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Pasaporte boricua

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La verdad nos hará libres

Estados Unidos invadió a Puerto Rico en 1898 con el propósito de hacerse de un territorio en el corazón del Caribe. Lo hubiesen preferido despoblado pero había un millón de puertorriqueños en esa colonia española cuando España reflejaba las penurias económicas de un imperio en decadencia. El que llegaba lo hacía con la furia del que desplegaba ambición y el empuje del expansionismo. Hablaban inglés y representaban una cultura que antagonizaba con la de los invadidos, tanto en lo jurídico como en lo económico, social y religioso.

La Ley Foraker de 1900 formalizó un régimen colonial para que los isleños no fueran a soñar con bendiciones democráticas. No obstante, hubo desde entonces boricuas estadoístas e independentistas y en 1917 los ‘americanos’ nos espetaron la Ley Jones regalándonos así un pedazo de su ciudadanía ‘americana’, imposición con la cual, de facto, nos desnacionalizaban asegurándose que el puertorriqueño jamás podría ser ciudadano de su nacionalidad como manda en un 95% de la humanidad.

Nada de eso parecía importante entonces para un pueblo analfabeta y pobre; como tampoco importaba el que los recursos económicos de la isla como la caña, café, tabaco, etc. pasaran a ser propiedad de los anglos sajones que sabían cómo convertirlos en riqueza. Ya nos habían impuesto las Leyes de Cabotaje y en cuestión de cuarenta años los puertorriqueños habíamos pasado de la pobreza a la miseria. Albizu Campos denunciaba el crimen del colonialismo y a su lado marchaban los cadetes de la ‘República’. Hasta que en septiembre de 1939 los alemanes invadieron a Polonia desatando así la segunda guerra mundial. Ya veremos porque.

En Borinquén, Luis Muñoz Marín predicaba la Independencia y el Socialismo, mensajes que ninguna gracia hacían en Washington que no fuera porque el mensajero boricua hablaba perfectamente el inglés y demostraba dotes excepcionales de liderato. Yendo a lo novelesco uno se imagina a un Roosevelt diciendo: “there is our man in Puerto Rico”. Pero, claro, el asunto de pedir la Independencia estando Estados Unidos a las puertas de una guerra mundial tenía que ser, por lo menos, pospuesto por ahora. Y así fue, hasta el sol de hoy cuando surgió la táctica electoral del PPD de que “el status no estaba en issue”.

En cuestión de cuatro años Muñoz Marín hizo los ajustes pertinentes y ya para el 1948 era electo gobernador de la colonia de Puerto Rico. Y la dote ($$$$) no se había hecho esperar. Hasta aquí las verdades que pronto dieron paso a las mentiras.

La primera de ellas fue cuando en sus discursos electorales Muñoz sentenció que un voto por la independencia sería un voto por la ruina económica de Puerto Rico. La palabra muñocista era omnipotente, pero el pueblo podría cuestionarse de que ¿si no es Independencia y menos la Estadidad seguiríamos como una colonia? Al propio Muñoz le mortificaba el planteamiento. Y recurrió al nombre de Estado Libre Asociado. Otra mentira. No porque no pudiera darse un pacto de libre asociación entre Estados Unidos y un Puerto Rico soberano, sino porque en lo menos que pensaba entonces El Vate era en una “soberanía sin adulterar” para la Isla . Fue la Ley Federal 600 la que dispuso el que los puertorriqueños redactaran una carta constitucional que nunca llegó a ser un gesto de auto determinación ya que la misma fue enmendada por la nación que lo ordenaba. ¿Nos auto determinamos los puertorriqueños cuando redactamos una constitución? Claro que no. Otra mentira. Una lindeza fue la del pacto porque eso de “In the nature of a compact” NO ES UN PACTO; podrá ser algo que se PARECE a un pacto pero no es un pacto. Otra mentira.

Con ese bulto de mentiras fueron los representantes de Puerto Rico junto al embajador Mason Sears a jurar ante las Naciones Unidas que Puerto Rico había dejado de ser una colonia de los Estados Unidos y a esos efectos pidieron que el caso se sometiera al pleno de las Naciones Unidas para que ellos, con su voto comprometido, convirtieran la mentira en una verdad. Pudo más el poder de los Estados Unidos en la ONU que la verdad y medio mundo llegó a creer, incluso una mayoría de boricuas, que nos habían descolonizado y que honrábamos el título de Estado Libre Asociado.

Todas esas mentiras se las llevará el 2015. Mucho duraron.

Sigue por ahí, dando candela electoral con el PNP, la quimera de la Estadidad, movimiento político que tiene su justificación moral en un sólo detalle: la ciudadanía ‘americana’ del puertorriqueño. En su contra el antagonismo de las culturas empezando por el factor fundamental del idioma. Pero Puerto Rico no solamente NO ES UN PUEBLO BILINGÜE sino que tampoco ha sido ASIMILADO por los anglosajones. Tampoco se han desarrollado grandes afectos entre el Imperio y la Colonia. Es por eso que con el tiempo, y muy particularmente en ESTOS TIEMPOS; la actitud del gobierno imperial y en general, los sentimientos de los ‘americanos’ hacia nosotros han sido de total indiferencia quizás como secuela de la hostilidad de su política migratoria. Porque, aunque la Estadidad sigue siendo un proyecto de minoría en nuestra isla; ni hablar de cuan poco tiene de atractivo para Washington, tanto en Casa Blanca como en el Congreso.

Es verdad que la Estadidad tiene el atractivo especial para algunos puertorriqueños de querer integrarse, ser parte, de la más rica y poderosa nación del planeta. Sin embargo, no toman en cuenta lo que cuesta esa integración a hispanos parlantes y a personas de una etnia distinta a la dominante en una sociedad matizada por fuertes rasgos de racismo que en estos momentos se manifiesta más agresivo y hostil hacia minorías migrantes. Y es precisamente en estos momentos en que los Estados Unidos demuestra no importarle la crisis fiscal que sufrimos en la isla los puertorriqueños, crisis con tendencias a convertirse en una ‘humanitaria’, que cobra fuerza el freno de un sentimiento nacionalista que valora más que nunca nuestra cultura e historia y que clama por la verdadera descolonización de Puerto Rico exigiendo un soplo de soberanía que nos haga un Pueblo libre.

CUANTO GANARÍAN LOS ESTADOS UNIDOS Y PUERTO RICO SI COMO PARTE DE SU POLÍTICA DE NATION BUILDING WASHINGTON HICIERA DE SU COLONIA EN EL CARIBE UNA REPÚBLICA CON TODOS LOS ATRIBUTOS DE UNA MOST ‘FAVORED NATION’ COMO HICIERAN CON EL ESTADO DE ISRAEL.

El año 2015 ha sido el de las VERDADES para el imperio y para la colonia porque ha sido en este cuatrienio que los Estados Unidos nos han demostrado que no guardan el más mínimo afecto o interés por Puerto Rico y los puertorriqueños. Por eso, el gobierno de Barack Obama nos ha “tirado a los buitres” con la complicidad de una legislatura republicana que nos considera inferiores e incapaces de hacerle frente a sus abusos optando por el camino de la libertad, la dignidad y la decencia. Culminación de sus verdades.

Nosotros ripostamos con la verdad de que nuestras deudas son impagables. Que nuestra ruina económica es consecuencia de 117 años de COLONIALISMO y por eso no es equivocado afirmar que los Estados Unidos NOS DEBEN mucho más que la cantidad que debemos a nuestros acreedores. Que por habernos invadido y sojuzgado por tanto tiempo nos deben, LA LIBERTAD y la posibilidad de ser una nación libre y soberana. Que merecemos la indemnización de que el Imperio subvencione nuestra INDEPENDENCIA para honrar nuestra nacionalidad y nuestra ciudadanía en la política como lo hemos hecho en el deporte; para honra de ellos también que tendrían en la República de Puerto Rico una nación amiga.

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