Washington y La Habana, de cara a la cumbre
La Séptima Cumbre de las Américas se desarrolla este viernes y sábado en Ciudad de Panamá.
La atención estará centrada en el esperado acuerdo por el cual Estados Unidos y Cuba harán oficial el reestablecimiento de relaciones diplomáticas y abrirán embajadas en sus respectivas capitales.
De cara a esa cumbre, hoy en la sección a A Fondo – páginas 34 y 35-, de la edición impresa de El Nuevo Día, se le da una mirada al cónclave desde la perspectiva de la nueva etapa que buscan emprender Washington y La Habana, sin dejar de mencionar la tensión reciente entre Venezuela y Estados Unidos por la retórica estadounidense al imponer sanciones en contra de siete funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro que vinculan a violaciones de derechos humanos.
Como parte de los esfuerzos de Estados Unidos y Cuba por dejar atrás, en lo posible, medio siglo de guerra fría, dos académicos, uno en Florida – Jorge Duany-, otro en Cuba – Rafael Hernández-, responden a seis preguntas de El Nuevo Día sobre el proceso que ahora buscan poner en marcha los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro:
Jorge Duany,
Director del Instituto de Investigación Cubana
Florida International University, desde Florida.
- ¿Cuán importante es el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba?
“Para ambas partes, resulta un proceso significativo. Para Estados Unidos, se trata no solo de restablecer los lazos diplomáticos con Cuba, sino de reconstruir la política exterior hacia América Latina, buscando alianzas estratégicas que puedan contrarrestar la influencia de Venezuela y otros países de la región afiliados a ALBA. Para Cuba, se trata de un esfuerzo de normalizar las relaciones económicas y diplomáticas con el vecino del norte, donde reside la mayor parte de la diáspora cubana, y de sustituir la posible pérdida del principal socio comercial y aliado política, Venezuela”.
- ¿Se justifica sacar a Cuba del listado de países que patrocinan el terrorismo?
“Originalmente, Estados Unidos colocó a Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo a raíz de su respaldo a los movimientos revolucionarios armados en América Latina y África. Posteriormente, acusó a Cuba de apoyar a organizaciones terroristas como la ETA y la FARC. Por último, el Departamento de Estado ha insistido en que Cuba alberga fugitivos de la justicia considerados terroristas en Estados Unidos. No obstante, el mismo Departamento de Estado ha encontrado poca evidencia de que Cuba provea armas, adiestramiento militar o dinero a grupos terroristas”.
- ¿Será el comienzo de una mejora irreversible en las relaciones entre ambos países, con o sin eliminación del embargo económico? Por ejemplo, aún con nuevas relaciones diplomáticas, ¿cuál sería el efecto de que EEUU elija en noviembre de 2016 un republicano opuesto al reconocimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba?
“El restablecimiento de relaciones diplomáticas, especialmente si viene acompañado del retiro de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, debe promover un mayor cooperación entre ambos países en asuntos de interés común, como la prevención del narcotráfico, el manejo de desastres naturales y la migración indocumentada. Aún si es electo un nuevo presidente republicano opuesto a la política anunciada por el presidente Obama el pasado 17 de diciembre, es difícil imaginar que las medidas tomadas hasta ahora puedan revertirse. No obstante, es previsible que continuará una tenaz oposición en el Congreso a la nueva política estadounidense hacia Cuba, particularmente entre los delegados cubanoamericanos y sus simpatizantes”.
- ¿A largo plazo, se eliminará el embargo económico unilateralmente o habrá exigencias específicas a La Habana?
“En estos momentos, el embargo estadounidense a Cuba solo se puede abolir cuando se cumplan las múltiples condiciones establecidas por la Ley Helms-Burton, incluyendo la desaparición de los hermanos Castro de la dirigencia política, la celebración de elecciones libres, la autorización de múltiples partidos políticos y el respeto a los derechos humanos. A largo plazo, es posible que el Congreso decida (si hubiera suficientes votos) eliminar la Ley Helms-Burton, lo cual probablemente ocurriría bajo el control del Partido Demócrata”.
- ¿Han estado fuera de las negociaciones y por qué los casos de las espías puertorriqueñas Ana Belén Montes (quien cumple cárcel) y Marta Rita Velázquez (quien reside en Suecia, sin tratado de extradición con EEUU)?
“Hasta ahora, Cuba no ha mostrado interés público en canjear a las espías boricuas por agentes de inteligencia estadounidense. Uno de los objetivos principales del gobierno cubano durante los últimos años fue lograr el regreso de los cinco cubanos condenados por espionaje en Estados Unidos y considerados héroes en Cuba. Los casos de Montes y Velázquez no tienen un valor simbólico tan alto para la maquinaria propagandística del estado cubano”.
- ¿Puede la reciente tensión entre los gobiernos de Venezuela y EEUU afectar el proceso de normalización de relaciones diplomáticas con Cuba?.
“Sin duda, el recrudecimiento de las tensiones entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela coloca al gobierno de Cuba en una posición difícil. Por un lado, Cuba respalda incondicionalmente al gobierno de Nicolás Maduro y condena las sanciones estadounidenses contra su gobierno. Por el otro, Cuba busca coexistir pacíficamente con su antiguo rival del norte y particularmente promover mejores relaciones comerciales y financieras con Estados Unidos. No obstante, tal parece que tanto Cuba como Estados Unidos están tratando de mantener el asunto de Venezuela de forma separada a las negociaciones bilaterales para restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países”.
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Rafael Hernández
Director de la revista Temas y académico cubano en La Habana, quien ha enseñado en la Universidad de Harvard. (Hernández tiene previsto ser uno de los participantes del foro del 14 de abril en el teatro de la Universidad de Puerto Rico (UPR): Estados Unidos y Cuba: mirando hacia el futuro”, que reunirá también al abogado Robert Kennedy, hijo, al congresista boricua José Serrano (por vídeo), y al académico cubano residente en México Rafael Rojas, entre otros).
- ¿Cuán importante es desde la perspectiva de La Habana el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba? ¿Por qué es una buena idea?
“La mala vecindad de una gran potencia, en cuyo “flanco sur” nos puso Dios, no es una bendición. Los costos de esa hostilidad a lo largo de 54 años, desde que se rompieron relaciones (1961), no se miden solo en números económicos, sino en sufrimientos humanos. Ahora bien, abrir embajadas es solo el primer paso, en un camino largo y lleno de baches hacia la normalización. Las relaciones no serán normales mientras exista el embargo multilateral, Cuba esté en la lista de países terroristas, se mantenga una base naval norteamericana en Guantánamo, EEUU financie a la oposición interna, mantenga un programa para sacar médicos y debilitar nuestro sistema de salud, etc. No lo serán mientras nos apliquen un doble estándar respecto a su trato hacia muchos otros países, por ejemplo, Vietnam y China”.
- ¿Será el comienzo de una mejora irreversible en las relaciones entre ambos países, con o sin eliminación del embargo económico? Por ejemplo, aún con nuevas relaciones diplomáticas, cuál sería el efecto de que EEUU elija en noviembre de 2016 un republicano opuesto al reconocimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba.
“Nada es irreversible. Lo particular de este momento es que, gracias a una combinación de circunstancias excepcionales, la presidencia de EEUU reunió la determinación necesaria para invertir en una nueva política hacia Cuba, en lugar de sus otras prioridades de política exterior. Aunque es un “negocio chiquito”, el de Cuba se le presentó más rentable en términos de costo/beneficio que ningún otro: Siria, Irán, Afganistán, Rusia, etc. Ya invirtió, y ahora tiene que cuidar el negocio; así que Cuba sube en la escala de sus relaciones exteriores. Ambos lados juegan contra reloj, tienen 22 meses para construir un puente que rebase el punto de no retorno, donde los costos de destruirlo sean más altos que los beneficios. Si se lograra alcanzar ese punto antes de las elecciones, el candidato republicano tendrá que decidir si incluye entre sus promesas de campaña regresar a la política hacia Cuba de 2014; es decir, si destruye los sueños del regreso (con una casita en la playa) de los votantes cubano-americanos, a cambio de la opción recalcitrante estilo Tea Party de los Marco Rubio. Sin embargo, en caso de apareciera un republicano menos ideológico, este podría ser más sensible a los intereses del agribusiness, el turismo, las empresas biomédicas y farmacéuticas, las industrias de la salud pública, la educación, el béisbol y el entretenimiento, el transporte marítimo, las aerolíneas, que ya caminan por las calles de La Habana”.
- ¿A largo plazo, piensa que se eliminará el embargo económico unilateralmente o habrá exigencias específicas a La Habana? ¿Qué puede ceder La Habana? ¿Veremos multipartidismo en Cuba?
“La independencia suele costar cara; la nuestra lo ha sido. Después de pagar ese alto precio, no lo vamos a dilapidar, como diría la Biblia, por un plato de lentejas. Si el gobierno cubano se equivocara, y se pusiera a negociar la agenda interna con EEUU, el nacionalismo cubano, más poderoso que cualquier ideología, le retiraría apoyo, en una circunstancia de cambio interno en que lo requiere más que nunca. Difícilmente los veteranos líderes cubanos caerían en un error político de ese tamaño. Ahora bien, si algún día el problema fundamental de la democracia dejara de ser el empoderamiento radical de los ciudadanos, sino apenas una reforma en el sistema de partidos, esa decisión se adoptaría sobre la base de un consenso interno, no acordada con ninguna potencia extranjera. Pero volviendo a su pregunta: si EEUU se dispusiera a desmantelar el bloqueo, y el Congreso derogara la Ley Helms-Burton, creo que Cuba estaría dispuesta a dialogar sobre compensación a las nacionalizaciones de empresas norteamericanas de 1960, igual que lo ha hecho antes, al amparo de las mismas leyes de nacionalización, con las compañías de España, Canadá, Suiza, Francia”.
- ¿Han estado fuera de las negociaciones y por qué los casos de las espías puertorriqueñas Ana Belén Montes y Marta Rita Velázquez?
“Sinceramente, no conozco los detalles de esos casos como para contestarle. Resulta evidente, sin embargo, que no tienen la misma connotación que los presos canjeados el 17 de diciembre, ni para EEUU ni para Cuba”.
- ¿Sabe si han habido discusiones sobre la situación política de Puerto Rico y el respaldo de Cuba a su libre determinación e independencia?
“Solo sé lo que se publica, pues no tengo acceso a la agenda del equipo negociador. Pero no lo creo. Quizás EEUU suscite el tema en el futuro, pero dudo que Cuba aceptara que Puerto Rico es un asunto soberano de los EEUU, y parte de su agenda doméstica. En cualquier caso, Cuba ha estado dispuesta a dialogar sobre temas de política interna. Por ejemplo, se ha formado una comisión bilateral entre Cuba y EEUU para discutir la cuestión de la democracia y los derechos humanos. Finalmente, no olvidar que la actitud cubana ante el problema de la independencia puertorriqueña data de José Martí y el Partido Revolucionario Cubano, fundado para lograr la independencia de Cuba y Puerto Rico. No tiene que ver con financiar a ningún partido en Puerto Rico, ni influir en los desarrollos políticos internos del país. Este sí es el caso de EEUU al fomentar y respaldar a los grupos de oposición política en Cuba (sus aliados, a los que mantiene, y encima les llama “sociedad civil”)”.
- ¿Puede la reciente tensión entre los gobiernos de Venezuela y EEUU afectar el proceso de normalización de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana?
“Claro que el exceso del presidente de EEUU al calificar a Venezuela de “amenaza a su seguridad nacional” resuena en los oídos latinoamericanas como un pito de la Guerra fría, y es mala diplomacia multilateral, en particular, en víspera de la Cumbre. Pero no creo que la haga naufragar. Ni tampoco que estropee el diálogo de la normalización. En mi opinión, la reacción de Obama se explica más por política interna que regional, básicamente, ese forcejeo entre el Ejecutivo y el Legislativo que la caracteriza. Ni Venezuela, ni los latinoamericanos involucrados en UNASUR, ni los restantes países del hemisferio, incluida Cuba, ni siquiera Obama, están interesados en que el conflicto entre Caracas y Washington escale, ni que se desquicie la Cumbre. La mayoría de ellos está tratando de contribuir a un apaciguamiento. Esta bronca solo beneficia a la derecha venezolana, que es un actor político bastante intratable, con independencia de cómo se juzgue al gobierno chavista. Creo que el clímax de la Cumbre seguirá siendo el mismo: Raúl y Obama se estrecharán las manos, momento en que todos los gobiernos de la región, sin excepción, aplaudirán”.