La partida de nuestra Tiny
Hace 11 años llegó a nuestras vidas Tiny una adorable perrita “yorkie” de dos meses y regalo de mi hermano menor a nuestra familia. Tiny fue producto del cruce con una perrita de la misma raza perteneciente a una “breeder”. En otras palabras, la mamá de Tiny fue explotada comercial e ilegalmente y sabrá Dios cuantas camadas produjo y cuanto dinero obtuvo su guardián mediante este negocio de trata animal.
Como guardianes responsables la esterilizamos y recibió sus vacunas anuales y atenciones veterinarias por el resto de su vida. Pero más importante aún, Tiny recibió amor incondicional a lo largo de esos 11 años que tuvimos el privilegio de ser su familia. Y eso es lo que quiero compartir con ustedes. Como se construye la relación humano-animal a través de la compasión, amor incondicional, la lealtad y el compromiso que desarrollamos con seres sintientes y dependientes de nosotros que le llamamos nuestros hijos, familia, mascotas, animales de compañía y en el caso de Tiny era nuestra “Chiquitita”. Esos seres peludos y maravillosos de cuatro patas que hacen una conexión especial con su familia humana y que al cabo del tiempo se convierten en lazos inquebrantables. No hace falta la palabra, tal y como la conocemos los humanos, para comunicarnos con ellos o para interpretar sus sentimientos o necesidades. Mi esposa y nuestros tres hijos siempre supimos cuando Tiny sentía alegría, miedo, coraje, felicidad 0 agradecimiento.
Pero más importante fue la vida que Tiny nos regaló y lo que significó para cada uno de nosotros. Las alegrías inmensas, la posibilidad de tener al lado tuyo un ser sintiente que no te juzga, que te recibía cada vez que llegabas a tu casa con la alegría de un niño que descubre por primera vez un regalo apreciado. Tiny nos hizo sentir que éramos importante para ella y nos dio a todos mucho más de lo que siempre fuimos capaces de darle a ella. Y no me digan que estoy humanizando esta relación. Para los que han tenido el privilegio de hacer esta conexión tan especial, tu animal de compañía se convierte en parte de ti, es una relación de pares, de igualdad, nunca de poder. Solo existe la sana convivencia de seres sintientes. Tu y yo y el mundo que no entienda si no quiere entender. Para darle una compañía perruna a Tiny adoptamos a Lia, una sata hermosa rescatada en un campo de Canóvanas. Tanto Tiny como Lia siempre durmieron en sus camitas en nuestro cuarto.
Luego de una vida saludable e inmensamente feliz, de un año para acá Tiny comenzó a verse afectada de salud. Tenía que ser drenada para sacar líquidos de su cuerpo en los últimos meses. Mi esposa se dio en cuerpo y alma para mantener una calidad de vida con la esperanza de que se diera una mejoría, la cual sabíamos era remota.
Ponerla a dormir de manera compasiva era una opción en su día, pero juntos dimos la batalla hasta el final. No fue necesario. El pasado lunes, a eso de las 3 am, Lía comenzó a ladrar varias veces como avisando algo. Pensando que quería ir al patio nos levantamos, pero simplemente nos miró y se acostó en la sala triste. En aquel momento no comprendimos su mensaje.
Al levantarse mi esposa temprano en la mañana nuestra amada Tiny ya se había ido. Ahora nos hacía sentido el ladrido de Lía. La percibimos muy triste al igual que lo estamos nosotros aún. Depositamos el cuerpo de Tiny en un hermoso lugar a 2,000 pies de altura en el campo, un sitio donde nuestra hija perruna adoraba visitar y donde nacen los arcoiris más hermosos que hayamos visto.
Quise compartir nuestra vivencia con otro ser sintiente de cuatro patas para ver si otros humanos lo piensan dos veces antes de abandonar a sus animales de compañía. Están a tiempo de vivir una experiencia espectacular, solo búscale el sentido a la vida a través de la compasión y empatía que solo nace del corazón de los que nos decimos llamar humanos…