El acercamiento estadista a los conservadores
Hay sectores estadistas que no se tapan los ojos y reconocen el problema que tienen ante el déficit republicano de los proyectos de ley que impulsa el Partido Nuevo Progresista (PNP) con la esperanza de que el Congreso encamine a Puerto Rico hacia la estadidad.
“Hay que hacer trabajo ideológico de base a favor de la estadidad”, dijo el director ejecutivo de Latino Parnership for Conservative Principles, Alfonso Aguilar, un ex portavoz del gobierno de Pedro Rosselló que se ha abierto espacio entre los conservadores.
Aguilar encabezó durante el fin de semana un esfuerzo del grupo Igualdad para llevar su campaña a favor de la estadidad y en contra del actual status territorial al corazón de los grupos conservadores: la Conferencia Conservadora de Acción Política (CPAC).
Sobre 5,000 conservadores de todo Estados Unidos se reunieron entre jueves y sábado en el National Harbor, en Maryland, para escuchar a las principales voces de su movimiento, incluidos algunos de los potenciales precandidatos republicanos a la presidencia.
A CPAC se vinculan desde grupos de extrema derecha hasta conservadores moderados, como la organización de Aguilar, que defiende los esfuerzos hacia una reforma en las leyes de inmigración y a favor de la estadidad para Puerto Rico.
La campaña ante CPAC, organizada por el grupo Igualdad, se desarrolló en momentos en que el PNP impulsa legislación en el Congreso para que el Gobierno federal reglamente un referéndum estadidad sí o no, el cual quisieran atar a un proceso de admisión de Puerto Rico como estado 51.
Las medidas que promueve el PNP en el Congreso tienen un alto déficit republicano, pues solo 12 republicanos – en comparación con 118 demócratas – la respaldan en la Cámara baja y los dos coauspiciadores en el Senado son demócratas.
La semana pasada, el ex gobernador Luis Fortuño evitó reconocer el problema que tienen en estos momentos para convencer a sus amigos republicanos de que tras el plebiscito de noviembre de 2012 la opción para Puerto Rico debe ser un referéndum estadidad sí o no y consideró que el proyecto 2000 de Pierlusi tiene pocos coauspiciadores del GOP debido a que el comisionado residente hace caucus con los demócratas.
“Cuando yo estaba en la Cámara de Representantes hacía caucus con el Partido Republicano y tenía mucho más respaldo republicano. El actual representante de Puerto Rico es demócrata y tiene muchos más (coauspiciadores) demócratas. Es natural que eso ocurra”, dijo Fortuño, quien ha estado activo en el acercamiento a los republicanos del Congreso.
En ese sentido, mencionó que cuando era comisionado propuso legislación federal sobre status que tuvo mucho más apoyo entre los republicanos de la Cámara baja.
En 2006, el proyecto de status 4867 de Fortuño logró por lo menos 60 coauspiciadores republicanos, pero aunque de alguna forma incluía todas las alternativas de status, nunca fue a una audiencia en el Comité de Recursos, entonces presidido por el ahora ex congresista republicano Richard Pombo (California).
En el pasado, el comisionado Pierluisi ha atribuido el poco respaldo de los republicanos a los proyectos sobre el status de Puerto Rico a que un grupo significativo de legisladores del GOP tiene pocos electores hispanos.
Cuando en 2010, bajo el control de los demócratas, se aprobó en la Cámara de Representantes de Estados Unidos el proyecto de status 2499 de Pierluisi solo el 22% de los republicanos (39representantes) votó a favor de aquella medida, 19 menos que el total de legisladores del GOP que lo había coauspiciado.
De las filas republicanos, a su vez, salió la enmienda que dañó las intenciones de aquella medida, pues incluyó al actual status territorial en la segunda consulta aún cuando fuera derrotada en la primera votación.
En 1998, cuando la Cámara de Representantes aprobó, por la mínima diferencia (209-208), el proyecto de status 856 del republicano Don Young (Alaska), solo el 19% (43 votos) de la mayoría GOP votó a favor de aquella medida.
En CPAC, tanto Aguilar como Antonio Longo, integrante de Igualdad y residente en Virginia, le hablaron a los que se acercaron al kiosko estadista sobre los resultados del plebiscito del 6 de noviembre de 2012.
En la literatura que entregaron hicieron énfasis en que el 54% de los electores rechazó el actual status territorial, un mensaje que, dijeron, encuentra eco especialmente entre los jóvenes libertarios, muchos cercanos al senador Paul, que ganó la votación celebrada en CPAC entre los posibles aspirantes a la candidatura presidencial republicana.
“El libertario entiende el concepto de igualdad y libertad. Independientemente de si favorecen la estadidad o la independencia, para ellos es inconcebible tener un pueblo subyugado a la voluntad del Congreso”, indicó Aguilar.
Tras escuchar a Longo y Aguilar, Robert Zinnen, ex militar y vecino de la localidad de Yardley, en Pensilvania, afirmó que está de acuerdo en que Puerto Rico “debe tener el derecho a votar” si quiere ser un estado.
Otro de los que se acercó al kiosko estadista, Paul Johnson, de Morristown, Nueva Jersey, sin embargo, se opuso totalmente a la posibilidad de que Puerto Rico o cualquier otra jurisdicción puedan aspirar a ser el estado 51. “No necesitamos más estados. Ellos me dijeron que los puertorriqueños van a la guerra sin participar de las decisiones del gobierno federal. Es verdad, pero tienen el beneficio de estar protegidos por Estados Unidos. Si no les gusta lo que tienen, pueden ser independientes”, señaló Johnston.
Ryan Nichols, residente en Virginia y vinculado a la Fundación Heritage, aludió a comentarios de Aguilar de que el referéndum ideal para Puerto Rico debería ser entre la estadidad y la independencia. “Deben ser independientes. Como estado Puerto Rico cambiaría la dinámica política en los Estados Unidos. Temo, además, que si se convierten en estado se necesite una inversión económica (federal) muy grande”, agregó Nichols.
Aguilar, por su parte, se expresó convencido de que la idea de convertir a Puerto Rico en el estado 51 no avanzará si solo cuenta con el apoyo de la oficialidad del Comité Nacional Republicano, el cual el PNP ha conseguido durante las últimas décadas, pero que no se ha traducido en votos en el Congreso.