No tan demócratas
Uno de los mensajes que dio el gobernador Ricardo Rosselló cuando estuvo recientemente en Washington fue que no debe darse por sentado que cuando los boricuas se vinculan a la política electoral estadounidense prefieren hacerlo bajo la insignia demócrata.
En su opinión, si algún día hubiese participación de Puerto Rico en el colegio electoral estadounidense – el de verdad, no de la forma simbólica que quiere establecerla el gobierno del Partido Nuevo Progresista (PNP) -, los votos del archipiélago puertorriqueño pudieran favorecer tanto a un demócrata como a un republicano.
“Cuando no nos gusta algo, damos un vuelco” electoral, dijo Rosselló a la publicación Politico, quien prevé que Puerto Rico – si fuese admitido como estado de la Unión-, será lo que en el idioma común de Estados Unidos le llaman un ‘swing state’. Es decir uno de esos estados péndulos que en las elecciones presidenciales siempre están en disputa.
Su partido, dijo después en San Juan, está formado por gente que cree en los ideales republicanos y demócratas.
No mencionó, sin embargo, que todos los populares que se conoce se acercan al proceso de primarias presidenciales en Puerto Rico – y hasta algunos electores independentistas no afiliados que se entusiasmaron en 2016 con la precandidatura presidencial de Bernie Sanders-, se identifican con los demócratas.
En Puerto Rico, nadie duda, el corazón de la abrumadora mayoría de los electores está entregado a la política puertorriqueña. Se sienten parte del PNP, el PPD, el PIP, el PPT, etcétera, y cada vez más, como demostraron las pasadas elecciones, más cercanos a candidaturas independientes.
Nadie puede predecir el comportamiento electoral de ahora a dos o tres décadas. Y es evidente que las filiales en la Isla de los partidos estadounidenses solo tienen visibilidad real cuando se acercan las primarias de Estados Unidos.
Pero, hay datos estadísticos recientes que en este momento son muy claros.
En las primarias presidenciales en la Isla de 2008 y 2016, fueron a votar – en proporción de 2 a1-, más electores identificados con los demócratas que los republicanos. En 2012, no hubo primarias demócratas en la Isla.
En Estados Unidos, la abrumadora mayoría de los electores boricuas que se identifican con un partido lo hacen con el demócrata.
La encuesta de Latino Decisions sobre los pasados comicios determinó que incluso en Florida, donde otros sondeos han señalado que la mayoría del electorado puertorriqueño favorece convertir a Puerto Rico en el estado 51 de EEUU y hay muchos recién llegados de la Isla, la ventaja de Hillary Clinton sobre Donald Trump fue de 3 a 1 (72% a 26%). En el resto de los estados estudiados por Latino Decisions, la ventaja fue de 79% a 19%.
En Florida, el electorado hispano ahora es primero demócrata, luego independiente y después republicano.
“Como estado, no tengo duda, Puerto Rico sería un estado demócrata”, indicó Andrés López, quien fue enlace del presidente Barack Obama con la Isla y ha sido miembro del Comité Nacional Demócrata. López es un abogado estadista con oficina en San Juan.
Rosselló no es el único demócrata estadista que dice que en Puerto Rico el electorado no sería tan demócrata. Pedro Pierluisi difirió de Luis Fortuño cuando eran comisionado residente y Gobernador, respectivamente, sobre si había mayoría demócrata o republicana en el PNP. Pero, como presidente del PNP, Pierluisi tampoco quiso acentuar la percepción de que al GOP se le haría muy complicado en Puerto Rico tener mayoría para su candidato presidencial o para elegir miembros del Congreso.
Con una junta de control fiscal en funciones quien sabe hasta cuándo, que el Congreso se dedique a definir el status aún parece lejano. Pero, uno de los grandes retos de los estadistas es convencer a los republicanos de que Puerto Rico no sería un estado eminentemente demócrata.
La semana pasada, el liderato político de Washington D.C., junto al senador demócrata Tom Carper (Delaware), revivió el proyecto de ley que persigue crear el estado de Nueva Columbia en la zona residencial de la capital estadounidense.
La medida se presentó en la Cámara baja y el Senado. En la Cámara baja tiene 116 coauspiciadores demócratas, el mejor inicio que ha tenido esa propuesta, que obtuvo el 86% de respaldo en las pasadas elecciones en la capital estadounidense.
En la pasada sesión, cuando la medida obtuvo 133 coauspiciadores demócratas en la Cámara baja, y 20 demócratas en el Senado, ni un solo republicano la respaldo.
Hace unos días, el presidente del Comité de Investigaciones y Reforma Gubernamental de la Cámara baja, el republicano Jason Chaffetz (Colorado), sugirió que los estadistas de Washington D.C. busquen mejor integrarse a Maryland, un estado claramente demócrata.
Años atrás, el entonces congresista republicano Tom Davis (Virginia) y la delegada de Washington D.C., Eleanor Holmes Norton, llegaron a un acuerdo para legislar darle un voto en la Cámara baja a la capital estadounidense a cambio de agregarle otro a Utah, un estado claramente republicano.
A los estadistas de Puerto Rico no les han insinuado ese tipo de transacción. El estado más cercano es Florida. Pero, allí, distinto a Maryland, cada cuatro años demócratas y republicanos dedican decenas de millones de dólares a tratar de acaparar los votos de su colegio electoral. Ese sí está confirmado como un estado péndulo.