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#WalkAway: Muchos se marchan del Partido Demócrata

El fundador de la campaña #WalkAway, Brandon Straka, decidió desafiliarse del Partido Demócrata, porque se cansó del comportamiento “intolerante, inflexible, ilógico, odioso, erróneo, desinformado, antiamericano, hipócrita, amenazador, despiadado, prejuiciado y fascistoide”. Notó que el Partido recurría a tácticas como el uso del political correctness y el identity politics para atraer a grupos que se consideran oprimidos y marginados. Esas tácticas sirven para mantener electores y evitar que escuchen otros puntos de vista.

Straka inició con un video que publicó en las redes sociales. Se volvió viral y motivó a otros liberales, progresistas y demócratas a relatar sus experiencias sobre por qué abandonaron al Partido Demócrata. Muchos se volvieron conservadores.

La campaña se convirtió en un movimiento al que se unieron otros conservadores, republicanos, individuos y organizaciones. Convocaron una marcha para el sábado 27 de octubre de 2018 en Washington, DC, que partirá a las 11:30am del John Marshall Memorial Park hasta el Freedom Plaza, y luego comenzará un evento a las 2:30pm con distintos oradores, que incluirá transmisiones en vivo por las redes sociales. Se realiza cerca de las elecciones de medio término y se utiliza como forma de comunicar a quienes dejaron de identificarse con ideas progresistas y con el Partido Demócrata, pero su círculo de amigos y familiares no los comprenden. Es un modo de ayudar a la transición ideológica y de promover la educación de ideas conservadoras.

Entre los que se marchan y marchan hay personas homosexuales, como Straka, que ya no se convencen con la demagogia de los demócratas. Denuncian el usar los discursos de identidad de género combinados con discursos raciales para crear resentimiento y división. Por ejemplo, Straka no está de acuerdo con la aseveración de que existe un “privilegio blanco” y que una persona negra y homosexual es más oprimida que una persona blanca y homosexual. Nota que luego de que los activistas a favor del matrimonio gay lograron su objetivo, los demócratas se quedaron sin norte; por eso, reorientaron el discurso sobre la combinación de raza y orientación sexual para mantener la franquicia de la identidad.

Los ataques contra los hombres, como el realizado contra el juez Brett Kavanaugh, y la promoción del discurso de “guerra de los sexos” es un ejemplo de por qué algunos progresistas se alejan del Partido Demócrata. Poner en juego la presunción de inocencia, solo porque el acusado es hombre, no es razonable.

Las alianzas de demócratas con organizaciones antiamericanas y con activistas islamistas desencantó a otros. No hace sentido que haya feministas aliadas con Linda Sarsour, una activista con valores islamistas que defiende ideas contrarias a la defensa de la libertad individual. Los islamistas no promueven la igualdad ante la ley. La relación entre feministas e islamistas es una contradicción insalvable que produce confusión.

Promover las caravanas de migrantes para desestabilizar las fronteras y demonizar a los republicanos con el objetivo de atraer a electores hispanos, es una movida frívola que aleja a los liberales que simpatizan con los demócratas en asuntos sociales, pero no están dispuestos a colaborar con la destrucción de la Nación. Tampoco les agrada los ataques constantes realizados por los medios de prensa, que se muestran parcializados e ilógicos. El irrespeto por la ley y el orden y por la seguridad nacional aleja a militares, a patriotas, incluso a inmigrantes legales que agradecen lo que han logrado en EEUU.

Abusar de usar etiquetas para demonizar a los conservadores y republicanos, como el tildarlos de “racistas, xenófobos, homofóbicos, misóginos”, entre otras, llegó al límite de la credibilidad. Es notable que se recurre a este tipo de ataque contra la persona para evadir el debate de ideas. El Partido Demócrata pone en riesgo la convivencia cívica al recurrir a estas tácticas.

El moverse demasiado a la izquierda o, para ser más precisos, hacia una forma autoritaria, espanta a muchos demócratas. Los candidatos socialistas democráticos comienzan a adentrarse en el Partido. Hay un riesgo de que dominen ideas autoritarias que pongan en riesgo las libertades individuales y el orden constitucional.

Atacar a todo el que difiere, lejos de mantener afiliados, moviliza a irse. Roseanne Barr es un ejemplo de una figura pública liberal que, por apoyar a Donald Trump, fue blanco de una campaña para destruir su carrera. Por publicar un tuit con un chiste, que fue interpretado como “racista”, le aplicaron la regla del political correctness establecida por el nuevo morality in media. Una vez te etiquetan como “racista”, no hay disculpa que valga. El asesinato del carácter, la demonización constante de todo el que piensa distinto a la élite demócrata y progresista, sirve para censurar, pero tiene la consecuencia de que al rechazar a personas, las moviliza hacia el Partido Republicano.

Destruir el concepto de “nación” para sustituirlo por distintas categorías de identidades fabricadas por la cultura del identity politics, como mujer-negra-atea u hombre-gay-hispano, segrega a la población. Hay un ataque constante contra símbolos patrios; la quema de banderas americanas y el derribo de monumentos a los padres fundadores de la Nación, persigue borrar una memoria histórica y construir una noción negativa de lo nacional. Ser americano es construido como malo, represivo, imperialista y de otras formas que no asisten a la armonía y al mantenimiento del orden americano. Son discursos tomados de organizaciones socialistas, globalistas, islamistas y de otras ideologías antinacionales.

Por esto, Trump se ganó el título de patriota y de antiglobalista. Ha logrado atraer a demócratas cansados de las tácticas y de las ideologías antiamericanas. Sus discursos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas resumen su postura. Pondrá a EEUU primero y no pedirá disculpas por defender el interés nacional. Jefes de otros estados comparten la misma visión, como el presidente de Polonia, Andrzej Duda, al igual que candidatos presidenciales, como Jair Bolsonaro de Brasil.

El #WalkAway no solo inspira a quienes abandonan al Partido Demócrata, también motiva a quienes se distancian de ideologías autoritarias. Comenzó con un video de seis minutos en las redes sociales y llegó a otras partes del mundo. El equivalente a los demócratas de hoy día existe en otros países. Otros también se marchan y movilizan hacia otros partidos e ideologías que los representen mejor. Se puede traducir como un movimiento en contra del autoritarismo.

 

 

 

 

 

Nota del autor:

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