El caso Muñiz Varela
El Departamento de Justicia de Puerto Rico prepara un informe que puede finalmente detallar, desde el punto de vista de las autoridades puertorrriqueñas, cómo ocurrió el asesinato del exiliado cubano Carlos Muñiz Varela.
El documento debió estar listo en junio pero se retrasó por inconvenientes del fiscal que ha estado a cargo del caso. La expectativa es que se divulgue antes de que termine el año.
Probablemente no podrá señalarse directamente a los autores de un crimen que ha quedado impune por 37 años. Por lo menos durante la última década, las autoridades de la Isla han tratado de obtener cooperación del FBI, pero la ayuda ha sido muy limitada.
Coincidiendo con ese proceso se publica el libro “La contrarrevolución cubana en Puerto Rico y el caso de Carlos Muñiz Varela”, escrito por el profesor y exdiplomático cubano Jesús Arboleya Cervera, junto a Raúl Álzaga Manresa y Ricardo Fraga del Valle.
Muñiz Varela fue ejecutado el 28 de abril de 1979 cuando tenía solo 26 años y emprendía, junto a Alzaga Manresa y Fraga del Valle, la tarea de promover viajes del exilio cubano a La Habana, por medio de la agencia Viajes Varadero.
Arboleya Cervera fue también amigo de Muñiz Varela.
Hoy hasta el gobierno de EEUU, reconocería a Muñiz Varela y sus socios como pioneros en los esfuerzos de reunir a los cubanos del exilio con los de Cuba.
Pero, en la década de 1970 se vivían los momentos más terribles de la guerra fría y la derecha cubana en EEUU y Puerto Rico vio el reencuentro de los exiliados con su país como una amenaza en sus esfuerzos por apagar la revolución socialista en el país caribeño.
Documentos oficiales del FBI que menciona el libro – que fueron divulgados en 2012 por el Comité de Familiares y Amigos de Carlos Muñiz Varela y publicados entonces por El Nuevo Día-, hacen referencia a que el gobierno federal tuvo múltiples confidencias sobre posibles autores del crimen, que estuvieron vinculados la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU).
El propio FBI describía en aquellos años a esa coordinadora como “cinco organizaciones terroristas anti-Castro”. Los documentos desclasificados por el FBI asociaron además directamente al fallecido exiliado cubano Julio Labatut con la CORU.
El libro, relata en el prólogo el excanciller cubano Ricardo Alarcón de Quesada – quien por años llevó la batuta del caso colonial puertorriqueño en las Naciones Unidas-, “incluye una impresionante relación de documentos oficiales, desclasificados a regañadientes y con tachaduras y mutilaciones, pero que aun así revelan las actividades criminales de los grupos terroristas anticubanos y la total impunidad con que han operado en Puerto Rico”.