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Fidel Castro

Como líder de la revolución cubana, Fidel Castro  -símbolo de la resistencia al imperialismo estadounidense en la era de la Guerra Fría-, comandó los destinos de su país durante medio siglo.

La historia le recordará como la personalidad más importante de su época en Latinoamérica, independientemente de que unos le consideraran un revolucionario y otros un dictador.

Como gobernante, fue el más firme aliado del movimiento independentista puertorriqueño, convirtiéndose en portavoz de su causa alrededor del mundo y frente al mismo Estados Unidos.

Murió anoche a los 90 años de edad.

Nacido el 13 de agosto de 1926 en la finca de su padre en Biran, provincia de Oriente. Su padre, Angel Castro, gallego, fue un gran terrateniente. Hizo sus estudios primarios en escuelas católicas, de formación jesuita.

“Gente de disciplina los jesuitas”, dijo Fidel, en una entrevista con el periodista Ignacio Ramonet, quien – luego de más de 100 horas de conversaciones-, escribió su más importante biografía, publicada en 2006. https://www.youtube.com/watch?v=XrlPN-Mb6HE

Se graduó de abogado en la Universidad de La Habana. “En la universidad es que empiezo mi aprendizaje político”, mantuvo Fidel Castro.  Desde los 27 años se integró a la lucha política en contra del gobierno de Batista.

En momentos en que estaba vinculado al Partido Ortodoxo, Fidel Castro, junto a su hermano Raúl y a Abel Santamaría, encabezó el famoso asalto al cuartel Moncada de 1953, por el cual cumplió 22 meses cárcel y en cuyo juicio leyó su famoso discurso “La historia me absolverá”.

Desde el exilio en México fundó el Movimiento 26 de Julio, y asumió  el liderato de la revolución en contra del gobierno de Fulgencio Batista, junto al Che Guevara y su hermano Raúl, al que le cedió el poder, oficialmente, hace casi siete años, en febrero de 2008.

“Estábamos convencidos de que nadie más lo haría…pero si triunfábamos en el Moncada hubiésemos triunfado demasiado temprano”, dijo Fidel Castro, sobre el ataque del 26 de julio de 1953.

La revolución logró su victoria justo al llegar el año de 1959. Proclamado como primer ministro del gobierno revolucionario de Cuba,  en 1961 Fidel Castro anunció el carácter marxista del gobierno cubano.

Fue el némesis y la voz latinoamericana en contra del “imperialismo estadounidense”, con un alcance inusitado en todas partes del mundo y por años, hasta el desmoronamiento de la Unión Soviética, con el respaldo económico de Moscú.

Su espesa barba y su uniforme militar fomentaron su imagen de guerrillero, la cual fue acogida también con fuerza en África, donde la revolución cubana llevó medicinas, doctores y tropas militares, como en el caso de Angola.

Diez presidentes, desde Dwight Eisenhower hasta George W. Bush, tuvieron que lidiar con la Cuba de Fidel Castro como presidente de la isla caribeña. A Barack Obama le tocó tratar con su hermano Raúl, pero Fidel todavía siendo una voz importante de su pueblo.

Bajo su liderato, las tropas cubanas frenaron la invasión de ‘cubanoamericanos’ de Bahía de Cochinos auspiciada por la CIA en abril de 1961, enfrentamiento que coincidió con la expresión del presidente cubano de que su gobierno sería marxista y leninista.

Más de 100 cubanos invasores murieron en los enfrentamientos y más de 1,100 fueron detenidos. La acción militar fortaleció al gobierno de Castro.

A la fracasada invasión militar le siguió el acuerdo de 1962 entre Cuba y la Unión Soviética para instalar misiles nucleares soviéticos en territorio cubano, que estuvo cerca de causar un enfrentamiento militar entre las dos potencias. La URSS retiró los misiles a cambio de la promesa de que Estados Unidos no invadiría a Cuba.

Fidel tuvo también sus momentos de tensión interna, como los esfuerzos de miles de cubanos por ganar asilo en la embajada de Perú, en 1980, que abrió literalmente la puerta a que dejara salir a miles de cubanos hacia Estados Unidos por el puerto de Mariel.

Quince años después, el 5 de agosto de 1995 – en medio de nuevos intentos de miles de cubanos de escapar por mar, que incluyeron el hundimiento de un bote a manos de la Marina de Guerra de Cuba-, se produjo la ola de protestas más grandes bajo el régimen de Castro, el cual el propio Fidel apaciguó caminando hasta la Plaza de la Revolución.

“Vine entonces porque tenía que venir, era mi más elemental deber estar junto al pueblo, en un momento en que el enemigo había trabajado mucho tiempo para crear un desorden.  ¡Un desorden!   No se puede decir que aquello fue siquiera un intento de rebelión, fueron en realidad desórdenes.   Esos desórdenes se crearon alrededor de grupos que se movilizaban para robar embarcaciones con las cuales  trasladarse a Estados Unidos, donde eran recibidos como héroes”, dijo el presidente cubano, en un mensaje en la misma Plaza de la Revolución un año después.

LOS LOGROS. Castro vivió orgulloso del desarrollo del sistema cubano en la educación, la medicina, y el deporte, áreas en las que Cuba ha tenido éxito e impacto internacional. Hoy en Cuba hay 23 escuelas de medicina, 20 más que durante la dictadura de Batista, y 47 universidades.

Pero, también – aunque utilizó como escudo político el embargo económico estadounidense de más de medio siglo-, deberá cargar con las penurias económicas.

“La revolución es la obra de Fidel”, dijo el diplomático estadounidense Wayne Smith, quien fue responsable de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana entre 1979 y 1982, y se reunió “muchas veces” con el dirigente cubano.

Smith, ahora analista del grupo de estudio Centro de Política Pública Internacional (CIP), describe a Fidel Castro como el más grande cubano de la historia,  “muy carismático, inteligente y con un buen sentido del humor”.

“Sus simpatizantes lo recordarán sobre todo como un líder carismático y visionario que desafió al imperialismo estadounidense y promovió la justicia y la igualdad social, identificándose con los sectores más oprimidos de la sociedad. Sus detractores insistirán en sus tendencias autoritarias y megalómanas, que lo llevaron a suprimir toda oposición interna, a desmantelar la sociedad civil cubana y a violar sistemáticamente los derechos humanos, así como a contribuir al estancamiento económico de su país”, indicó el profesor Jorge Duany, director del Instituto de Investigación Cubana de la Universidad Internacional de Florida (FIU).

Para Duany, el legado de Fidel Castro será “como los protagonistas de las tragedias griegas, cuyas grandes virtudes se convertían en sus mayores fallas. Por ejemplo, su extraordinaria elocuencia y dominio de la oratoria lo llevaron frecuentemente a la demagogia y a la demonización de los estadounidenses, los homosexuales, los emigrantes o cualquier otro grupo que pareciera resistirse a su control”.

Como líder del Partido Comunista de Cuba,  la única formación política local autorizada a existir en territorio cubano, mantuvo un régimen de mano dura que ahora comienza a tender puentes hacia Estados Unidos, cuyas relaciones diplomáticas se quebraron  en enero de 1961 y  reguladas por un embargo económico que desde 1996 está bajo el control del Congreso estadounidense.

En los primeros años de la revolución, en las cárceles cubanas, reconoció en su momento Fidel Castro, llegaron a haber 15,000 presos, los que justificó por “el terrorismo y el sabotaje a montones” a que se enfrentó Cuba.

Por décadas, Estados Unidos reclamó la apertura del sistema cubano a otros partidos, a la prensa comercial y la liberación de prisioneros políticos.

El histórico anuncio de los presidentes Obama y Raúl Castro hacia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas tomó a Fidel fuera del debate público, quizá ya muy debilitado para intervenir.

Entre los acuerdos básicos entre Washington y La Habana estuvieron el intercambio de prisioneros considerados espías por el otro bando, y la liberación de 53 disidentes cubanos. También hubo un reconocimiento de que no se justificaba mantener a Cuba en el listado de países que promueven o toleran el tráfico de drogas.

TRANSICIÓN. Poco a poco, con la salud de Fidel debilitada, las decisiones quedaron  en manos de su hermano, a quien siempre vio cómo su sucesor. “A Raúl lo veían como más radical que a mí. No creo que fuera más radical que yo. Es el segundo secretario del Partido y el primer vicepresidente del Consejo de Estado. Si me pasa algo mañana – dijo en la entrevista con Ramonet -, se reúne la Asamblea y lo elige”.

Más o menos así sucedió. Con su salud quebrantada, tras una operación de colon, Castro dejó interinamente el gobierno en las manos de su hermano, que fue elegido formalmente por la Asamblea Popular cubana como nuevo presidente del gobierno en febrero de 2008.

Raúl Castro ha implantado un proceso dirigido a crear espacio para el empresarismo local. “Raúl es más pragmático que Fidel. Habrá cambios, pero serán modificaciones en el contexto de la revolución”, sostuvo el exdiplomático Smith, entrevistado después del cambio de mando en Cuba.

Castro sobrevivió múltiples atentados. Cientos, según el gobierno cubano.

LA OTRA ALA DEL PÁJARO. En Puerto Rico, Fidel Castro dejó también una profunda  huella, aunque nunca pisó el territorio boricua. Más que ningún otro jefe de Estado fue un promotor incondicional de la descolonización e independencia de Puerto Rico.

Con su nombre como telón de fondo, los defensores de su revolución y sus más fuertes críticos tuvieron feroces batallas – que generaron asesinatos políticos  – en territorio puertorriqueño.

“Fidel se vinculó a la lucha por la independencia de Puerto Rico desde sus años estudiantiles”, indicó Carlos Gallisá, quien fue secretario general del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) y se entrevistó a solas con el gobernante cubano en cuatro ocasiones. Como a tantos otros, Fidel lo llamaba a altas horas de la noche, sin tiempo definido. La conversación podía durar tres o cuatro horas, y extenderse hasta la madrugada.

En otras dos reuniones, Gallisa estuvo junto a Juan Mari Brás, quien estuvo cerca del gobierno cubano desde la fundación del Movimiento Pro Independencia (MPI) y bajo cuyo liderato se fundó la misión de Cuba, una oficina de intereses boricuas ubicada en la zona de Miramar, la misma área en que están las embajadas diplomáticas.

Cuenta la leyenda que los primeros macanazos que recibió Fidel Castro de la Policía de Batista fueron en una manifestación pro independencia de Puerto Rico.

“Cuando triunfó la revolución, Fidel validó el compromiso de José Martí con la independencia de Puerto Rico. Cuba fue la fuerza principal a favor del caso político puertorriqueño en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas”, que ha florecido en un apoyo unánime de Latinoamérica a favor de la descolonización de la Isla a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), resaltó Gallisá.

El presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), exsenador Rubén Berríos Martínez, tuvo también una larga relación con Castro.

“Ha pasado a la inmortalidad el más grande e influyente latinoamericano del siglo 20, cuya verticalidad, visión y pasión siempre servirán de inspiración a los que aspiran a una América Latina más justa, más libre y más digna. Puedo dar testimonio personal de que fue el más leal e incondicional amigo y aliado de la independencia de Puerto Rico, fiel discípulo de Bolívar y Martí”, indicó Berríos Martínez.

Para el historiador Ángel Collado Schwarz,  “la asociación del liderato independentista con la Revolución (cubana) permitió que se creara la percepción de que el independentismo era igual al comunismo”.

“Eso tuvo un efecto adverso electoralmente en las fuerzas políticas asociadas con el independentismo, el cual en la década del 1930 estaba representado por la principal fuerza política del país; el Partido Liberal de Antonio R. Barceló; y luego fue la segunda fuerza electoral en el 1952 con el PIP bajo el liderato de Gilberto Concepción de Gracia”, indicó Collado Schwarz, profesor en Columbia University.

Su vida personal se mantuvo muy privada. Pero, se sabe que estuvo casado en dos ocasiones y que tuvo siete hijos.

Hasta el final, Fidel fue el sinónimo de la revolución, cuyas ideas, con diferentes acentos, se reflejaron en los procesos políticos de varias naciones latinoamericanos. “Guerrillero del tiempo” tituló sus memorias.

“Hemos sido constante en la lealtad a los principios e ideas. Hemos aprendido mucho…Cometimos algunos errores de idealismo, quizá subestimamos fuerza, pero ningún país se ha enfrentado un país tan poderoso, a su maquinaria de publicidad (y) su bloqueo. Nos quedamos solos – dijo Fidel Castro-, y no vacilamos”.

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