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Vivir con Cáncer

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No es muerte, no es enfermedad…es bendición.

Apenas abrí la puerta de la oficina de mi oncólogo, vi la sonrisa de uno de mis amigos y compañero de quimioterapias que presagiaba el relato de una buena historia.

“Muchacho, esto me tiene que ni pujo, me arde que se me quiere romper. La radioterapia me tiene al palo, pero gracias a Dios solo me faltan doce”, fue su primera expresión.

“A mí me pasó lo mismo, me quemó por dentro y cuando iba al baño, los gritos se escuchaban en el estacionamiento de los apartamentos donde vivo”, le comenté entre risas.

“Yo no lo obligo, lo dejo que se administre como él quiera, que lo haga despacito”, me ripostó a carcajadas.

“Pues yo, cuando salía de mi hogar, me pasaba identificando dónde estaban los baños, y contando y midiendo los pasos desde la mesa, para asegurarme que llegaría a tiempo en caso de una emergencia”, fue mi comentario casi llorando de la risa.

Y así fue nuestro saludo, lleno de anécdotas, de risas y alegría.

Aquí no hay reproches, ni quejas, ni recriminaciones, ni víctimas, ni victimario.

En un corazón lleno de amor y de paz solo hay agradecimiento. Agradecido de haber sido seleccionado por Jesús para integrar su Equipo de Estrellas. De estar en esta escuela recibiendo estas bellas y profundas enseñanzas.

Lecciones que te hacen identificar y entender el propósito de tu vida, entender qué es lo importante en tu vida. Y no solo entenderlo, es aceptar la obligación de compartirlo con los demás.

No es solamente estar lleno de amor, es darlo a manos llenas. Es que brille en nuestros ojos la compasión, la piedad y la bondad. En la raíz de cada problema, abajo en lo profundo, subyace una lección de Amor. Pero tenemos que compartirla.

¡Gracias Señor porque fui yo el elegido, gracias porque fui yo el matriculado, gracias porque estoy siendo yo el aleccionado, gracias por deslumbrarme con tantos amaneceres!

¿Por qué yo, por qué ahora? Dale gracias a Dios que te escogió para este proceso de crecimiento y evolución. Debes estar agradecido porque te escogió para este renacimiento. Haz una gran fiesta y celébralo, te han dado la oportunidad de tu vida.

¡El Señor ha sembrado en ti la semilla de la vida! No te confundas, no es muerte, no es enfermedad; es vida, es bendición. La verás germinar y florecer.

En la sala de quimioterapias seguimos conversando y disfrutando con nuestras anécdotas y estrategias.

Seguimos bailando tomados de la mano con nuestros pensamientos: “San Serení, de la buena, buena vida. Bailan así, así los escogidos, así, así, así, así me gusta a mí”.

 

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