Más de nueve meses después del huracán María, la imagen del presidente Trump entre los puertorriqueños de Florida está por el piso.
La encuesta divulgada recientemente por los profesores Eduardo Gamarra y Jorge Duany, de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad Internacional de Florida (FIU), debe llamar la atención del liderato boricua que después de repudiarlo durante la campaña de 2016, cuando llegó a la Casa Blanca han querido pasar la página y más recientemente le han elogiado su respuesta a la emergencia provocada en Puerto Rico por el huracán María.
De acuerdo al estudio, hecho a través de 1,000 entrevistas con puertorriqueños de Orlando, Tampa, Miami y Fort Lauderdale, la mayoría de la población boricua de Florida no concuerda con las flores que le echan a Trump algunos políticos republicanos boricuas.
En 2016, Trump fue rechazado por electores boricuas, por amplios márgenes, en las primarias presidenciales republicanas de Puerto Rico y en las elecciones generales en EE.UU..
Las cosas no han cambiado a pesar de que Trump está en el poderoso despacho Oval de la Casa Blanca.
Los resultados del estudio pueden haber sido adelantados con la foto que colocan los investigadores de Trump lanzando papel toalla a puertorriqueños en un centro de ayuda a damnificados en Guaynabo.
La encuesta reveló que el 71.2% de los boricuas de Florida tiene una opinión mala (28.8%) o bien mala (42.4%) del presidente Trump.
Solo un 4.7% tiene una opinión “bien buena” sobre el inquilino de la Casa Blanca y 12.1% la describiría como “buena”.
La encuesta no incluye una pregunta directa sobre la respuesta federal a la emergencia causada en Puerto Rico por el huracán María.
Trump no va a elecciones en noviembre. Pero, sus republicanos del Congreso o los que aspiran a un escaño legislativo federal sí le piden el voto a los boricuas de Florida en cuatro meses.
Uno que no parece cargar en este momento con mala imagen entre los boricuas de Trump es el gobernador de Florida, el republicano Rick Scott, cuyos números son la otra cara de la moneda.
De acuerdo al estudio, el 81.9% de los electores boricuas Scott, quien busca desbancar al senador demócrata Bill Nelson, tiene una opinión “bien buena” o “buena” del gobernador de Florida.
En torno a Nelson, mientras, el porcentaje que tiene una “buena” o “bien buena” percepción se queda en 66.3%, normalmente no un mal porcentaje, pero por debajo de su retador. Tanto Scott como Nelson tienen mejor imagen que el senador Marco Rubio, aunque los electores boricuas, en general, mantienen una opinión favorable del legislador republicano (60.9%).
Como se ha indicado antes, es evidente que el elector puertorriqueño – hasta en Florida-, suele preferir por un margen amplio a los demócratas sobre los republicanos. Por eso aquella broma – ¿pesada? – del presidente Trump al gobernador Ricardo Rosselló, cuando le habló de su ideal de estadidad y el inquilino de la Casa Blanca, riéndose, le dijo a los demás que estaban en la mesa que “Ricardo” le iba a garantizar “dos senadores republicanos”.
El estudio de FIU señala que el 57% de los que respondieron la encuesta se registraron como demócratas, frente a solo 12.1% que lo hicieron como republicanos. Después de los demócratas, el porcentaje más alto se describe como independiente, un 17.9%. En unas elecciones de medio término, el 51% de los entrevistados parece seguro de ir a votar en noviembre. Otro 20% se expresa bastante seguro de acudir a las urnas.
Cuando avance la campaña electoral hacia el 2020, en Puerto Rico y EE.UU., habrá que estar pendiente a las encuestas y poner en perspectiva cómo anda el nivel de compromiso de los republicanos boricuas con el presidente Trump. Por el momento, acercarse mucho a él, parece un riesgo político.