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Vicios, virtudes y valores

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Estimado Robin Williams

Sé que estas letras llegan muy tarde, pero las escribo por la necesidad de expresar mi gratitud y mi decepción ante tu partida a destiempo.

Recuerdo haberte visto por primera vez en la serie titulada “Mork & Mindy”. Aunque yo no era un gran fanático tuyo en ese momento, disfruté a la saciedad lo poco que vi de la misma. Ahora bien, el primer momento significativo de tu carrera para mi fue la película “The World According to Garp”. Sin embargo, su impacto en mi fue indirecto dado que nunca la vi. La misma conmovió profundamente a algunas de mis amistades, motivándoles a tomar decisiones radicales que cambiaron sus vidas.

El segundo momento importante de tu carrera para mi ocurrió cuando yo estaba estudiando mi maestría en los Estados Unidos.  Me acostumbré a verte en los programas nocturnos de comedia, a través de los cuales aprendí a apreciar la complejidad y profundidad de tus rutinas, imitaciones e improvisaciones. 

En tercer lugar, tuviste un gran impacto en la vida de mi hijo, Antonio José. No sé cuántas veces vimos “Mrs Doubtfire”. También perdí la cuenta de cuantas veces vimos “Aladino”. Y recuerdo con profundo amor la parada de Aladino en uno de los parques temáticos de Orlando.

Fuiste una presencia constante en la niñez de mi hijo. Fuiste para él lo que Richard Pryor fue para mi: El comediante que me ayudó a ponerme en contacto con las mil voces y las mil historias que me acompañan a todos lados. 

Aprecié también tus papeles dramáticos, particularmente los que hiciste para la serie de televisión titulada “Law & Order”. Y nunca podré olvidar tu perfecta imitación del acento boricua. Como cuando en Comic Relief imitaste al joven que gritaba “¡Mira mami!” en medio de la Parada Puertorriqueña de New York. O la vez que en Lettermann sugeriste que una pandilla de muchachos puertorriqueños estaban vendiendo en New Jersey los paneles solares del “Space Probe”, la nave que se le había perdido a la NASA. 

Siempre he admirado la inteligencia y el buen humor, y tu comedia combinaba ambos elementos. 

Mi hijo no ha querido leer nada sobre tu muerte. Yo tampoco. Pero no pude evitar escuchar la repetición de la entrevista que tuviste en el programa radial “Fresh Air” de NPR News en el 2006. Las incisivas preguntas de Terry Gross giraron en torno a temas tales como la salud mental, la adicción y la depresión. Tus respuestas fueron brillantes, como siempre, y la comedia fue impecable. Empero, sobresalió una mentira entre tus respuestas; sobresalió porque estaba completamente fuera de lugar entre todas las verdades que decías entre risas. Dijiste que no estabas deprimido clínicamente; que sólo tenías ratos breves de tristeza.

Fue en ese momento cuando me decepcionaste. Quizás si no te hubieras engañado a ti mismo, hubieras comprendido que vivías deprimido y que eso te convertía en un peligro tanto para ti mismo como para los demás. Eso me dio mucha ira, que se convirtió en tristeza y que llegó hasta el llanto al final de la entrevista

Robin, te doy las gracias por todas las risas, por todos los momentos gratos y por llevarnos a pensar de una manera distinta. Del mismo modo, espero que la fría realidad de tu suicidio motive a miles de personas deprimidas a buscar la ayuda que tanto necesitan para superar la nube negra de la tristeza crónica. ¡La vida es un don de Dios!

Por lo demás, vivirás en cada conversación donde mi hijo y yo nos embarquemos en una larga e improvisada rutina de comedia, haciendo reír a la gente que más queremos, con las mil voces y las mil historias que llevamos por dentro.

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El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com y http://www.prediquemos.net

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