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Alinear el ser, vivir en pausa

El tiempo es la nueva riqueza en esta era de las prisas, las primicias, las mil redes sociales donde anunciamos todo en el momento. Es casi una deber detenerse a replantear los términos  tarde, temprano, prisa, pausa, para poder alinear el ser de modo que no seamos devorados por los tiburones de las redes, la informática y esa nueva manera de relacionarnos donde todo ocurre al instante y luego de ese momento vamos  al otro, sin detenernos a saborear y descubrir las riquezas del presente.

Retiros de silencio, Focusing, espacios de pausa, diálogos con acompañantes, trabajo de sanación interior, y otras prácticas que realizo me van enseñando a como surfear en medio de la vorágine de la informática en la cual es deber navegar, pero sin dejar que nos anestesie o peor, nos ahogue en su mar de propuestas. En la ansiedad que nos provoca el decir, contar, exhortar, evangelizar, educar etc, con miras a sacar provecho de un medio que nos conecta con el mundo entero con la rapidez de un relámpago. “Si no existimos en las redes no existimos”, frase que  aprendí de un gran maestro que me introdujo en la lógica y uso de la era cibernética.

¿Pero cómo existir en medio de esta nueva era sin dejar de ser? Cómo cultivar la conciencia, el espíritu, la propia sabiduría en medio de tantos estímulos, en medio del ansia de publicar y de leer lo que publican las miles de personas que se comunidad en las redes, y que hemos aprendido a llamar amigos.

Para los que trabajamos con lo humano, con  las personas, lo principal que andamos buscando acompañar a potenciar tiene que ver con la sabiduría propia. Tenemos en nosotros lo necesario para poder atravesar y responder a los retos de la vida. Pero ese saber solo se encuentra en el interior, en las redes de sensaciones y conexiones propias a las cuales se llega al igual que en las redes sociales en contacto diario y continuo.

Sólo que para lograr esa conexión el camino es otro. Tiene que ver con la pausa, el silencio,  la escucha  del ser, la contemplación, la oración.  Con aprender a respirar de un modo y mantener un referente constante hacia lo que mi ser me dice sobre  lo que soy y sobre lo que hago.

Para los cristianos tendría que ver con poder discernir lo que su fe les invita a vivir. Lamentablemente por muchos mensajes que escribamos  -me incluyo-  en las redes, blogs, publicaciones sobre el buen vivir, a esta sólo se llega con la misma entrega y dedicación con la que nos dedicamos a navegar en la nueva civilización digital. Pero ese navegar es hacia adentro, hacia el centro de nuestro existir.

Cabe preguntarnos qué cantidad de mi tiempo  -una de las riquezas de este tiempo- dedico a espacios del Ser versus el tiempo que dedicas a trabajar, estudiar, “janguear” y navegar en las redes. Qué prácticas corporales, espirituales, emocionales realizas de modo continuo  para lograr la armonía cuerpo-mente-espíritu-vocación. Podrías usar el reporte que ahora ofrecen los teléfonos sobre el tiempo que dedicamos a estar conectados y ver si proporcionalmente tienes espacios similares para el cultivo de tu armonía interior.

Es posible que la felicidad, esa que todos aspiramos a vivir, pueda encontrarse en los ratos que los likes y publicaciones llenan alguno de nuestros deseos de conexión con otros. Pero estoy segura que de modo certero y contante la felicidad se puede experimentar en la conexión continua y constante  con el interior. Te invito a adentrarte en tu interior y verás cómo desde tu propia transformación te vivirás de modo nuevo, aún en las medio de las redes sociales.

La autora es Trabajadora Social y Directora del Instituto a Para el Desarrollo Humano a Plenitud de los Centros Sor Isolina Ferré Inc. empresa social dedicada al ofrecimiento de talleres y vivenciales para propiciar el crecimiento y la sanación interior en personas que deseen ser gestoras de su propia historia y vivir plenamente.

lortiz@csifpr.org

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