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Los demócratas se mueven a la izquierda

El Partido Demócrata muestra una tendencia hacia la izquierda. La candidatura de Bernie Sanders fue solo el comienzo. Poco a poco surgen candidatos socialistas democráticos que proponen medidas inviables, pero atractivas para jóvenes universitarios y para las nuevas generaciones en general. Se resumen en servicios universales y promesas de acceso gratuito a servicios.

A muchos jóvenes les atraen estas promesas de universidad y servicios médicos universales y gratuitos. No necesitan saber el cómo se logrará, sino creer en el mito, desear que así sea y apoyar a cualquiera que promueva estas ideas. Los líderes populistas y socialistas democráticos saben que se ganan adeptos con solo hacer promesas. Son propuestas que se sostienen solo en la fantasía.

Alexandria Ocasio-Cortez es la nueva cara del socialismo democrático en Estados Unidos (EEUU). Es una joven de descendencia puertorriqueña que ganó la primaria demócrata del distrito 14 de New York. Ni ella misma esperaba ganarle a un candidato que se perfilaba como el próximo líder demócrata en la Cámara de Representantes federal, Joseph Crowley.

El Partido Demócrata tradicional se debilita, porque recurrió por mucho tiempo a utilizar el identity politics que le habla a las minorías como si fueran una propiedad del Partido. Ocasio-Cortez se enganchó en esa narrativa, por eso apela al empoderamiento de la mujer y de los inmigrantes. Cada líder socialista democrático que surge usa alguna etiqueta que lo represente como el portaestandarte de una minoría. La demagogia es el recurso retórico predilecto que utilizan. Se trata de atraer votos mediante un proceso de identificación afectivo.

Otra candidata que le habla a las mujeres, se identifica como socialista democrática y defiende vivienda gratis como si fuera un derecho humano, es Cynthia Nixon, una de las actrices de la serie de televisión Sex and the City. Corre como candidata para la primaria demócrata por la gobernación del estado de New York.

También hay hombres entre los líderes demócratas que interpelan a las minorías y prometen lo imposible. Keith Ellison, un congresista por el distrito cinco de Minnesota y vice presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés), fue el primer musulmán en llegar al Congreso y en jurar sobre una copia del Corán. Reside en un distrito en el cual hay muchos musulmanes. Se opone a la propuesta del expresidente de la Cámara de Representantes federal, “Newt” Gingrich, de prohibir el establecimiento de la ley islámica, la Sharia.

En los estados del norte, como Minnesota y Michigan, hay una población significativa de musulmanes concentrada en unos distritos particulares. Esto posibilita que tengan candidatos que ganen elecciones. Los inmigrantes se concentran en unas áreas y poco a poco toman el control político. Por esto, es necesario controlar la inmigración ilegal y la inmigración masiva. Se puede cambiar la idiosincrasia de un estado y su ordenamiento jurídico, poco a poco, mediante la colonización de distritos. La inmigración sirve como arma política.

El actual presidente del DNC, “Tom” Pérez, es descendiente dominicano y exsecretario del Departamento del Trabajo de EEUU bajo la administración de Barack Obama. Es el primer hispano que preside el DNC. Su marco político-económico también es socialista democrático. Considera que Ocasio-Cortez representa “el futuro del Partido Demócrata”. A cuchillo de palo, los socialistas democráticos han tomado el liderazgo del Partido.

No debe sorprender que la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, sea más popular entre los demócratas que el mismo gobernador de Puerto Rico (PR), Ricardo Rosselló. Melissa Mark-Viverito, la expresidenta del Concejo Munipal de New York, muy cercana a Yulín, también se considera “muy liberal” o del ala progresista más inclinada hacia la izquierda.

Ben Jealous, el candidato demócrata para gobernador por el estado de Maryland, es progresista y simpatiza con las ideas socialistas democráticas. Endosó a Bernie Sanders durante las primarias presidenciales del Partido Demócrata en el 2016.

Maxine Waters, la congresista del distrito 43 de California, fue el centro de una controversia reciente, por su llamado público a asechar a los oficiales del gabinete del presidente de EEUU, Donald Trump. Promueve tácticas violentas y se aleja del ala moderada del Partido Demócrata.

Hay otros ejemplos que muestran que existe una tendencia a la izquierda. Se promueve retirar el apoyo de EEUU al estado de Israel, hacer movilizaciones contra la administración Trump, defender las ciudades santuarios, abolir el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los EEUU (ICE, por sus siglas en inglés), universalizar servicios de salud y educación superior, establecer topes a las ganancias, redistribuir las riquezas, aumentar impuestos, establecer impuestos a las emisiones de carbono, recibir a miles de “refugiados” de estados en los que operan organizaciones terroristas islámicas, mantener el acuerdo nuclear con Irán sin hacer cambios, condonar la deuda de préstamos estudiantiles, permitir votar a personas que no son ciudadanos, dificultar el ejercicio de la Segunda Enmienda a la Constitución, entre otras propuestas que atentan contra el orden constitucional y la idiosincrasia americana.

El Partido Demócrata corre el riesgo de sufrir una transformación radical que lo convierta en un partido socialista. No debe sorprender que haya un movimiento nombrado con el hashtag #Walkaway que invita a abandonar al Partido Demócrata. Sin embargo, hay que reconocer que muchos jóvenes simpatizan con el ala socialista democrática. Es probable que EEUU sufra una transformación radical si la alternancia en el poder entre republicanos y demócratas se convierte en una entre republicanos y socialistas democráticos. América dejaría de operar y de ser como la conocemos.

 

 

 

 

 

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