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¡Qué bueno es estar vivo!

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Llame, AMA, Transcita y sUBER especiales

Pocas veces coincidimos mi amigo Ángel Antonio y yo.

En una de esas conversaciones para “arreglar a Puerto Rico”, a Toño se le ocurrió la “brillante idea” de que Uber -un sistema alterno a los taxis que se está abriendo paso en Puerto Rico- reclute a conductores de vehículos adaptados para llevar a personas en sillas de ruedas y scooters.

“Nada nuevo bajo el sol”, le dije, anticipando una de sus “acánganas” con todo y fuegos artificiales. El cabezota me atacó como si se valiera de un misil.

Es que su filosofía de vida es llevarle la contraria a todo el que opine lo que sea, sobre el tema que sea. Dice que lo hace para “provocar un análisis concienzudo que considere distintos puntos de vista”.

A mí me parece que lo que le gusta es provocar garatas y nublar el entendimiento “del otro”.

El asunto es que cuando abrió la bocota, yo le argumenté que hay opciones que operan ya. La Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA), tiene disponible el programa “Llame y Viaje”. Además de esa opción gubernamental existe TransCita, una corporación privada que en algunos casos se puede coordinar con la mayoría de los planes médicos y hospitales. Como ventaja adicional, la pueden utilizar personas que cualifiquen para ir a citas médicas. Una especie de “med-taxi”.

Le dije que he tomado “Access Taxis” en Houston, Nueva York y otras ciudades importantes de Estados Unidos, así como en Cancún. Eso sí, los que he usado son parte de la flota de alguna compañía de taxis. Sin embargo, muchos de los conductores ofrecen servicios privados en su tiempo libre.

Entonces, me percaté que yo había caído en mi propia trampa. Todas las opciones que mencioné tenían que ver con necesidades relacionadas a la salud.

Mi comentario caldeó la conversación/discusión/altercado. Los “telodije, telodije, telorepito porque tengo razón” no se hicieron esperar. Y tenía razón el Toño este. No existe alternativa para el cliente con limitaciones físicas y que dependa de 4 ruedas propias y quiera socializar.

Ya Uber plantó bandera en Puerto Rico, y aparentemente la calidad del servicio es impecable y muy económico. En Estados Unidos existe la opción de esos vehículos.

No todas las personas en sillas de ruedas pueden ponerse de pie para entrar y sentarse en los automóviles convencionales, ni todas las sillas de ruedas caben el baúl de cualquier carro.

La alternativa le vendría como anillo al dedo a un dueño de vehículo adaptado; o, que se pueda adaptar.

Además, esos conductores tendrían la oportunidad de llevar pasajeros con muchos paquetes, o familias grandes con coches dobles para infantes.

En Puerto Rico hay conductores con la sensibilidad y el conocimiento para transportar a personas con impedimentos físicos en vehículos adaptables para pasajeros en silla de ruedas.

Cuando a esas circunstancias se le añaden las dificultades para encontrar “estacionamientos para personas con impedimentos”, o “estacionamientos azules” durante las temporadas de mayor flujo en los centros comerciales, aumenta la necesidad de ese tipo de taxi.

Lo interesante es que no cuesta mucho transformar algunas guaguas en “sUBER especiales”. La inversión se paga sola en menos de un mes porque es un negociazo que no tiene competencia.

Buenos y amables conductores. Les lanzo el reto. Es una opción de empleo. ¿Quién dice yo?

Insisto: no hay transportación para personas que se movilizan en sillas de ruedas o scooters para hacer vida social. Hay mercado. Tal vez el mismo Toño los llame una noche que se quiera ir a pachanguear, al cine, a un centro comercial, o a jugar en el casino y no se sienta en ánimo de fajarse por un parquin.

Si eso es lo que le gusta para disfrutar la Vida, sería un paréntesis a sus ataques de pesimismo. Y nos regalaría paz a sus amigos.

¡Que San Uber nos guarde y proteja!

 

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