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Obama se comió un sándwich y se fue

Cuando el expresidente de Estados Unidos (EEUU), Barack Obama, vino a Puerto Rico (PR) no lo hizo, necesariamente, para atender asuntos oficiales ni del territorio. Se reunió con el entonces senador y líder del Partido Popular Democrático (PPD), Alejandro García Padilla (AGP). Le dio prioridad a cuestiones partidistas, pues ambos son demócratas. Hizo los contactos para recaudar donaciones y atender asuntos electorales. Participó de un evento de recaudación de fondos en un hotel de San Juan.

AGP enmascaró el encuentro representándolo como un momento para hablar sobre el desarrollo económico, la seguridad, el estatus de PR y otros asuntos. Fue un intercambio de relaciones públicas entre dos candidatos, uno para gobernador de PR y otro para la reelección como presidente de EEUU.

La prensa festejó el encuentro en el cual Obama se comió un sándwich medianoche y un surtido de jamones y postres variados. No lo criticaron ni crearon notas de prensa ni reportes difamatorios. Tampoco molestó que diera prioridad a su campaña electoral que a los problemas de PR.

El cantar fue otro cuando el presidente de EEUU, Donald Trump, visitó a PR luego del paso del huracán María. Sacaron de contexto un momento lúdico en el cual Trump lanzó unos rollos de papel toalla a los asistentes de una actividad en la cual se entregaron productos de primera necesidad. Los presentes dieron la mano al Presidente, se tomaron fotos y se divirtieron un rato. No hubo personas molestas ni ofendidas.

La visita oficial de Trump fue para atender los problemas que enfrentaba PR durante la recuperación poshuracán. Esta visita iba a realizarse antes, luego del paso de la tormenta Irma, pero se pospuso porque hubo fenómenos atmosféricos consecutivos que afectaron a PR.

Se debió destacar que Trump compartió con el gobernador de PR, Ricardo “Ricky” Rosselló, y la primera dama de PR, Beatriz Rosselló, durante toda su visita. Pudieron conversar sobre los problemas y necesidades del territorio. Hubo compromisos y conversaciones posteriores. Incluso, el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, y varios jefes de agencias federales y congresistas también visitaron a PR. También, el Gobernador fue recibido en Casa Blanca como un jefe de Estado.

Lo justo es que se resaltara la relación estrecha que hubo entre el Presidente y el Gobernador durante la emergencia. Sin embargo, no fue así. Muchos medios de prensa se dedicaron a atacar, a difamar, a sacar de contexto y a minimizar el encuentro. El hecho de que uno es republicano y el otro demócrata no tuvo peso ni dificultó la comunicación.

Trump no vino a comerse un sándwich ni a recaudar fondos para su campaña. Tampoco trajo asuntos político partidistas. Se comprometió a asistir a PR. Dio seguimiento al caso. Mantuvo comunicación telefónica con el Gobernador. Pero, nada fue suficiente para aplacar la agenda antiTrump.

El odio de algunos pudo más que la necesaria armonía para manejar una emergencia. La doble vara fue notable.

 

 

 

 

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