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Deshojando margaritas

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Apoyo

Hace unos días recibí un mensaje telefónico de una amiga. Explicaba que este año el regreso a clases será diferente para su familia ya que se encontraba bajo tratamiento médico desde hace varios meses. La razón del mensaje era una: simplemente para pedir apoyo y oraciones.

Esa noche reflexionaba en cuán importante era ese simple pedido. ¡Cuán significativa es una mano amiga en momentos de necesidad! He estado en múltiples situaciones con la misma urgencia de apoyo y se lo valioso que es contar con ese sostén que nos ayude a pasar mejor el trago amargo, el que sea. Conozco, también, lo difícil que puede ser el camino cuando por terquedad nos empeñamos en abrazar la dificultad a solas. Definitivamente, es de valientes pedir auxilio en momentos de penurias. Muy lejos de mostrar debilidad, evidencia lo fuerte que es esa persona al pedir ayuda.

Mientras hay redes de apoyo particulares para condiciones de salud y situaciones de vida, hay otras que pueden crearse entre familiares y allegados. El factor común es asistir y animar a la persona en su contrariedad.

La Clínica Mayo enumera una serie de beneficios en los grupos de apoyo. Entre estos menciona como ayudan a que la persona se sienta menos sola, aislada y juzgada, además de darle la sensación de empoderamiento y control de su situación. También, mejora las destrezas de la persona para sobrellevarla y le ayuda en procesos de cambio y adaptación. Hablar de forma honesta y abierta de sus sentimientos le facilita, también, reducir su angustia, ansiedad o fatiga y le ayuda a tener un cuadro más claro de qué puede esperar de su situación.

Según explica la Clínica Mayo, mientras algunos, como mi amiga, recurren a conocidos en busca de este apoyo, otros prefieren buscarlo en personas ajenas a su núcleo cercano, a veces personas en situaciones similares.

¿Y qué hacer cuando hay menores envueltos? ¿Cómo explicarles cuando mamá o papá batallan contra una enfermedad? Buscando en el internet encontré unos consejos que me parecieron útiles en la Asociación Madrileña Síndrome de Tourette (AMPASTTA), organización creada hace casi 16 años por cuatro familias con hijos diagnosticados con esta condición.

“No es aconsejable ocultarle al niño su enfermedad porque tarde o temprano se dará cuenta y será peor para él, incluso para la propia familia pues se pueden producir emociones de decepción, dolor, tristeza y enojo hacia los padres e incluso fomentar la pérdida de la confianza en los adultos”, recomienda la AMPASTTA.

Esta organización detalla algunos pasos importantes que se deben seguir, comenzando con comunicarse con el o los niños de una manera directa y a un nivel apropiado para su edad y nivel de desarrollo. Además, se exhorta a hablar con el menor cuando este se sienta seguro y cómodo, observando su reacción durante la explicación y deteniendo la conversación si el niño o la niña luce confundid@ o angustiad@.

“Si el niño conoce que como familia están pasando un momento difícil, pero a pesar de ello se mantienen unidos y juntos aprendiendo a convivir con la enfermedad, se sentirá más seguro y con la confianza suficiente para poder expresar aquello que le angustia o preocupa”, dice, también, la AMPASTTA.

Mi amiga, por lo pronto, ya cuenta con mi apoyo y oraciones.

 

¡Hablamos pronto!

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