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De terremotos y dioses

Este terror, esta oscuridad de la mente
ni la salida del sol con sus rayos de luz
ni las relucientes flechas del alba pueden dispersarla,
sino solo el aspecto de la naturaleza y su ley
que, al enseñarnos, nos da este discurso:
Nada de la nada ha salido.
El miedo tiene dominio sobre los mortales
solo porque, al ver en la tierra y el cielo
tantas cosas cuyas causas desconocen
los hombres creen que los dioses ahí obran.

Lucrecio, De la naturaleza de las cosas, Libro I

No hay ventaja en obtener protección de otros hombres mientras estemos alarmados por los eventos arriba y abajo de la Tierra, o en general por cualquier cosa que pase en el universo infinito. – Epicuro, Doctrina Principal 13

Hace 2,000 años los griegos atribuían los terremotos a Poseidón y los vikingos al gigante Loki. Los vikingos creían que Thor y los otros dioses castigaron a Loki por sus muchas maldades atándolo bajo la Tierra y pusieron una serpiente sobre él que lo torturaba, haciendo caer una gotera eterna de veneno sobre su rostro. Los terremotos sucedían cuando el gigante Loki se estremecía por causa de esta tortura. Hoy las aventuras de Thor y Loki son cosa de las películas y caricaturas de Marvel, pero muchos le atribuyen los terremotos, tempestades y sequías al dios bíblico–aunque algunos en Cuba se los atribuyen a dioses africanos.

Sin embargo, la ciencia nos ha dado explicaciones para estos fenómenos naturales que satisfacen el intelecto. Sabemos que los terremotos son procesos naturales de la geología del planeta y que suceden a diario cuando las placas tectónicas se frotan unas con otras a millas debajo de la superficie. Las placas tectónicas han existido por billones de años y son del tamaño de continentes enteros. Ayudan a explicar como se separaron los continentes americanos de Europa y África. De hecho, Islandia está en el centro de las dos placas y anualmente se expande de este a oeste por causa de éste movimiento. La línea de la falla tectónica en el medio de Islandia es un conocido rasgo geológico de esa mágica y hermosa isla, al igual que la de San Andreas en California y otra que promete partir en dos al continente de África dentro de millones de años.

United States Geological Survey estima que cada día suceden mas o menos 55 terremotos en el mundo y dice que el National Earthquake Information Center localiza alrededor de 20,000 temblores cada año. La mayoría son menores y no se sienten en la superficie, pero unos pocos son fuertes y se sienten.

No hay nada sobrenatural en un temblor de tierra. No hay dioses furiosos y malvados, ni gigantes siendo torturados.

Es lamentable ver como muchas personas en la isla, al suceder un terremoto, inmediatamente se dejan degradar por el oscurantismo y por supersticiones que carecen de coherencia cuando hace siglos la humanidad empezó a entender el asunto de las placas tectónicas y no existe absolutamente necesidad de histerias religiosas cuando hay un terremoto. Mucho menos deberíamos aplaudir que charlatanes religiosos estén explotando las vulnerabilidades existenciales, la salud mental, y los miedos naturales de la población con profecías y exortaciones a abandonar el entendimiento científico de la naturaleza de las cosas.

Los epicúreos antiguos, hace 2,300 años, ya habían comenzado a batallar contra estas formas de superstición. El poeta Lucrecio hace 2,000 años criticaba como los miedos supersticiosos ponían a adultos a temblar como si fueran niños asustados que de noche le temen a un cuco debajo de la cama. Han pasado dos milenios, y evidentemente todavía hay mucha gente por educar …

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