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La noche que no pasó nada más

Era miércoles en la noche y yo estaba terminando mi clase del Instituto Bíblico. Al final de la clase, se formó un pequeño grupo de estudiantes que hablaban en voz baja y comparaban notas en sus teléfonos. 

Al principio, encontré extraño que estudiantes con tanta disciplina se distrajeran. Por un momento, pensé que alguien había recibido malas noticias. Empero, después me di cuenta que estaban comentando el caso de Pablo Casellas.

Para decirles la verdad, el Caso Casellas a mi nunca me llamó la atención. En Puerto Rico asesinan a cerca de 900 personas al año, por lo que el asesinato ya no es noticia. Con tristeza, la violencia de género es tan grave que tampoco sorprende un crimen en contra de una mujer. 

No, nunca me llamó la atención, como a la inmensa mayoría del pueblo tampoco le llamó la atención en caso legal en su fondo. Lo que nos llamó la atención fue el circo mediático que se formó en torno al asunto. Nos llamó la atención la batalla de “ratings” entre los programas de chismes. Quedamos fascinados ante la hermosa reportera que con voz seductora lanzaba preguntas a personas que no podían contestarlas por estar bajo una orden de mordaza del Tribunal. Y nos llamó la atención cómo la misma reportera perseguía por el Viejo San Juan al padre del acusado, hostigándolo con preguntas a pesar de que él le rogaba que le dejara en paz.

Cuando llegué a mi casa, personas “expertas” vociferaban sus opiniones tanto en la radio como en la televisión. Se hablaba del asesinato de Carmen Paredes como si fuera un juego de baloncesto, evaluando cuál equipo iba ganando.

Mi teléfono vibró con mensajes de los “apps” de los periódicos locales, dando la primicia del veredicto de culpabilidad. Y cuando el reloj marcó las 11 PM, los noticiarios locales le dedicaron prácticamente todo el tiempo a la noticia.

Tal parece que en Puerto Rico no pasó nada más esa noche. No hubo asesinatos, ni robos, ni violaciones. No hubo problemas financieros, ni conflictos laborales, ni discordias legislativas. Sólo hubo un drama familiar que se convirtió en una novela nacional. Tal parece que en Puerto Rico no pasó nada más esa noche, o si pasó algo importante, a nadie le importó.

¿Qué opina usted? Le invito a compartir su opinión, comentando tanto el contenido de esta columna como los comentarios de otros lectores y de otras lectoras.

El Rev. Dr. Pablo A. Jiménez es el pastor de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en el Barrio Espinosa de Dorado, PR. http://www.drpablojimenez.com

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