En momentos en que su campaña iba en picada, la decisión del FBI de examinar correos electrónicos adicionales que pueden estar vinculados a la investigación que hiciera sobre Hillary Clinton ha dado un nuevo aire al republicano Donald Trump.

A menos que el director del FBI, James Comey, haga nuevas clarificaciones, el debate de los últimos días antes de la votación del 8 de noviembre puede estar dedicado principalmente a la falta de transparencia de la exsecretaria de Estado y el manejo que dio desde un servidor privado a mensajes electrónicos oficiales, algunos de ellos clasificados como información confidencial.

A un segundo plano ha pasado el eje de la discusión reciente:  si el multimillonario Trump está apto para ser presidente de EEUU, y las denuncias que se le hacen en torno a supuestos ataques sexuales y por su retórica hacia personas que pertenecen a grupos minoritarios, desde indocumentados mexicanos hasta los creyentes del Islam.

Comey había anunciado en julio la conclusión de la pesquisa en contra de Clinton. Los investigadores del FBI determinaron que Clinton mostró un descuido grave al manejar sus correos oficiales desde el servidor privado de su familia, pero descartaron que hubiese actuado ilegalmente.

Desde entonces, los republicanos acusaban a Comey de haber protegido a Clinton para evitar descalificarla como candidata presidencial.

El viernes en la tarde, sorpresivamente, la historia dio un vuelco de 180 grados.

Comey anunció a comités del Congreso que el FBI examina los vínculos de correos electrónicos hallados en una computadora del excongresista demócrata Anthony Weiner – cuya esposa Huma Abedin es  ayudante de  Clinton-, con la investigación sobre como la exsecretaria de Estado manejó de información gubernamental confidencial.

Abedin se separó de Weiner después de un nuevo escándalo del excongresista. Esta vez el FBI investiga  textos de contenido sexual que supuestamente Weiner envió a una menor de edad. En medio de esa pesquisa, el FBI se topó con los mensajes relacionados a Clinton que tiene bajo revisión.

El jefe del FBI tomó la decisión de hacer público el hallazgo sobre mensajes en la computadora de Weiner que pudieran estar vinculados a la antigua pesquisa contra Clinton a pesar de las recomendaciones de funcionarios del Departamento de Justicia que consideran que es contrario a la política pública alertar sobre ese tipo de examen preliminar.

Comey – quien habría preferido ser plenamente transparente y evitar una filtración posterior -, advirtió en su carta a los líderes del Congreso que no puede precisar si el material hallado en la computadora de Weiner tiene un significado real para la investigación sobre Clinton que ya había dado por cerrada.

Pero a poco más de una semana de las elecciones, el impacto en la campaña – en la que Trump acusa a la exsecretaria de Estado de haber cometido delitos y sus seguidores corean en sus mítines “encarcélenla” – si puede ser significativo.

Se dice que son miles los correos que pueden tener que ser examinados y que la revisión de esos mensajes no estará terminada hasta después de las elecciones.

Clinton parecía estar tan cómoda en la contienda que su campaña buscaba expandir el mapa electoral y tenía previsto ir a hacer campaña en estados como  Arizona, el cual los republicanos han dominado.

Ahora, la estrategia puede ser centrarse en los estados claves, como Ohio y Florida, los que Trump necesita ganar si quiere tener alguna oportunidad de triunfo.

Trump retoma la ofensiva. Quizá la nube de incertidumbre que se posa nuevamente sobre la exsecretaria de Estado no sea suficiente para descontar la ventaja de Clinton, quien sigue siendo favorita, y al elector le preocupe más la falta de preparación de Trump para ocupar la presidencia.

Pero, el FBI – al que ahora los demócratas critican- le ha dado un nuevo aire que quizá le permita por lo menos cerrar la contienda y retener influencia dentro del Grand Old Party (GOP) después del 8 de noviembre.