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Cuando se trata de Trump, hay doble vara

Durante las primeras semanas de “protestas” y disturbios por la muerte de George Floyd la prensa no presentó objeción. Publicaba reportajes favorables a los manifestantes y parecía que convocaba a que otros asistieran. Dejó de hacer énfasis en el Covid-19 (SARS-CoV-2), como si el patógeno hubiera sido erradicado. Cambió de enfoque, pero no de objetivo; atacar al presidente de EEUU, Donald Trump, siguió en agenda y en la línea editorial.

Como atacar a Trump es el norte, tan pronto anunció que reanudaría los eventos públicos de campaña, los medios de prensa retomaron la narrativa del Covid-19. Desconvocaron a los seguidores de Trump para que no asistieran. El mensaje a repetir una y otra vez es que reunirse y aglomerarse viola la indicación de mantener distanciamiento social (físico).

Hubo activistas de Antifa y de Black Lives Matter (BLM) que dirigieron sus acciones contra el evento público que se realizó en Tulsa, Oklahoma. Otros activistas recurrieron a la táctica de reservar taquillas para el evento al cual no asistirían, con el fin de propagar la idea falsa de que Trump perdió apoyo de sus seguidores. La congresista demócrata por el estado de New York, Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), confesó que ordenar taquillas fue un éxito, para hacer lucir mal a Trump.

Le atribuyeron la táctica a adolescentes de la subcultura del K-pop y el TikTok. Sin embargo, el hecho de que los socialistas “democráticos” y los propagandistas de Antifa y de BLM festejaran el éxito de la movida para dificultar que los seguidores de Trump tengan acceso al evento público, comunica que fue algo coordinado. Es poco probable que un par de adolescentes que no votan se salgan de su zona de confort y de entretenimiento para sabotear a la campaña de Trump. No es la primera vez que usan a adolescentes de forma coordinada para realizar tácticas de propaganda. Ocurrió también con un grupo de adolescentes, luego de la masacre de Parkland, Florida, que fueron utilizados para la campaña contra la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).

AOC considera que la táctica de censura en contra de Trump debe festejarse como un logro. Favorece silenciar a quienes piensan diferente. Durante la campaña de 2015-2016 los seguidores de Trump fueron agredidos en varias ocasiones. Hubo bloqueos de carreteras para impedir que los ciudadanos asistieran a los eventos públicos de campaña. Ahora, recurren a tácticas cibernéticas con el mismo propósito: censurar.

Sin embargo, este tipo de movidas es contraproducente, pues revela la frivolidad y el autoritarismo de los socialistas que se hacen llamar “democráticos”. Además, los eventos públicos de Trump se transmiten y retransmiten en diferentes plataformas, redes y medios.

Jugar con la percepción de los electores mediante tácticas de ilusionismo es algo frecuente en el arsenal propagandístico de los detractores de Trump. Por ejemplo, manipulan las encuestas de opinión entrevistando a una cantidad mayor de electores afiliados al Partido Demócrata; alteran las muestras para dar la apariencia de que Trump pierde por un margen amplio. Es un modo de suprimir el voto mediante el desánimo. Son tácticas psicológicas usadas en la guerra asimétrica.

Guerra parece un término hiperbólico, pero, en el panorama político actual, es acertado. La administración Trump clasificó a Antifa como organización terrorista, precisamente por sus tácticas de guerra asimétrica, su violencia, los disturbios, los delitos, la desestabilización y el estado de terror que provoca.

Establecer “zonas autónomas” en ciudades como Seattle, es una forma de crear un estado dentro del Estado, un país dentro del País, para retar a las autoridades y al orden constitucional. Los tiroteos y frecuentes delitos cometidos en estas zonas evidencian el grado de violencia y desestabilización. El eufemismo “zona autónoma” persigue dar legitimidad a lo que a todas luces es una ocupación y apropiación ilegal.

Los medios de prensa son un flanco importante para los propagandistas y los promotores de la guerra asimétrica. A Trump no le darán tregua. En año electoral habrá ataques constantes y todos sus seguidores serán blancos u objetivos de este campo de batalla. Lo mismo ocurrió en el 2015-16. Pero, eso no evitó que Trump ganara la elección.

Probablemente, los ataques frívolos y la campaña sucia motiven para apoyarlo. No logran intimidar a sus seguidores; por el contrario, se activan. La doble vara en contra de Trump se convierte en una navaja de doble filo.

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