensiones de la vida, como problemas financieros, rupturas amorosas y enfermedades crónicas, entre múltiples otras.

Las herramientas para ayudar a una persona en riesgo de suicidio, lo que expertos en salud mental advierten algunas veces es evidente y muchas otras no, son múltiples pero se resumen en tratar de ayudar al prójimo necesitado, particularmente cuando se encuentra en una crisis y no le ve salida a sus problemas. La solidaridad es la clave en este y otros eventos que pueden poner en riesgo vidas.

Pongamos nuestro granito a través de acciones tan sencillas como abrazar con alegría las bendiciones recibidas, desde la vida misma hasta la capacidad de albergar la esperanza de un futuro mejor, sin que esto implique enajenarnos del dolor ajeno o propio.

Sí, hay infinidad de situaciones que pueden y van a empañar nuestro camino y cuya solución puede parecer lejana y difícil, pero depende de cada cual asumir la postura que definirá como quiere afrontarla, facilitando o obstaculizando su transcurso. Hagamos redes de apoyo, seamos facilitadores de ayuda en tiempos de crisis. Escojamos vivir el camino tratando de que la balanza se incline hacia la felicidad.

Te invito a aceptar el reto.

¡Hablamos pronto!